La boda de Marçal y Alba en Girona, Girona

El día de nuestra boda

Nuestro día B fue un día especial (como debe ser, ¿no?). Por mi parte, nervios 0 ni cuando iba hacia Marçal. En la tienda de novias me dieron por error unos zapatos de otra Alba dos tallas más pequeñas (suerte que era de mi pueblo, ¡sino me caso descalza! ¡No hubiese pasado nada de nada!). ¡Desde fuera, según me han dicho mis más allegados, parecía que me casase cada semana! Sonrisa de oreja a oreja todo el rato. ¡Incluso en los momentos más emotivos! Mi ahijado de 11 años y mi cuñado hicieron dos lecturas y mi cuñada introdujo la ceremonia de la arena.

También hubo un momento para recordar a mi abuela que falleció en enero y, toda la boda se montó para que ella pudiese asistir. ¡Muy bonito!

Lo mejor de nuestra boda es que, damos rienda suelta a la espontaneidad (¡especialmente la de los niños y no tan niños!) y eso le dio ese toque de naturalidad y nada encorsetado que nosotros queríamos darle desde que dijimos de casarnos.

Luego momento fotos con las familias y amigos, cóctel y comida. Durante la comida, llena de sorpresas tanto para nosotros, como para los que queremos que sean los próximos, nos reímos un montón cuando mi hermano, el padrino, en vez de decir el poema que me leyó la noche antes, ¡se puso a decir el poema de navidad de cuando era pequeño! ¡Un festival de risas y desconcierto!