La boda de Miriam y Ivan en Vilafranca Del Penedes, Barcelona

Al salir de casa tengo una anécdota que por suerte acabó bien y ahora me río, pero podía haber sido una tragedia. Os cuento, al salir del portal me hice algunas fotos con familiares y amigos. Yo estaba super tranquila, nada de nervios. Subo al coche, conducía uno de mis cuñados. De copiloto mi madre y a mi lado mi padre, todos ellos son fumadores y al par de minutos de arrancar empecé a oler a colilla y le digo: "Cuñao, ¿ya has fumado? Me dice que no, sigo con el olor y digo: "Papá, ¿te has dejado una colilla encendida en el cenicero o qué? Y me dice que no. Entonces digo: "Mamá, pues has sido tú, porque huele a quemado". Ella también dice que no, me da por mirarme la cola del vestido y para mi sorpresa veo que tengo una colilla enganchada en una de las capas de tul y que ya ha quemado unas 5 capas (bueno quemar, quemar, no del todo, pero ya había agujero y el tul quema rápido). Por suerte lo apagué con el dedo y me eché unas risas con mis padres. "Imagínate que tenemos que parar el coche porque tu vestido está ardiendo". "Y yo sin sujetador" les decía, ¡qué vergüenza! (porque el vestido ya me apretaba suficiente). Así empezó mi día...

Al llegar a la iglesia en Vilafranca del Penedès, la pareja que se casó antes que nosotros no había salido a la hora que tocaba, así que me tocó esperar en el coche unos 30 minutos muerta de calor y ya con nervios.

Al fin en la iglesia todo salió de lujo. Incluso el cura que nos casó fue un "cachondo". Al finalizar la misa nos dijo: "¿Queréis decir algo?" y mi ya marido cogió el micro y se puso a agradecer a los invitados su asistencia. Bueno, aquello parecía que estaba preparado pero no fue así. Nos reímos un ratito. Al salir, una amiga nos había preparado unas palomas blancas para lanzarlas, fue muy emotivo.

El momento restaurante lo resumo en una palabra, espectacular. La comida perfecta, el servicio maravilloso y encantador y el entorno de lujo. Para entretener a los invitados mientras nos hacíamos las fotos en la masía contratamos al mago Gang, ¡os lo recomiendo! Es un tipo peculiar y hace unos trucos de magia increíbles.

Para resumir, decir que lo pasé en grande en todo momento, que no quise perder detalle de nada (pero no fue así, porque de la misma emoción no puedes estar en todo). Mi noche acabó con novia al volante, es decir yo. ¡Y cena en la pizzería!