La boda de Maxi y Cristina en Cantalejo, Segovia

El día de nuestra boda

Comencé el día muy tranquila, desayunando con mi madre y mi amiga Lucía mientras comentábamos lo bien que había salido la recepción de la noche anterior. Después nos fuimos mi madre, la madrina y yo a la peluquería, y tras una buena sesión de cepillo y maquillaje, todavía nos dio tiempo a decorar el salón de actos del Ayuntamiento antes de irnos a vestir.

Los nervios llegaron según se acercaba la hora de salir de casa, pues creí que íbamos muy tarde, y un cuarto de hora antes de salir se estaba empezando a vestir todo el mundo: mis padres, mi hermano, mi primo, que llevaba el coche de la novia, y yo. ¡Menos mal estaba mi tía Feli para ayudarme!

Cuando por fin salimos, estaba hecha un flan, y al llegar al Ayuntamiento y ver a todo el mundo allí, incluido el novio, tuve que contenerme para no llorar. ¡Por fin había llegado el momento!

Tras saludar a todo el mundo, entramos en el salón de actos y la ceremonia fue muy breve. Mi padre lloró.

Desde allí, fuimos todos hasta el Restaurante El Molino Grande de Duratón (San Miguel de Bernuy), donde el cóctel, la comida y el baile hicieron las delicias de todos, que nos felicitaron por lo bien que lo habían pasado.