La boda de Miguel y Noelia en San Ildefonso O La Granja, Segovia

El día de nuestra boda

¡Ni en el mejor de mis sueños podría haber imaginado un día así! La verdad es que es muy difícil explicar con palabras cómo fue el día de nuestra boda. Desde la mañana fue un día muy especial, emotivo y feliz. Habíamos preparado todo con mucho mimo, tanto la ceremonia que fue preciosa y muy amena, como en el restaurante. Amenazaba lluvia todo el día y la verdad es que nos respetó bastante; llovió un poco en mi entrada, pero no impidió que fuera una entrada feliz y preciosa. Todos los profesionales del restaurante/finca fueron increíbles; aun amenazando lluvia nos montaron el cóctel en el precioso jardín con sombrillas por si llovía. Llovió un pelín cuando llegamos, pero nada. La comida, impresionante; toda la decoración que les habíamos llevado, cuidada al detalle y colocada tal cual les dijimos. Al entrar al salón empezó a diluviar, así que genial porque no nos mojamos. Pudimos hacernos todo el reportaje de fotos, que gracias a los pedazo fotógrafos que contratamos tenemos unos fotones de preboda y de boda impresionantes. Fue un día inolvidable, espectacular, lleno de emoción, de reencuentros y de sorpresas, ya que gracias a mis amigas, mi compis de trabajo y parte de mi familia cumplí uno de mis sueños en el día de la boda, y era que me bailase un grupo de jotas en el que yo bailé y que me encanta. ¡Y aun lloro al recordarlo cuando tras el arroz comenzó a sonar la dulzaina y se abrió la gente y lo vi! Y el párroco que es supersimpático permitió que quitaran unos bancos de la entrada de la iglesia para que pudieran bailar ahí "El arco" sin peligro para los danzantes por la lluvia o el suelo mojado. ¡Jamás en mi vida he sido tan feliz! Hemos disfrutado de cada momento, estábamos pletóricos y eso se notó porque contagiamos al resto de invitados que nos han dicho que lo pasaron genial. La pena es lo rápido que se pasa todo, pero merece la pena tanto esfuerzo durante todos estos meses.