La boda de Marcos y Diana en Murcia, Murcia

La ceremonia estaba decorada a la perfección; era preciosa, la florista había hecho un gran trabajo. Mis dos sobrinos estaban delante de nosotros con los anillos y empezamos a andar. Pero como eran tan pequeños, les daba miedo y se paraban cada dos por tres, así que yo desde atrás le daba golpecitos para que avanzasen. Yo miraba hacia todos los lados, pero realmente no veía a nadie. Solo cuando vi a mi amiga Macarena me quedé mirándola mientras avanzaba por la alfombra, hasta que vi a mi marido y me quedé mirándolo el resto del camino. Me dio la mano y Nati, la oficiante, una mujer maravillosa, me preguntó si estaba lista para empezar; le dije que sí.

La ceremonia fue divertida, romántica, emotiva. Nati le dio un toque especial. Contó nuestra historia como si hubiera estado allí. Fue mágico. Creo que todo el mundo lloro. Después empezó el cóctel, con nuestra mesa sushi que fue un éxito. Pusimos música friki como Juego de Tronos, Street Fighter, World of Warcraft, Pokemon, etcétera., y la gente que las conocía nos felicitó por ello.

Yo apenas comí nada porque no me dio tiempo. Entre la gente que quería saludarme y darme la enhorabuena y los fotógrafos con el: “ponte así y ponte asa”, no había manera. Pero no me importó en absoluto. Después pasamos al salón donde sonó una canción que para nosotros era muy especial y entramos entre aplausos para hacer el brindis. No recuerdo haber brindado con mi marido, solo alzamos las copas hacia los invitados.

Durante la comida pasamos por todas las mesas porque yo quería ver si todos estaban bien, pero el camarero estaba preocupado por nosotros porque no estábamos comiendo nada. ¡Es un cielo ese hombre!

Después de ver el video cronológico y dar los regalos a los padres, hicimos nuestro baile nupcial, un vals que habíamos ensayado dos semanas antes con una gran profesora que, al parecer, a todos les gusto.

Y finalmente empezó la barra libre. Pusimos un fotomatón que causó sensación. Siempre había cola para entrar, aunque claro, los novios no tenían problemas para entrar. Mi hermana se ocupó del Candy bar que estaba precioso, incluso hizo un hotel de goma eva en honor al sitio donde trabajo, había hasta un muñeco de playmobil que era un botones.

A las 22:00 el bus recogió a los últimos invitados y nosotros nos fuimos también porque estábamos reventados. Además, a mí se me habían olvidado las cuñas en casa de mi madre y los zapatos me estaban matando ya.

Sin duda, fue el mejor día de nuestra vida. Volvería a casarme otra vez y fue tan perfecto. Doy las gracias a grandes profesionales: Nati Cano, Larache Celebraciones, Maure Photovideo, Autocares Ríos, Floristería Verónica, Fotomatón Miss Saturday.