La boda de Marina y Sergio en Zamora, Zamora

Cuando entré cogida del brazo de mi padre, rompí a llorar y él, al verme, también. Nos abrazamos. El concejal nos tenía preparado un discurso muy bonito que nos emocionó. Acto seguido empezaron los discursos: Clara, sobrina de mi marido, que no quería salir; Unai, mi sobrino nos leyó un poema precioso que había creado él solo; la prima de Sergio no apareció; le llegó el turno de mi hermana, muy bonito lo que me leyó, no paré de llorar; luego la tía de mi marido, muy emotivo también. Para finalizar, mi madre, que estaba muy serena y tranquila. Cuando nadie lo esperaba, mi suegra también quiso decir algo. Muy bonito, sobre todo para mí.

Alguna “fotillo” dentro y seguido el arroz, que me tiraron los niños en la cabeza y hasta dentro del vestido. Después, las fotos en la peña de mi pueblo (un monte), en unos girasoles y en unas alpacas, muy rápido porque hacía calor.

Al llegar al hotel, teníamos mucha sed y hambre y decidimos tomar algo en el cóctel con los invitados, mientras nos hacíamos algunas fotos.

La entrada al banquete fue especial, ya que sonaba el Highway to hell de ACDC, la gente en pie bailando. Otro momento fue la entrega del regalo de pareja de novios, en la que su pareja no estaba en ese momento y no se esperaban nada. Luego, llegó la entrega del ramo con Limón y sal de Julieta Venegas, a mi hermana, la cual lloró un montón. Por último, los ramos a las madres y un marco de fotos a los padres, súper emotivo.

Como sorpresa, mi marido, que toca la guitarra, tocó unas canciones con su grupo de rock y me había creado una canción para mí. ¡Qué bonito!

Al finalizar, mis pies ya no aguantaban más los tacones y subimos a cambiarme a la habitación, para poder seguir con el vals, de Bryan Adams. Un día inolvidable.