La boda de Natalia y Álvaro en Aracena, Huelva

Llegó el momento. Álvaro había preparado en secreto mi vehículo para ir a la iglesia, y yo no sabía nada. Acertó, era un charre tirado por dos mulas que conducía su tío. Siempre le había dicho que mi ilusión era ir en un coche de caballos, pero esto, por ser todo en conjunto, superó todas mis expectativas. Tanto es así, que de los nervios y la emoción me fui sin el ramo, menos mal que antes de llegar me di cuenta y mi madre pudo ir a por él.

La ceremonia fue fantástica, muy sencilla, pero a la vez muy emotiva. Mi suegro, mis cuñados, mi hermana, mis amigos, mi padre, y hasta mi suegra, nos leyeron durante ella. Mi sobrina Zulema y mi sobrino Isaac portaron las alianzas y las arras, regalo de mi cuñado, de la Guardia Civil.

Terminada la ceremonia, vino un momento muy especial. Todos los compañeros de Álvaro, vestidos con los uniformes, nos hicieron el pasillo de salida. Fueron miles las fotos y vídeos que nos hicieron en ese momento, pero era de esperar, era un momento simplemente especial y único.

Los invitados se fueron para el lugar del convite, y nosotros nos fuimos a hacer unas cuantas fotografías. El Catillo de Aracena y Santa Catalina, lugares especiales y mágicos por su belleza. La puesta de sol, inigualable.

Llegamos al convite. Todo salió perfecto. El tiempo acompañó para realizarla al exterior, la comida, el servicio del catering, las instalaciones, la noche: todo era perfecto, como lo había soñado. De pronto, comencé a percibir que sí, que era real, me había casado con el hombre de mi vida. La velada transcurrió llena de sentimientos, junto a todos nuestros familiares y amigos.

Repartimos unos regalos a nuestros invitados que con mucho cariño e ilusión habíamos hecho. Los alfileres los habíamos realizados nosotros mismos y eran mini guardias civiles, o como yo los llamé, “mini álvaros”. A las mujeres también les dimos unos abanicos de madera que estaban en una funda de color oro con una tarjeta con nuestros nombres y la fecha de la boda. Y a los hombres, un sobre con un pañuelo para colocar en las chaquetas de los trajes.

Pasamos al salón e hicimos nuestro baile. anteriormente preparado y coreografiado. Era la canción de Freddie Mercury, "Don’t stop me now". Nos encanta y, además, la letra traducida, era la ideal para ese momento. Nadie sabía cuál iba a ser, y les sorprendió muchísimo.

Después volvimos a sorprender con una charanga que amenizó parte de la barra libre. Era la charanga de Guillena, Los Alternados. Geniales, 100% recomendables. Para terminar la noche contamos con nuestro amigo y DJ Mawi, que hizo que nosotros y los invitados nos divirtiéramos hasta el amanecer; prueba de ello, las fotos.

En fin, todo salió mejor, muchísimo mejor de los que había podido imaginar. Cada vez que lo recuerdo, se me dibuja una sonrisa en la cara y hasta se me saltan las lágrimas. Para mí, sin duda, fue uno de los días más importantes de mi vida.