La boda de Manuel y Maria en A Coruña, A Coruña

Llegó el momento, nuestro coche entró en la robleda hasta el final de las sillas de invitados.

Un caballero templario me ayudó a salir del coche y me escoltaría después hasta el altar, acompañado de cerca por mis damas de honor, mi hermana Marta y mi amiga Lucía, que me colocaron la cola del vestido y el velo para que la llegada fuese perfecta.

No lo creeréis pero hicieron unas cuantas prácticas antes, varias de las veces que me acompañaron junto con mi madre a probarme el vestido.

Avanzaba hacia el altar entre los robles sonando Moon River a las cuerdas bajo la atenta mirada de Manu, creo que no vi si había alguien más.

Durante la ceremonia intervinieron por sorpresa mi hermana y mi madre además de dos amigos, Raul y Mario, a los que les pedimos unas palabras. Algunos de ellos nos hicieron llorar, y también reír.

Hicimos la ceremonia de la vela, de fondo la BSO de Leyendas de Pasión.

Al salir de la ceremonia lo hicimos bajo bóveda de acero, al final nos esperaban pétalos blancos, pompas de jabón y mucho, mucho arroz.

Mientras nos hacíamos unas fotos en la robleda los dos zancudos vestidos de blanco amenizaron los aperitivos que no pudieron celebrarse en los jardines por culpa de la lluvia, fue la única espinita.

Tras juntarnos con todos quisimos obsequiarles con un fragmento de un intento de tango emulando a Jamie Lee Curtis y Arnold Schwarzenegger en Mentiras Arriesgadas. Fue un momento divertido.

Tras fotografiarnos con amigos y familiares entramos al cenador, sonaba Viva la Vida de Coldplay tocada por el cuarteto de cuerda y el pianista que después nos acompañó en toda la cena. ¡Cortamos la tarta, brindamos y a cenar!

Para sorpresa de todos en 6 mesas había dos sillas libres con el cartel MR y MRS. ¡Eran nuestros sitios! Cenamos cada uno de los platos en una mesa diferente y en las que no pudimos cenar nos acercamos entre platos.

Durante la cena nuestros amigos quisieron que jugásemos a la búsqueda del tesoro, que terminó siendo un alojamiento con encanto, que saben bien lo que nos gusta viajar.

Hubo canciones dedicadas al piano, risas por todas las mesas y el final de la cena terminó con una típica queimada gallega, a oscuras para escuchar el conjuro mágico mientras veíamos las llamas.

Repartimos algunos regalitos, para ellas un abanico y una pulsera de una asociación benéfica, pulserasrosas, para ellos un palo selfie y un marca páginas de la Fundación Josep Carreras.

Al pasar la medianoche mi madre estaba de cumpleaños y santo, así que Manu, mi hermana y yo cantamos a coro en el piano de cola. ¡Hubo flores para las dos madres!

Los amigos de Manu nos dedicaron un bonito brindis.

Y llegaba el momento del baile, con la indumentaria que llevábamos, el novio un traje hecho a medida de Félix Ramiro (el mismo que vistió a Bisbal en su boda) y mi vestido corte princesa con corsé de Pepa Recasens no podía ser más adecuado, el vals del Danubio Azul.

El resto del baile fue muy animado. Hubo muchas sorpresas para todos:

Tiré el ramo y como no lo cogió mi hermana, le regalé una copia.

Los invitados nos volvieron a sorprender con fuegos artificiales en el exterior.

Las chicas dedicamos al novio una coreo a ritmo de Marry you de Bruno Mars.

Los novios les enseñamos como se saca una liga y pedimos que dos parejas de solteros sin compromiso hicieran lo mismo, ¡qué tímidos ellos!

La fiesta acabó con Sweet Child of Mine a coro y después ya nosotros solos en el Parador de Ferrol con una botella de cava.

¡Fue una boda de ensueño!