La boda de Mikel y Cristina en Donostia-San Sebastián, Guipúzcoa
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M&C
11 Jun, 2016El día de nuestra boda
Si cuando fijé el tiro en un callado camarero de un bar de la Parte Vieja Donostiarra hace 9 años alguien me hubiera dicho que acabaríamos uniendo nuestras vidas para siempre... Le hubiera dicho que sí. Pero tuvo que pasar un tiempo para que llegara nuestro momento.
A pesar de las idas y venidas, hace 4 años Mikel decidió conquistarme de nuevo, esta vez en serio, y 3 después estábamos planeando uno de los días más increíbles de nuestras vidas. A pesar de ser ya una familia con nuestros dos pequeños de cuatro patas, decidíamos celebrar nuestro amor rodeados de todas las personas que nos quieren.
Eché mano de mis dotes y experiencia en eventos para organizar cada detalle del día B. Meses de diseños, decisiones, búsquedas y nervios que por fin daban sus frutos el 11 de junio de 2016.
Las calles mojadas me daban la bienvenida a las 6.30 de la mañana de ese sábado de principios de verano acompañada por mi padre camino a la peluquería tras pasar la noche en casa de mi familia por aquello de mantener la magia. En Ef27 me daba la bienvenida mi prima, la encargada de ponerme guapa este día, con más nervios que los míos, que extrañamente habían desaparecido tras las pocas horas de sueño. Nos acompañaba también Thalia, parte del fabuloso equipo de Reflejo Pilomotor, a la que además conozco desde el instituto y que grabó cada momento con el máximo cariño.
Seguir leyendo »Terminaba mi croissant mientras mi prima daba los últimos retoques al maquillaje para volver a casa feliz y radiante, recibiendo mensajes de muchos seres queridos, incluido mi futuro marido, que me daba los buenos días y confirmaba vía Whatsapp que no se había dormido, ¡para mi tranquilidad!
A casa llegaban también Yosu y Carmen de Tribeca Estudio con sus cámaras y sus sonrisas, y después mi madre y mi hermana con sus elegantes peinados. En familia terminaba de ponerme el vestido, disfrutando de cada segundo antes de que llegase el increíble coche de los años 50 que nos llevaría a mi padre y a mí al Ayuntamiento. El MARAVILLOSO Buick Century turquesa causó sensación en la carretera, y más aún al entrar en la avenida en la que nos esperaban los invitados.
No salí del coche hasta que todo el mundo estuvo dentro, queriendo reservar ese momento de entrada triunfal en el Salón de Plenos. Las campanas de las 11.00h repicaban mientras mi hermana terminaba de colocar el tul de mi vestido sobre el mármol. Agarré a mi padre fuerte del brazo para subir las escaleras con el Canon de Pachelbel de fondo, con el que siempre había imaginado ese momento.
Y por fin le vi al final del pasillo, nervioso, lo que me hizo sentir una mezcla de risa y llanto de felicidad. Al llegar a él me sentí como una quinceañera en su primera cita, tímida y temblorosa, pero poco a poco la ceremonia me devolvió la calma. Mi hermana leyó un texto de "El Principito", un libro muy especial para mí por muchas razones, y con él y el intercambio de los anillos terminaba la ceremonia, aunque lo mejor estaba por llegar.
Al salir del Ayuntamiento nos rodearon de confeti, burbujas y mucho cariño, y tuvimos la oportunidad de saludar a todos los invitados antes de encaminarnos a la sesión de fotos que disfrutamos muchísimo gracias al buen hacer de nuestros fotógrafos.
Después llegábamos al restaurante, en el que habíamos encontrado el entorno perfecto para nuestra acogedora boda con 60 invitados. Rodeados de naturaleza entrábamos al jardín donde una vez más nuestros amigos y familia nos recibían entre aplausos. Allí la maravillosa Izaskun de Flowers and Co había colocado la maravillosa mesa de bebidas que le había pedido y el coctel transcurrió entre risas y abrazos, dando paso al banquete que disfrutamos en el salón interior, una antigua sidrería renovada de decoración moderna y rústica que llenamos de flores silvestres. Tuvimos también la oportunidad de probar la sidra de los barriles, algo muy tradicional en el País Vasco que sorprendió sobre todo a los invitados llegados de fuera.
Tras la comida, regalos, sorpresas, y muchísimas emociones, llegando incluso a ver lágrimas por primera vez en los ojos del que ya era mi marido. Tras cortar la maravillosa tarta realizada por Sayalero como regalo de uno de los invitados y en los que colocamos los muñecos pintados por mí (en los que también tuvieron presencia nuestros dos perros), abríamos el baile con la canción Bound to You de Christina Aguilera.
Poco a poco se sumaron las familias y los amigos y dimos paso a la gran fiesta que tenía preparada el gran Edu Bengoa de Bengoa DJ´s. Además, Stickfoto nos montó un photocall espectacular que fue el punto fuerte de la tarde, ya que cada invitado pudo llevarse una gran cantidad de fotos impresas al momento.
Al caer la noche mi hermana me sorprendió con un maravilloso video que me hizo llorar sin consuelo, en el que algunos de los protagonistas no eran otros que aquellos seres queridos que hace años que no están con nosotros.
Después, un gran autobús puso rumbo de nuevo al centro de la ciudad, donde los más jóvenes tomamos la última copa en el Bar Etxebe, aquel en el que se cruzaron por primera vez nuestras miradas hace 9 años.
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