La boda de Marcos y Vanessa en Oseira, Orense
Elegantes Verano Azul 7 profesionales
M&V
04 Ago, 2018El día de nuestra boda
me levanté muerta de sueño. ¿El motivo? Sólo había dormido tres horas, ya que al ajetreo del día anterior que me hizo acostarme a las tantas, se sumó que a las 3 de la madrugada llegaron mi ahora marido y los amigos a darme la serenata bajo mi ventana y estuvieron hasta cerca de las 5. Llegué a la peluquería y empezó todo. Las chicas no paraban de animarme y desearme lo mejor y el chico que trabaja allí se acercó y me repitió un consejo que me había dado días antes: Si ha quedado algo sin hacer, olvídalo y disfruta, nadie se enterará. Sonreí, le dije que sí y le di las gracias. En verdad me ayudó mucho que me hubiese dicho eso anteriormente, porque me ayudó a relajarme y vivir el día a tope. Una hora más tarde llegaron mis hermanas y una amiga. Esta última entró cantando y bailando y yo sólo pensaba en que ojalá tuviese la misma energía que ella, porque aún estaba medio dormida.
A las 10 más o menos acabé, salí y me fui a hacer unos recados antes de volver a casa. El grupo de WhatsApp que tenemos entre los amigos echaba humo con los mensajes de felicitación y las bromas. ¡El día había llegado! Volví a casa y al llegar vi un montón de coches aparcados fuera. ¡La gente iba llegando! Metí el coche en el garaje y me fui a saludar. Había gente que hacía mucho que no veía y, aunque tenía ganas de pararme más con ellos, el fotógrafo estaba al caer y tenía que prepararme. Entonces se me acercó una tía con algo que le había pedido, me traía una cadena de oro que había sido de mi abuela.
Seguir leyendo »Mi vestido tenía escote ilusión, de modo que no podía ponerla al cuello, así que la enrollé en la muñeca a modo de pulsera, mientras luchaba por no llorar y estropear el maquillaje antes de que hubiese siquiera empezado todo. Subí corriendo a mi habitación. El fotógrafo llegó a los pocos minutos y le pidió a mi hermana que bajase todas las cosas que fuese a llevar ese día para hacerle fotos fuera. Cuando volvieron ya estaba lista y abanicándome a más no poder. Eran las 11:30 y hacía muchísimo calor, quien quiera que llevase los huevos a Santa Clara lo hizo bastante bien. Fotos en la habitación, sola, con mis damas de honor terminando de vestirse e incluso con mi gatita, que la pobre al ver tanta gente se puso nerviosa y se quería ir.
¡Y llegó la hora de bajar! Al salir por la puerta empezaron los gritos de "Viva la novia" y cuando llegué abajo todo el mundo empezó a aplaudir. Abracé a mi padre y luego a mi madre y ahí volví a soltar la lagrimita, ya que hacía menos de una semana que mi madre tuvo que ingresar en el hospital y, aunque a los tres días estaba en casa, todavía no estaba recuperada de todo. Pero ella tenía que estar en la boda e hizo lo imposible para que nada fallase. Salimos para subir a los coches. Mi primo (al que le había pedido que me llevase en coche a la iglesia) había alquilado un DS7 (sin que yo supiera nada) para llevarme y como era alto para que fuese mi padre en él (tiene tetraplejia y hay que subirlo a pulso al coche). Fuimos mi primo y yo solos, así también dábamos tiempo a que llegase mi padre, lo bajasen del coche y lo ayudasen a bajar las escaleras del monasterio para poder entrar cuando yo llegase.
De camino fui hablando y riendo con él, mientras cantábamos canciones que él había puesto en una playlist especialmente pensando en mí. ¡Si es que no puedo quererle más! Cuando llegamos a Oseira, se acerca mi cuñado al coche y me dice que el novio aún no había llegado, que había esperado por alguien y que se había liado, que todavía estaba de camino. ¡Y yo creyendo que ya llegaba tarde! Salimos fuera del recinto del monasterio y cuando aparcamos fuera lo vimos pasar. Esperamos unos minutos y luego entramos al recinto de nuevo. El fotógrafo se acercó y nos dijo que esperásemos, que el novio no había entrado y que cuando nos tocase, nos haría una seña para que acercásemos el coche a la puerta. ¡Llegó nuestro turno! Nos acercamos a la puerta, fotos dentro del coche, y cuando iba a bajar, se acercó mi primo para abrirme la puerta y ayudarme.
Había un trozo con adoquines y escaleras, así que le pedí que me ayudase a bajar, me cogí de su brazo y cuando llegamos a la altura de mis padres me giré y le abracé, otra vez aguantándome las lágrimas mientras él se emocionaba y me deseaba el mejor de los días. Y ahora sí, me cogí del brazo de mi madre, que empujaba la silla de mi padre, nos colocamos detrás de los peques y comenzamos a andar. Habíamos hablado con mis cuñados para que fuesen los dos niños con las alianzas y las arras, pero como el peque aún no andaba, armaron un cajoncito para meterle y engancharlo a una mini moto de juguete de su hermana y la adornaron con los colores blanco y azul. Pero resultó que, al ir por la alfombra, patinaba y no andaba, a lo que empezamos todos a reír mientras mi madre le daba empujoncito con la silla de mi padre para que volviese a arrancar.
Llegamos al altar, mi ahora marido sonriente, y yo no podía hacer otra cosa que sonreír también. El cura que ofició la misa fue genial. Nada más empezar le dijo a mi marido que iba muy bien, pero que yo estaba guapísima. Luego, cuando llegó el momento de recitar los votos, él nos decía lo que teníamos que repetir y como mi marido estaba nervioso, en lugar de mirarme a mí, miró al cura, a lo que éste le dijo "Mírala a ella, te vas a casar con ella, no conmigo". Risas generales y yo que empecé a reír y no podía parar. Llegó el turno del "Sí, quiero" y como la iglesia es tan grande, cuando le tocó a mí marido decirlo, lo dijo en voz normal, así que el cura le mandó repetirlo más alto y pegó tal grito para decirlo que todo el mundo se echó a reír. Mi turno, mismo problema al decirlo, me manda repetirlo más alto, y cuando lo repito, todo el mundo se echa a reír de nuevo y se ponen a aplaudir.
Momento arras, y como la frase es "Recibe estás arras en señal de los bienes que vamos a compartir", cuando le toca a mi marido decirlo, al acabar le dice el cura "Pero no son sólo los bienes, es el coche, la tarjeta del banco, el piso..." y todo el mundo a reír otra vez. Acabada la misa, todo el mundo empezó a aplaudir, e incluso se escuchó un "Viva el cura". Había hecho una ceremonia muy bonita y amena. Fotos con padres, padrinos y tíos, y salimos a enfrentarnos al momento arroz. Ver a todo el mundo con el arroz en la mano nos hizo titubear, pero como no quedaba otra, salimos. ¡Menuda lluvia! Primero me cubrí un poco con el ramo, pero cuando me di cuenta, mi marido me lo había quitado para cubrirse él, así que cogí el velo para cubrirme lo que pude.
Después de un buen rato de arroz, cuando ya parecía que se había acabado, vinieron los amigos y nos tiraron el arroz directamente de la bolsa. Ya nos habían amenazado con eso, porque mi marido siempre era de los que se acercaban corriendo a los novios a tirarle una bolsa entera por la cabeza, así que esta no se la perdonaron. Saludos, felicitaciones y nos subimos al coche para hacer algunas fotos antes de ir al restaurante. De camino me bebí media botella de agua de dos litros, ¡hacía un calor horrible! Paramos también en el cementerio donde está enterrado uno de los mejores amigos de mi marido, falleció meses antes de que anunciáramos la boda, así que, habiendo pedido permiso antes a la familia, paramos allí a dejarle uno de los detalles que luego daríamos a los hombres. Luego nos fuimos a hacer unas fotos a la sombra (que daba igual, e calor era el mismo) y continuamos al restaurante.
Cuando llegamos, subimos a la terraza donde se estaba sirviendo el aperitivo, charlamos un poco con algunos invitados, probamos un par de aperitivos, nos sirvieron un par de refrescos bien fríos y nos fuimos a un lateral para seguir haciendo fotos con los invitados. Cuando acabamos, llegó el momento de bajar y cuando empezó a sonar "Always" de Bon Jovi nos cogimos de la mano y entramos en medio de aplausos de los invitados. Antes de que pudiéramos sentarnos, el DJ nos dijo que alguien nos había preparado un vídeo, así que nos sentamos frente al proyector para ver un vídeo hecho con fotos nuestras de pequeños y luego desde que empezamos a salir hasta el día que nos dieron todos los amigos el regalo de boda metido en un contenedor lleno de cemento y subido al remolque de un tractor.
Acabado el vídeo, nos sentamos a comer, y luego de un par de platos, nos levantamos y empezamos a ir mesa por mesa para saludar y preguntar qué tal. Los amigos volvieron a sorprendernos. Los chicos le llevaron a mi marido una foto de todos juntos el día de su despedida y las chicas uno de mi despedida, junto con un pen con el vídeo que hicieron con nuestras fotos. Llegó el momento de los regalos especiales: figuras de novios, regalos a padres, hermanos, testigos, primos... Y también nos pusieron el SDE que nos hizo el fotógrafo. Cuando vi la medalla de mi abuela en una foto no pude evitar llorar y desde ahí empezaron a aparecer momentos que no me dejaban parar. Cuando terminó el vídeo, me abracé al fotógrafo mientras le daba las gracias y le decía que en todo el día casi no había llorado, y que él había hecho que no pudiese parar de llorar en un buen rato.
Tocaba abrir el baile, así que mientras sonaba "All I need" de Within Temptation, me cogí a mi marido y me dejé llevar por la música. No hicimos ninguna coreografía, solamente seguimos el ritmo de la música y bailamos abrazados, no necesitábamos nada más. Inaugurado el baile, la gente empezó a darlo todo y a pasarlo genial, todos bailaban con todos y lo pasaban genial. Dimos las ligas y tiré el ramo tres veces, ya que una amiga había visto un vídeo donde las amigas le daban una patada al ramo, así que, cuando lo vio venir hacía ella, imitó ese vídeo y le dio una patada propia de un futbolista. Segundo intento, segunda patada, yo que no tenía fuerzas para tirarlo porque me podía la risa y, al final, lo cogió una de mis damas de honor. Luego los amigos cogieron al novio en un momento y se lo llevaron al baño en volandas, donde le pusieron un vestido de falda y corsé que hacía años le había dejado a una amiga para carnavales, junto con unas medias de rayas rojas y negras, y una calva que hacía contraste con el melenón de mi marido.
Luego le hicieron un pasillo al llegar al salón y me llevaron hasta él y cuando lo vi me doblaba con la risa. Él me cogió y se puso a bailar conmigo, vergüencita ajena me daba. Después de las fotos de rigor, se volvió a poner el traje y seguimos con el baile. Había fotomatón, con el que la gente disfrutó muchísimo. Las chapas volaron, el árbol de huellas quedó lleno de marcas de dedos y la receta y la mesa dulce triunfaron después de horas de baile. El tiempo se iba agotando y cuando acabó el baile subimos a la terraza para ver la tirada de fuegos artificiales que indicaba que el día se había acabado. Cuando volvimos a bajar, nos fuimos despidiendo de las pocas personas que se resistían a irse. Lo estábamos pasando tan bien que nos daba pena marcharnos, pero estábamos muertos de cansancio, así que subimos a la suite del hotel para dormir y dar por finalizado un día maravilloso.
Servicios y Profesionales de la Boda de Marcos y Vanessa
Otros Proveedores
Otras bodas en Orense
Ver todas
Eurostars Monumento Monasterio de San Clodio
Jardines Pazo a Fábrica
Cabú Espacio para Eventos
Inspírate con estas bodas
Deja tu comentario