La boda de Miguel y Jenny en Palau De Plegamans, Barcelona

El día de nuestra boda

Me desperté muy muy temprano, sobre las cinco de la mañana, la tarde de antes mi marido ya se había ido a casa de su madre y yo me quedé en mi casa con nuestro hijo y mi madre, que vino a quedarse conmigo, la peluquera llegaba a mi casa a las 7 y como no podía pegar ojo, cuando me levanté estuve barriendo y fregando de nuevo todo el salón por si las moscas, luego llegó la peluquera y se puso manos a la obra con mi madre y yo, mientras no paraba de dar vueltas por la casa porque ya tenía bastantes nervios. Cuando acabó con mi madre empezó conmigo y mientras me peinó la verdad que estuve muy tranquila, riéndome y haciendo bromas, escuchando música y contando anécdotas de cuando era pequeña y de cuando conocí a Miguel. Todo iba bien, los nervios controlados, hasta que picaron a la puerta el fotógrafo y el videógrafo, ahí ya los nervios se apoderaron de mí hasta el momento de llegar a la ceremonia, un nudo en el estómago y no le pasaba ni el agua, pero fue al entrar, que lo vi de lejos, cuando mis nervios se esfumaron. Solo quería llegar al altar para abrazarlo y así fue nada más llegar sonando de fondo la melodía de "now we are free" de Gladiator nos fundimos en un emocionante abrazo, porque los dos pensamos en ese momento lo hemos conseguido, la espera ha sido dura, pero el día llegó.