La boda de Mario y Dan en Salamanca, Salamanca

Llegamos un pelín tarde al Ayuntamiento, nos bajamos del coche y empezaron los flashes y las fotos y allí vimos a nuestras otras dos madrinas. Madre mía que despliegue; bellas, radiantes. Y los peques, dos tesoritos de la mano que nos llevaron los anillos hasta el "altar". Pero antes de entrar todos nuestros invitados nos esperaban ansiosos para vernos llegar.

Después la ceremonia, nuestra oficiante, un encanto, conocida de la familia de toda la vida y emocionada. El discurso de nuestras madrinas ¡qué emoción!

Mi cuñada de DJ nupcial y llegó el gran momento: los votos y los anillos, y aquí sí, difícil hablar sin llorar un poquito, de emoción y alegría (según nos han contado, no pudo evitar llorar ni es más duro del oeste).

Ya casados salimos del Ayuntamiento y arreció una lluvia de arroz, pétalos y burbujas. Después las fotos de grupo y ya solos el reportaje con nuestros fotógrafos.

No nos queríamos perder nada, así que llegamos al principio del coctel hicimos la entrada con la melodía oficial de este año en Eurovisión (sí somos fans) y toda la música durante el coctel fue de Eurovisión se escucharon varios idiomas: español, inglés, francés, griego y rumano entre otros, casi tantos como nacionalidades de nuestros invitados.

Después la comida, todo riquísimo y al final el corte de la tarta, y aquí aparecieron los mininosotros, unos fofuchos que hacían las veces de muñecos de la tarta que nos regaló nuestra madrina.

Finalmente, el baile con candy bar, aún nos quedan chuches por comer y el photocall, ese sí que dio juego.

Los que aún aguantábamos fuimos a tomar una última en un bar cercano.

El día acabó casi como empezó, nosotros y nuestra pequeña de 4 patitas en el hotel, pero con una gran diferencia, esa noche dormimos tan felices que no se puede explicar y con la seguridad de haber formado una familia única, especial y sobre todo nuestra.