La boda de Mario y Carolina en León, León
De noche Verano Granate 3 profesionales
M&C
17 Ago, 2013El día de nuestra boda
Por fin llegó el día 17 de agosto, esa fecha marcada en el calendario, desde hacía un año que se veía tan lejana.
Me levanté de la cama a eso de las 10 de la mañana y mi madre ya me había preparado el desayuno y se había vestido para ir a la peluquería. Desayuné y con tranquilidad (la verdad es que parecía que la cosa no iba conmigo ;)), me fui a duchar y a vestir para ir yo a la pelu, que tenía hora a la una.
Mientras pasaba el tiempo, me metí aquí a ver los últimos debates, a desearle suerte a las chicas que se casaban el mismo día y a responder a muchas otras que me daban ánimo y me felicitaban en mi día especial (gracias a todas, chicas ;)).
Me fui a la pelu y me peinaron, aunque no sé por qué no me hicieron el moño igual que el día de la prueba y no me hacía mucha gracia pero bueno ya había llegado el día y no quería que nada me lo estropease. Cuando salí de la pelu ya eran las 3 de la tarde, y fui a casa de mi suegra a recoger mi ramo, que estaba en casa de una vecina para que mi ya marido no lo viera, y volví a casa de mi madre a comer.
Seguir leyendo »A las 17.00 teníamos vez para maquillarnos mi madre y yo y cuando llegamos la chica que nos maquillaba había sacado 3 benjamines de champán y unas copas para brindar. Hasta el momento 0 nervios, además Marta, que es la chica del maquillaje, consiguió arreglarme un poco el moño, y ya me gustaba más. ;)
Volvemos a casa de mi madre para vestirnos y cuando llegamos ya estaba allí mi padre que ya había llegado a buscarme. Se nos había ido la hora, eran las 18.30, me casaba a las 19.30 y estaba aún sin vestir. Aquí empezaron los nervios, carreras para un lado, ¿dónde están las medias?, ¿y la liga?, ¿y dónde están los pendientes? ¡Ufff!
Conseguimos vestirnos y salimos por la puerta de casa a las 19.25, ya me habían dicho por fin que Mario llevaba allí ya desde las 19.15 (bueno por lo menos estaba y no se había echado para atrás).
Llegando ya cerca de la iglesia le digo a mi padre: “para papá que necesito ir al baño que no me aguanto”. Menos mal que mi abuela vive al lado de la iglesia, así que paramos allí y tuve que subir porque no me aguantaba. Y bueno, sal del coche, refajo para arriba, refajo para abajo, vuélvete a meter en el coche, cuidado con el moño, cuidado no pises el velo... Total que entré por la puerta de la iglesia a las 19.45.
Según llega el coche y me abre la puerta la fotógrafo, me quedé como en shock, toda la gente allí fuera, no sabía para donde mirar ni qué hacer. Debí ponerme más blanca que el vestido (ahí me di cuenta de que la cosa sí que iba conmigo). Me agarró mi padre del brazo y con los 3 niños delante (un sobrino y dos hijos de primos, dos niños y una niña), entramos por la iglesia, pisando la alfombra roja que siempre quise ;), y al compás de “Hasta mi final” de Il Divo cantada por cuatro tenores y acompañada con un violín y piano, la verdad es que estaba tan asustada (por no decir otra palabra), que ni me enteré de la canción y mi padre iba muy rápido y yo le decía: “Más despacio que no escucho la canción”, y allí al fondo estaba Mario, guapísimo mirándome y sonriendo, así que ya supe enseguida donde mirar. Empecé a oír la canción y miré alrededor y mis amigas llorando a moco tendido, y a mi madre, y a mí casi se me escapan, pero aguanté y llegué al altar. Nos dimos un beso y nos sentamos. Fue sentarnos y se me quitaron todos los nervios, me relajé y el color volvió a mi cara.
Leyó mi hermano la lectura de la misa y el salmo, mientras los niños de las arras lo pasaban pipa tirando las arras por el suelo y haciendo volar por los aire el cojín con los anillos. No nos estábamos enterando de nada de lo que decía el cura, estábamos pendientes de los niños, que nos iban a dejar sin alianzas y con algun arra de menos.
Los tenores cantaron además Let it be (precioso, impresionante, me encantó); Ave Maria de Gounod y Bendita la luz.
Casi al finalizar la misa, después de haber dicho ya que sí queríamos, arras y anillos entregados y los nenes con sus padres en el banco, Mario salió a leer él mismo las peticiones, leyó las que le había dado el cura y cuando las terminó dijo algo así como ahora van las mías, y leyó 4 o 5 frases de canciones como: Porque quiero estar cerca de ti, lo más lejos a tu lado, porque todas las noches sean noches de boda y todas las lunas sean lunas de miel, o porque sólo quiero que la ola que surge del último suspiro de un segundo, nos transporte mecidos hasta el siguiente, roguemos al señor ;) Miré para atrás y mis amigas allí seguían a moco tendido y yo casi, pude aguantar como una campeona para no estropear el maquillaje ;)
Bueno, terminada la boda, fotos en el altar con la familia, amigos y demás. Salimos de la iglesia y lluvia de arroz y pétalos y confeti... De todo, pero el arroz lo tiraban a mala leche, además se metía dentro del oído y venga arroz, y mi marido con el traje blanco y yo con las orejas llenas de arroz. ¡Venga, para el restaurante!
Los invitados fueron en bus y nosotros subimos en el coche de mi padre delante para hacernos las fotos en los jardines del restaurante. Nos hicimos las fotos y subimos a la zona del aperitivo, y más fotos y con el novio en brazos y con la novia en brazos, y saltando y poniendo caretos. Lo pasamos muy bien ;).
Llegó la hora de entrar en el banquete, aquí venia la sorpresa, pues las invitaciones de la boda eran entradas de concierto y era lo que íbamos a hacer. Micrófono en mano, entra Mario cantando Amante bandido, y bailando a lo Bosé. La gente flipando, acaba él y entro yo cantando Blanco y Negro. Se me acoplaba el micro, pero no pasaba nada, yo estaba en mi salsa pasándomelo bomba. Cuando terminé nos juntamos y fuimos hasta la mesa presidencial por el medio de los invitados, todos de pie y dándolo todo cantando Bienvenidos de Miguel Ríos. Fue impresionante ver a toda la gente cantando con nosotros, saltando, bailando y casi rompiéndose las manos a aplaudir.
La cena muy bien, y bastante rápido lo sirvieron todo. Llegamos al corte de la tarta con la bso de Juego de tronos (somos un poco frikis de la serie). La tarta buenísima, tomamos el café y de repente miro y Mario no está y aparecen sus amigos con una bandeja y me la dan, ¡y allí estaba toda la ropa de mi marido, calzoncillos incluidos! Lo habían desnudado y le habían dejado en el baño con la corbata y una servilleta para taparse.
Le fui a llevar la ropa y le ayudé a vestirse, volvimos al salón y fuimos a repartir los detalles. Después ya empezaría el baile que abrimos con Y nos dieron las diez (Mario es fan fan fan de Sabina, además le imita muy bien), y eso sí, en cuanto acabé de bailar, salí para afuera a fumar y a tomarme una copita. La gente se lo pasó muy bien bailando el polvorete, o haciendo la conga.
La orquesta hizo una pausa para descansar y allí salió Mario con su bombín y un micro, acompañado a la guitarra por el padre de su mejor amigo de la infancia y me cantó mirándome a los ojos la canción de Contigo de Sabina (momento super emotivo de la noche, todo el mundo pringando el moco). Cuando terminó de cantar me acerqué a darle un beso y la fiesta continuó.
Cuando acabó la orquesta salí afuera a tirar el ramo. Ya vino una de mis amigas a decirme que lo tirara para la derecha. Lo tiré con todas mis fuerzas, que casi lo encajo en la fuente, pero al final lo cogió la novia de uno de los amigos del novio.
Cuando todo acabó nos fuimos en el bus con todos los amigos a un bar de un amigo y allí estuvimos bailando hasta las 7.30 de la madrugada que llegamos a la habitación del hotel.
Se pasó el día volando y me lo pasé super bien, la gente quedó super contenta y eso es con lo que me quedo. De cero a diez, ¡un once!
Servicios y Profesionales de la Boda de Mario y Carolina
Otros Proveedores
Otras bodas en El Cigarral de Cembranos
Ver todas
Otras bodas en León
Ver todas
Inspírate con estas bodas
8 comentarios
Deja tu comentario