La boda de Miguel Ángel y Minerva en Aranjuez, Madrid

Unos amigos nos dieron un pequeño concierto en directo durante el cóctel que fue precioso la verdad, con canciones significativas y dedicadas (tenemos poco, pero grandes amigos). ¡Hasta dedicaron canciones a mis padres!

En la cena ya no podíamos comer más, pero pude sorprender a mi chico con regalitos que le encantaron, cortamos la tarta y cenamos super bien.

Tiramos el ramo juntos dos veces porque una se puso una tía de mi chico y dijo que era demasiado mayor que lo volviera a tirar, pero que le hacía ilusión cogerlo, jajaja

Así que lo lanzamos otra vez, ¡y lo cogió su hija! Jajaja ¡Así que se fue superfeliz con el ramo! La decoración gustó tanto que me pidieron varias personas llevársela así que estoy orgullosa, jajaja Después con la excusa de ir al baño, me cambié muy rápido para el baile nupcial y sorprendí a todos con otro vestido precioso que a mi marido le encantó, aunque reconozco que en los ensayos no se me ocurrió probar con cola ni con un solo tirante, así que ¡momento divertido! Me puse varias veces sola el vestido y se me salió un pecho delante de todos, jajaja Aunque fui tan rápida que nadie vio absolutamente nada de nada. Pero ¡sí! ¡Me marqué un Sabrina! Después del baile apenas se quedó la gente, pero nos quedamos los amigos y lo pasamos genial haciendo el tonto, bailando y bebiendo (aunque el catering puso 3 canapés de los 7 que pagamos y no nos dejó la tarta preparada como hablamos, amén de mosquearse porque no dimos los regalos a los invitados cuando a ellos les venía bien). Miguel y yo nos fuimos a dormir, pero algunos ¡ni eso! A la mañana siguiente estaban aún despiertos, jajaja El domingo lo pasamos también juntos haciendo barbacoa y hablando.

Como veis, hubo muchísimo movimiento y bastante lío, pero nos quedamos con lo bonito del día, los momentos especiales y lo felices que fuimos y vimos a nuestras familias y amigos serlo con nosotros.