La boda de Manu y Mari en Elx/elche, Alicante

La ceremonia fue preciosa, resultó muy amena y divertida, gracias a Claudia y las 4 personas que nos dedicaron unas palabras y algunos momentos que les teníamos reservados para echar unas risas como por ejemplo, la foto triunfal del anillo en mi mano, el beso inclinado de película y una salida triunfal con música épica para cerrar la ceremonia. Después vino el cóctel y el convite, con sus respectivos momentos de "fotos de famosos" (porque en una boda los novios parecen famosos haciendóse fotos con todos los invitados), con fotos muy molonas por cierto. El convite con sus momentos de ramos a las madres (¿qué haría yo sin mi madre?) y entrega del ramo de novia, dos momentos muy emotivos. Y despues sí, ya llegaron los nervios, era el momento del baile, un baile que llevabamos ensayando 2 meses y del que sabía que me iba a equivocar porque lo de actuar en público no lo llevo muy bien. Fui con mi madre a cambiarme el vestido y cuando ya estaba todo listo aparecí por la parte de atrás dándoles una sorpresa a todos. Nos colocamos en nuestros puestos y sonó la música y sí, me equivoqué en el primer movimiento (jajajajaja) y pensé "ya está, qué más puede pasar, ya la he liado". Me equivoqué un par de veces más. Pero solo lo supimos mi marido y yo... y la profesora de baile que había venido para darme una sorpresa, jajajaja.

Cuando terminamos se abrió la veda y todo el mundo arrancó a bailar y a felicitarnos. Ahora solo nos quedaba disfrutar, disfrutar y disfrutar. Barra libre y música para todos, detalles y álbum de fotos y firmas. Todo estaba allí para uso y disfrute de todos. Faltaba la sorpresa final por parte de amigos y familia, nos convocaron en el salón, listos para ponernos un vídeo y qué vídeo, no podía parar de reir. La verdad es que mi gente vale millones. He perdido la cuenta de las veces que he visto el videoclip.

Y así hasta que el cuerpo aguantó. Cuando ya solo eramos cuatro gatos, decidimos irnos a una discoteca para cerrar la noche (un consejo, no lo hagais, nos desinflamos un montón y acabamos despiendiéndonos una hora después). Volvimos a la finca donde dormiamos y disfrutamos en soledad de aquel lugar increíble donde, sin lugar a dudas, habíamos pasado uno de los mejores días de nuestras vidas. Qué bonito recuerdo.

A quién me lea solo les digo una cosa, apoyaros en gente capaz y de confianza, porque es un día que de verdad vale la pena disfrutar y no perderse en detalles que os puedan arruinar el día. Porque ES EL DIA y merece la pena vivirlo.

Gracias a todos aquellos que hicieron posible mi boda, que todo saliera a la perfección, especial mención al catering, sin ellos no habría sido lo mismo. A los fotógrafos, no puedo estar más orgullosa de las fotos. A la floristería, por hacer realidad mi ramo. A la finca, no podía haber elegido un lugar mejor para celebrar ese día. A todos, gracias de corazón.