La boda de Marian y Rocío en Fuentealamo, Albacete
Rústicas Primavera Morado 2 profesionales
M&R
13 Abr, 2013El día de nuestra boda
Bueno pues aquí va mi crónica chicas, aunque aún espero las fotos del fotógrafo, os pongo las que yo tengo. El día empezó tranquilo, me levanté a las 7 y media porque nuestra sobrina no nos dejó dormir más. A las 8 tenía peluquería para quitarme los rulos que los llevaba puestos desde el día anterior. Primero peinaron a mi suegra y después a mí. Al terminar con mi suegra me maquillaron y finalmente me hicieron mi peinado.
A las 10 y media ya estaba en casa y como era pronto para vestirme estuve con toda la familia de mi marido en casa, con mi pequeña jugando un poquito y preparando las últimas cosillas. A las 11 y media mi cuñada ya estaba lista y bajamos al primer piso que es donde vive mi madre y en su habitación empezaron a vestirme. Ya con el vestido puesto empezaron a llegar los invitados, pero aún faltaba por atar el vestido y colocar el velo (que era el que mi madre llevó en su boda).
A las 12 salí de la habitación. En el pasillo estaba todo el mundo y yo esperando a que mi futuro marido apareciera. Ya estaba de los nervios y casi llorando de la emoción, pero claro, no se podía, ¡había que contenerse! Eran las 12 y media cuando salimos de mi casa andando hasta la iglesia (la misa era a la 1). Llegamos a la iglesia donde estaban los fotógrafos esperándome y empezaron a hacer fotos y a grabar. Entró mi marido con todos los invitados y después yo con mi padre.
Seguir leyendo »Empezó la misa. Bueno, esto fue lo más normal, aunque lo más duro ya que yo estaba de los nervios. Mi hija de 2 añitos cumplidos ese día (ya que así decidimos que fuera la boda, el mismo día que ella nació) nos acercó las arras y anillos. Se portó genial, estuvo al lado del cura sin decir nada. Fue lo más bonito para nosotros. Terminada la misa salieron los invitados y estaban preparando los conos de arroz, pero ni llegaron a repartirlos ya que todo el mundo tenía ya arroz. ¡Habían comprado kilos! Menos mal que tiraron a los padrinos, a mi pequeña y demás invitados porque pensaba que nos iban a llenar de arroz.
De ahí al hotel. Los invitados pasaron y nosotros nos estuvimos haciendo fotos un ratito. Cuando entramos sonó la marcha nupcial, nos dieron copas de champán y todo el mundo pidiendo el beso. Entramos, nos sentamos y poco después repartí los regalos a mi madre, a mi suegra y a mi abuela. Amenicé el momento con una canción de Amaia Montero. Quedó precioso. Después seguimos comiendo lo que se podía ya que no paré ni un momento quieta.
Como manda la tradición del país de mi marido, mi suegra me quitó el velo para ponérselo a mi cuñada en señal de que ella será la futura novia. Se paseó con el velo un ratito y después lo guardé para ir más cómodas las dos.
Mientras la gente comía y siguiendo otra tradición me sacaron corriendo del salón llevándome a otro lado y dándole señal a mi marido que se había secuestrado a la novia. Me quitaron un zapato y pidieron rescate por mí. Después, con ganas de más fiesta, antes de entregar la novia al novio le quitaron a mi cuñada su zapato para ver si era el mío, y después llevaron a mi cuñada antes que a mí para alargar el “robo”. Ya por fin en brazos de un amigo y el novio de mi cuñada me llevaron hasta él donde me puso mi zapato como si fuera Cenicienta. Otra vez pidieron beso y claro, como no, la recompensa a los secuestradores. Fue muy divertido y la gente que nunca lo había visto quedó encantada.
Continuando con la celebración, comimos y bebimos hasta el momento de la tarta. Sacamos la tarta de cumple y la mía. Primero celebramos con ella y después nosotros partimos la nuestra con una navaja que es típica de aquí. Nos manchamos la nariz con nata y luego los peques nos mancharon aún más la cara. ¡Fue divertido, aunque pringoso!
Después de comer un poquito de tarta hicimos el baile nupcial. Los dos estábamos más tranquilos ya. Bailamos Michael Buble, “The way you look tonight”. Después retiraron las mesas y empezó la música que yo busqué. Con el trabajo que me costó y se animó muy poca gente, pero la verdad es que quedamos los más fiesteros.
A las 9 salimos del hotel y de ahí nos fuimos a la discoteca hasta las 2 de la mañana. Duró poquito, pero suficiente. La nena se quedó con mi madre ya que no durmió en la boda y estaba muy nerviosa (ha salido a la mamá). A las dos llegamos a casa y mi marido me cogió en brazos para entrar por la puerta de nuestra casa. Seguimos la fiesta con su familia hasta las 3 de la mañana en el sofá, con música flojita ya que nuestra sobrina dormía y mi hija estaba en el piso de abajo.
Bueno, chicas, eso fue todo el día, perfecto, pero se pasó volando. La verdad es que salió mucho mejor de lo que me esperaba y la gente quedó encantada. Por cierto, ¡deciros que las mariposas triunfaron muchísimo!
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