La boda de Mario y Maday en Caviedes, Cantabria

El día de nuestra boda

Ha sido un día mágico, superemotivo y muy especial. Realmente mucho más de lo que había soñado nunca. Desde que tuvimos que aplazar la boda por el virus no las tenía todas conmigo de poder hacer una boda como siempre, con besos, abrazos, bailes… Y me equivocaba, hemos tenido muchísimo cariño en nuestro gran día y hemos sentido a todos nuestros invitados muy muy cerca.

Disfrutamos muchísimos de cada momento, cada sorpresa, cada detalle de nuestro día y yo no he podido ser más feliz. Repetiría ese día mil veces sin cambiar absolutamente nada, porque todo fue perfecto. Tuve todo lo que quería y con lo que había soñado tantas veces… Vestirnos en un palacio con una fachada llena de enredaderas (que me rechiflan), celebrar en una finca y tener caballos sueltos por allí, una ceremonia en plena naturaleza con los colores del otoño de fondo, un cielo de luces, muchas flores, fuegos artificiales, mesas italianas, fotomatón… Y, por supuesto, celebrar nuestra boda con nuestros niños y acompañados de las personas que más nos quieren… Imposible pedir más. Fue un día maravilloso e inolvidable que quedará grabado en nuestra memoria para siempre. Perfecto con todas las letras y en mayúsculas.