La boda de Miguel y Libertad en Valencia, Valencia
Elegantes Invierno Rojo 10 profesionales
M&L
23 Dic, 2016El día de nuestra boda
Esa noche casi no pude dormir mucho y por la mañana aún me quedaban cosas por hacer, por lo que el tiempo pasó volando. Llegué a recoger el ramo (que por cierto se me olvidaron los prendidos) y me fui corriendo a preparar todo incluyendo las maletas y todo lo del hotel para la noche de bodas.
Esa mañana fueron unos amigos y mi madre (benditos todos ellos) a ultimar la decoración del salón y a recoger los prendidos.
Llamé a un taxi para que me llevase al hotel con todos los bártulos, pero el taxista que me esperaba en la puerta de casa había apuntado mal el nombre y yo estaba en la calle, cargada con mi vestido de novia esperando a que me recogiesen para llevarme al hotel. Finalmente, y después de unos 30 minutos, nos dimos cuenta de que era a mí a quien tenía que recoger.
La boda era a las 18h30 por lo que llegué al hotel antes de las 13h para maquillarme y peinarme. Una vez llegué al hotel (casi me dejo el ramo en el taxi y el vestido en el hall) estábamos solas la estilista y yo, por lo que pude relajarme un poco. Lo cierto es la estilista que fue una muy grata compañía durante esas 3 horas donde yo seguía sin creerme donde estaba.
Seguir leyendo »Más tarde llegaron al hotel mi madre, mi madrina y mis damas de honor, casi justo cuando llegaron el fotógrafo y el videógrafo.
Por suerte cuando llegaron yo ya estaba lista y pudimos hacernos unas fotos en condiciones, casi sin prisas. De todas formas, yo ya estaba acelerada y seguía sin creerme donde estaba.
Sobre las 18h llegó el coche de alquiler y me subí con el padrino, sólo había 1 km de distancia entre la iglesia y el hotel, pero con todas las emociones juntas sentí que se había parado el tiempo por ese momento. Cuando llegué con el coche aún no había entrado mi chico, así que lo vi un poco de refilón desde el coche (tenía muchas ganas de verlo y estaba guapísimo).
Empezó a sonar la música, me acercaron a la puerta de la basílica y salí temblándome las piernas. En ese momento, para mí, no había nadie más, solo él que me veía de fondo.
Pasamos bien la ceremonia y las fotos de rigor de después.
Llegamos a la hacienda y todos los invitados nos esperaban. Entramos con el "canon en re mayor" y luego al salón bailando con una versión marchosa.
Durante el sorbete pusimos el "cumpleaños feliz" y les dimos un detalle a los 7 cumpleañeros.
Durante el postre hicimos una presentación en power point para las madres y les regalamos un ramito de flores, les encantó y se emocionaron muchísimo.
Luego, unos amigos nos prepararon a nosotros también una presentación power point y un vídeo, donde mi chico también aprovechó para sorprenderme con un ramo gigante de tulipanes.
Casi acabando la tarta, el grupo de amigos de la universidad salieron de la cocina con atrezzo navideño, con globos con dinero dentro y con un maletín lleno de monedas. Nos hicieron un juego para adivinar el código que abría el maletín y los globos tuvimos que explotarlos (he de admitir que yo hice trampas y usé objetos punzantes).
Utilizamos una cámara polaroid para colgar las fotos en el libro de firmas y la gente colgaba también sus deseos en unas tarjetitas que habilitamos para el árbol de deseos, que era el mismo árbol de navidad. Durante la fiesta la gente se lo pasó genial (incluso iban picando del Candy Bar y de la fuente de chocolate) y acabamos a las 5 de la mañana.
Cuando llegamos al hotel nos esperaba una botella de cava y unos bombones, ¡pero estábamos tan cansados que casi nos dormimos vestidos!
Un día inolvidable para nosotros, y para los que limpiaron la habitación del hotel que aún estarán recogiendo arroz.
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