La boda de Miguel y Ana en Santpedor, Barcelona

El día de nuestra boda

Bien, al fin puedo escribir nuestra crónica.

Durante los preparativos disfruté de cada momento, fueron 18 meses de citas, búsqueda de ideas, manualidades y muchísimos comentarios.

Al fin llegó nuestro día, un día de lluvia precioso. Empecé durmiendo en casa de mi hermano, que fue mi padrino. Al despertar me quedé alucinada de lo tranquila que amanecí. Desayunamos junto a mis hijas y empezó el desfile: mi madre y mi otro hermano, la peluquera, el florista, el fotógrafo, mi mejor amiga, y el del autobús. ¡Nos divertimos muchísimo con las fotos!

Al llegar al restaurante paró un poco de llover y, aunque mi canción tardó casi 5 minutos en entrar, todo fue bien; mi chico estaba guapísimo y emocionado esperándome y la ceremonia fue preciosa. El juez leyó un poema y mi hermano hizo un discurso muy emotivo con el que lloró todo el mundo. Al final de la ceremonia nos tiraron pétalos y mis compañeros de trabajo (amigos, en realidad), nos tiraron acelgas. Era una broma, ya que soy cocinera.