La boda de Marcel y Anna en Estanyol, Girona
En el campo Primavera Morado 9 profesionales
M&A
18 May, 2019El día de nuestra boda
Hoy hace un año que nos casamos y nuestra boda fue perfecta, ¡el mejor día de mi vida! El día empezó a las 7 de la mañana. Al levantarnos, se hizo realidad la peor pesadilla de una novia, y más si el vestido es largo y con algo de cola: llevaba toda la semana lloviendo y el día de nuestra boda también. Pero desde el día de las puertas abiertas de nuestro restaurante, creo que ya sabíamos que llovería, no me preguntéis por qué, pero lo sabíamos. Supongo que por eso nos miramos y nos reímos. Nada nos iba a impedir casarnos, ¡y menos la lluvia!
Yo me fui a buscar a mi madre y a una de mis mejores amigas, que iba a ser también mi maquilladora. A Marcel le tocaba recoger las flores (algunas cosas de decoración las habíamos hecho a mano entre los dos, como botellas decoradas con flor natural, el seating plan, el candy bar...). La decoración de la casa fue a cargo de las chicas de Fantastic Day, que lo dejaron todo impecable, y eso que debido a la lluvia tuvieron que reestructurarlo todo.
Seguir leyendo »Nuestra ceremonia tenía que ser en el jardín y al final fue en la entrada de la casa con la bajada de los novios por las escaleras. Y el pica pica, que tenía que ser en la piscina, también fue en la terraza de entrada con carpas. También DJ Xicu nos iluminó los interiores de manera exquisita. Llegamos a la casa y Dj Xicu ya estaba montando, pero todo el mundo estaba a la espera del tiempo porque no llovía, pero posiblemente lo hiciera. Esperaron todos al último momento, pero al final llovió y el plan B salió a la perfección. Empezamos a montar las flores y llegó el momento de ir a ponerme guapa; otra de mis mejores amigas era mi peluquera y ya había llegado. Todo iba rodado. Yo estaba muy tranquila, la verdad. Pero cuando acabaron de peinarme y maquillarme, me dejaron mirar al espejo y me puse a llorar de la emoción, entonces me di cuenta: ¡me casaba! Acabamos todos llorando.
Mi madre me ayudó con el vestido y pasó lo que nadie esperaba: se rompió la cremallera del vestido. Por suerte, ya estaba cerrado y no se volvió a abrir hasta las 3 de la madrugada. Yo estaba en las nubes y no me enteré muy bien de lo que había pasado. Había llegado el gran momento, estaba esperando con mi padre cuando escuché la canción de Marcel, y entonces se me disparó el corazón. Era su salida y yo me moría de ganas de verlo. Su traje, al igual que el mío, era un secreto para nosotros y para el resto. De golpe escuché mi canción y me avisaron que ya me tocaba. Empecé a bajar cogida de mi padre y vi a mucha gente, pero mis ojos solo lo buscaban a él, y cuando lo vi, me emocioné mucho. Nos quedamos cara a cara y nos besamos (mates de hora).
La ceremonia fue muy emotiva, todos acabamos llorando. Hablaron mi hermano pequeño, mi suegra y nuestros votos. A mí, en medio de los míos, se me rompió la voz de la emoción. Llegó el momento del arroz, lavanda seca y hojas de olivo. Debido a la lluvia, hubo pocas fotos. Pudimos disfrutar del magnífico pica pica con la gente; no comimos nada porque teníamos el estómago cerrado. Entramos en el convite saltando y bailando, fue muy divertido; estábamos disfrutando como niños chicos.
Organizamos el comedor con mesas largas y nosotros estábamos solos en la presidencial; acertadísima decisión, ya que pudimos disfrutar de un momento íntimo entre los dos. Al acabar la comida, dimos unos ramos de flores a nuestras abuelas. Luego tocó comer el pastel, hecho por una pastelera amiga e invitada. ¡Estaba riquísimo! Al acabar, repartimos unas copas decoradas por mí a dos parejas de amigos muy especiales para nosotros, y ninguno se lo esperaba. Nos sentamos y de golpe escuchamos que empezaba nuestra canción. ¡Tocaba abrir el baile con una coreografía y todo! ¡Quedó superchula!
Pusimos candy bar y unas cajas con los regalos para los invitados (zapatillas imitando los vestidos de novios). Y contratamos un fotomatón; muy buena opción, la gente se lo pasó genial y nos quedaron recuerdos divertidos y bonitos. La barra libre y el baile acabaron a las 21:00, ¡pero la juerga seguía! Los que nos quedábamos a dormir teníamos una cena en el vestíbulo de la masía con una posterior barra libre; la poníamos nosotros y la música también. La fiesta se alargó hasta las 3 de la madrugada, ¡acabamos agotados!
Al día siguiente desayunamos, charlamos con todos, hicimos aperitivo y una paella buenísima, como todo; y a las cinco recogimos y nos fuimos a casa. ¡Ya como marido y mujer, qué emoción! Fue un fin de semana perfecto, el mejor de mi vida y rodeada de la gente a la que queremos, ¡no podía haber salido mejor!
Hoy, un año después, sigo llorando de emoción al recordar nuestro gran día.
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