La boda de Luis y Marielys en Guadarrama, Madrid
Al aire libre Verano Rosa 7 profesionales
L&M
07 Jul, 2017El día de nuestra boda
Hay muchas supersticiones sobre la lluvia y las bodas, y aunque los italianos juren que “sposa bagnata, sposa fortunata” y los franceses aseguren que “matrimonio lluvioso, matrimonio feliz”, no es el sueño correr las cortinas el día de tu boda y ver granizos cayendo de un cielo más gris que un elefante, en pleno julio.
Así empezó nuestro gran día, una alerta naranja pintaba Madrid, cerradas autopista, el caos en la M30. Noé y su Arca por la Castellana. El tránsito estancado. Un novio con el corazón en la mano dispuesto a hacer las paces con el tiempo y aceptar lo incambiable y frente a la ventana, una novia mirando llorosa la lluvia que amenazaba con borrar el trabajo de tantos meses.
Pero abreviaré la angustia y diré que al final, tantas oraciones llegaron a quien debía y 30 minutos antes de empezar la ceremonia, llegó el invitado más deseado: el gran sol. A correr montando las sillas en el jardín, secando los suelos, sacando las flores. Se iba a celebrar una boda y sería al sol, bajo el cielo azul, en el jardín mágico con todos los detalles como se soñó desde el primer día.
Seguir leyendo »Y miento si no os cuento, que ni siquiera en nuestros mejores sueños, imaginamos una boda tan perfecta como la que tuvimos. Un día para recordar y revivir, con la ceremonia más maravillosa que se podría desear, llorar y reír a partes iguales, volaron los pañuelos para lágrimas de felicidad. Os juro que entrar del brazo de mi padre, nervioso y emocionado, fue de los mejores momentos de mi vida. Lo tengo tatuado, aprendido como un poema que puedo recitar de memoria:
Lento, al ritmo de los violines que marcan el “Hallelujah”, camino hacia él, mi esposo. Despacio, caminé despacio, para tener tiempo suficiente de disfrutar el camino, y ver las caras felices de los mío.
Él me espera ansioso. Mira con complicidad a su madre, emocionada a su lado. Y ambos sonríen al verme. Me acerco más a él y descubro sus ojos verdes vidriosos, conteniendo las lágrimas y me sonríe, una sonrisa de esas tiernas que te erizan el alma. A mi lado, mi padre me da soporte, paz. “Que bella estás mi amor”, me dice con un beso mi esposo al llegar a su lado. Y me sonrojo… Mientras mi madre se limpia los ojos mojados.
Pero vamos al principio, nos han enseñado que todo cuento tiene un inicio, así que me remonto a Venecia. Después de la pedida con la luna de testigo, un anillo bien guardado y dos enamorados de rodilla en Plaza San Marcos en pleno verano, empezaron los preparativos.
Fueron 335 días para organizar una boda “slow”. Acariciando cada detalle, todo hecho a mano. La casa llena de herramientas, papeles de colores, flores secas, lavanda hasta en el pelo, yute, telas, tarros de cristal y cajas de madera camufladas en el salón. Sin olvidar los libros antiguos, el tul y las pequeñas máquinas de escribir que llenaban la mesa de casa y que luego fueron los centros de mesa en nuestra boda.
El Complejo Miravalle, fue la casualidad que andábamos buscando. Apareció en nuestro camino cuando íbamos a ver otro sitio de boda, y desde que conocimos sus jardines, su pequeño arroyo, su cascada y sus metros y metros de cielo abierto para bailar; supimos que era el lugar. Tomamos la fecha disponible sin dudarlo y ya el calendario tenía una cita: Complejo Miravalle, viernes 7 de julio, ceremonia en el Jardín de la Cabaña, cena en la Cúpula y fiesta en el Jardín de la Cascada.
Después vino la búsqueda del vestido, Yo, la novia, tenía las ideas claras. Alejada del estilo princesa quería un vestido muy orgánico, ligero, que girara al bailar, encajes y escote en la espalda. Tras pasar varias pruebas de vestidos y recorrer las casas de novia de Madrid, descubrí en Eva Novias de la calle Goya a gente maravillosa, pero también a Rembo Styling. Una marca joven con vestidos románticos, delicados y elegantes; ideales para las novias que buscan ese toque bohemio para su celebración al aire libre. ¡Bingo! Lo que andaba buscando. Me enamoré del modelo First y sí, fue amor a primera vista.
Y luego la búsqueda con lupas de detalles. Las invitaciones son de esas cosas que de entrada parecen súper sencillas de elegir y que te quitas rápido de la lista de tareas. ¡Nada que ver! Nos costó encontrar unas invitaciones románticas, con ese toque rústico, artesanal, sin perder la elegancia. Dimos con ellas en Comotinta (toda nuestra papelería fue con ellos). Unos hermosos tarjetones florales, entregados en sobre kraft con un ramito de lavanda.
A estas alturas, ya se hacen una idea que no soy una novia nada tradicional, y nuestras alianzas dan buena muestra de ellos. Así que Edenly (tienda online) fue ese Edén de belleza y delicadeza que buscábamos. Dos alianzas de oro rosa con un “Sí quiero” grabado. El novio eligió un aro sin más, y yo, una eclosión de rosas con diamantes para mi dedo anular.
Confesaré que los zapatos fue lo más complicado de elegir, quería algo cómodo, con color y tan romántico como mi vestido, tras mucho probar y devolver; como buena cenicienta moderna encontré el mío en la tienda online de Menbur. Elegí el modelo La Habana, una opción perfecta para la ceremonia y la cena, pero que sustituí por unas zapatillas color oro rosa con pompones que encontré el día antes en Pull and Bear. (¿Os he contado que bailé toda la noche?).
Mi tocado y mis accesorios fueron totalmente artesanales. En el pelo un tocado de flores preservadas que hice yo misma en los talleres de Rita Von. Los pendientes eran una reliquia de mi abuela, más de 80 años de historia rescatada por la artesana Lucia la Bigornia, quien también me hizo un collar a medida que caía a media espalda con piedra luna y perlas de río. También le puso una pequeña piedra azul, así era una novia completa. ¡Qué manera tan bonita de tener a mi abuela cerca!
¿Habéis visto novio más guapo? Su traje fue el secreto mejor guardado de la boda. Él, más práctico que yo, se fue a los pasillos del Corte Inglés y se decidió por un elegante y moderno traje gris confeccionado de Scalpe con tímidos detalles azules en la tela y zapatos marrones oscuros de la misma marca.
Soñaba con un ramo fresco, como recién cortado en el campo. Visité la floristería Margarita se llama mi amor el día antes de la boda y preparé mi ramo. Ellos me ayudaron con el prendido para el novio.
Otra cosa que puede quitar el sueño, es elegir un regalo para los invitados, pero teníamos claro que cuando recibes tanto, tienes ganas de dar y compartir la felicidad. Así que optamos por regalos azules solidarios de UNICEF, aprovechamos la colaboración con Mr. Wonderful y el resultado no pudo ser más maravilloso. Cada plato tenía una de estas hermosas tarjetas solidarias acompañada de chocolates personalizados de M&M.
Nuestros invitados fueron los más felices, se dejaron envolver por tanto amor, tanta complicidad. Disfrutaron cada una de las sorpresas que preparamos para ellos. El córner de cerveza dominicana, (¡presidente por supuesto!) fue un éxito total, igual que la esquina de tabacos, la limonada, las chanclas blancas de Primark fueron bien recibidas por las chicas en el baile y nuestro espectacular candy bar. Una buena idea fue poner autobuses para nuestros invitados, quienes bailaron y dieron buen uso de las cuatro horas de barra libre sin preocuparse de conducir luego. Muy práctico y atento el servicio de Sierra bus. ¡No os imagináis el “after party” que se montó de regreso a Madrid!
Hablando de la fiesta, entre comillas “fiestón increíble”; un momento inolvidable fue el baile. Mi padre y yo fuimos reyes de la pista al ritmo sabroso e inolvidable del "Guantanamera", luego de un romántico primer baile de esposo con "She" como banda sonora y la fiesta se armó cuando sonaba “La Cosquillita” de Juan Luis Guerra y yo daba más vuelta que un trompo de la mano de mi hermano.
Todos estos recuerdos han quedado plasmado gracias al lente y a la luz de Elena CH. No podemos estar más felices con nuestras fotos y nuestro video. Ella y Álvaro, captaron con exactitud y belleza los momentos más emotivos de nuestro gran día y todos los detalles que pusimos. Por cierto, la decoración corrió por nosotros y compramos muchas cositas en Beautiful Blue Bride, Hecho por Kit y Aire de Fiesta.
Y mientras estoy aquí escribiendo y compartiendo las profundidades de nuestra boda, me pregunto: ¿volvería a repetir todo? ¿Volvería a los días locos de organizar una boda? ¡Por supuesto! Nuestra boda es testimonio de que se puede, de que, con paciencia y amor, se pueden cruzar océanos, vencer todas las pruebas y os aseguro que no nos faltaron retos. Una boda olímpica en salto de obstáculo, que se coronó con un “Sí quiero” gigante y que repetiríamos con los ojos cerrados. Mi gran día, fue una cita de amor y fe. Renovar el compromiso y el reto de seguir juntos en esta aventura.
Lo siento, es que tengo que gritarlo y gritarlo, ¡nuestra boda fue increíble! Una boda intensa, memorable en todo el sentido. Sin nervios ni compromisos, solo dar muchos abrazos, bailar y reír con nuestra gente. Y después de tanto preparar y organizar, os puedo asegurar una cosa, lo más importante de tu gran día es tu gente.
En eso se resume una boda: ¡en gente! Gente para querer, gente que mirar a los ojos con complicidad, gente para sonreír, para agradecer. Gente que viene de todas partes a estar contigo, gente para recordar, crear recuerdos y abrazar muy fuerte. Y eso es lo más importante el día de tu boda.
Ya al final de la fiesta y en el silencio de la habitación de Hotel a las 5 de la mañana, abrimos las ventanas, tomados de las manos como esposos, miramos al cielo y dimos las gracias en voz alta.
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