La boda de Luciane Aparecida y Juan Antonio en Trabazos, Zamora
Elegantes Otoño Granate 2 profesionales
L&J
01 Sep, 2012El día de nuestra boda
Ilusión, sueño realizado. Así comienza uno de los días más felices de mi vida. Sin contar, claro, el nacimiento de los niños. Después de tanta correría de un lado para el otro toda la noche anterior a la boda, al fin llega el dichoso día de la boda. La fecha, el 1 de septiembre de 2012.
Amaneció un día maravilloso, ¡bendecido! Me quedé unas horitas más en la cama contemplando un pelín más las sensaciones que empezaban a aflorar. Parece mentira que después de ocho años juntos me sintiera tan nerviosa y llena de ilusión. Vale, vale, ¿la primera vez la gente no se olvida, verdad? Sí. Pues me levanté, tomé una ducha refrescante y me fui a arreglar a los niños mientras la peluquera peinaba y maquilaba a mi hija, que sería la madrina de mi marido. No para de llamar gente a la puerta, regalos llegando... Me maquillaron y peinaron. Me senté para echar unas risas con la gente que estaba en casa, con música de fondo para relajar. La ceremonia era a las 12:30, tenemos tiempo. Como era una boda en un pueblo, ya sabéis, rituales de por medio. Nadie mira el reloj ni se pregunta por la hora. Risas y risas, me da por salir a la terraza de casa. A tan solo tres minutos de casa ya venía el novio, ¡y yo en albornoz!
Seguir leyendo »Empieza la correría dentro de casa para arreglarme. Seis mujeres desesperadas para poner un vestido que no entraba y tampoco cerraba. ¡Nervios! Cuando de repente doy un grito y digo: "a ver, si la novia soy yo, mientras no salga, la ceremonia no se realiza. Entonces vamos con calma y tranquilidad porque así tardaremos menos tiempo". ¡La reina de la calma, finalmente vestida!
Empiezo la sesión de fotos, que a estas alturas debería ir ya por el final, ¡y acaba de empezar! Mi niño chico, desesperado por la tardanza, gritaba: "mamá, sus invitados ya están aquí" o "papá te va a dejar porque tardas mucho". ¡Unas risas entre todos! Finalmente, bajo las escaleras en dirección a la calle.
Cuando salgo, cuál es mi sorpresa, ¡un carruaje a mi espera! Un detallito por parte de mi esposo. Me quedé boquiabierta. Todos en dirección a la iglesia. ¡Nunca había visto tanta gente por las calles del pueblo! Era un acontecimiento especial para mí y lo fue también para el pueblo. Ya en la puerta de la entrada, me vienen imágenes de mi madre (está muerta), de mis hermanos (que están en mi país). Viene una lagrimita de estas con ganas de hacer llover un torrente de ellas. Controlándome para no llorar, entro en la iglesia y me quedo maravillada. Nosotros la decoramos a nuestro gusto, con nuestras manos y con la ayuda de algunas amigas. Entro al sonido de un piano de la mano con mis dos hijos. Muy especial caminando hacia mi gran amor que tenía en el rostro una sonrisa, ¡para no olvidar jamás! Felicidad. Una ceremonia muy a nuestro gusto, hecha al detalle para ser parecida a nosotros, linda, sencilla, emotiva. Agarrado a mi mano, Juan me miraba, guiñándome un ojo, irradiando felicidad. La ceremonia se iba y cuando en el abrazo de paz nos dispusimos a abrazarnos entre todos, mi niño pequeño empezó a llorar. ¡Cuando nos dimos cuenta, lloraba toda la gente! La comunión, la ceremonia se iba. "Prometo amarte y respetarte por todos los días de mi vida, hasta que la muerte nos separe". "Yo os declaro marido y mujer". Tú no te das cuenta de cómo pasa todo, solo te percatas del final. Pasa todo como si te cargara una nube, emociones que no tienen fin en un día que tarda tanto en llegar y que pasa tan rápido.
Arroz, garbanzos, lentejas, fideos, ¿conocéis este menú? No es menú de restaurante, ¡es la lluvia de legumbres a la salida de la iglesia! Fotos, fotos, fotos; con amigos, con vecinos, con invitados, todos juntos, separados, familia, primos... Besos, abrazos, felicitaciones... ¡Qué guapa! ¡Qué guapos! Fotos para guardar, recordar este día único en la vida de uno.
Vamos al restaurante. La banda, a la espera en la puerta. Todo el pueblo bailando se divierte. Ilusión. Es muy agradable poder compartir con las personas que quieres estos momentos únicos, estar unidos en la misma felicidad, compartir su amor, ser testigos de ese amor. Amor... Sentimiento mayor no hay.
Música toda la tarde, ronda por el pueblo con las famosas rosquillas. Música en la plaza, todos para el bar. Otra vez baile en la calle. De vuelta al restaurante y discoteca para disfrutar de un día tan especial. Fue el día más lindo porque estaba al lado del hombre de mi vida, al que quiero, al que amo. Mi marido Juan. ¡Te quiero! Muchas cosas en esta vida no se consiguen si no tienes a quién dedicarlas. Estas personas o una sola es lo que te impulsa hacia adelante.
Otros Proveedores
Otras bodas en Zamora
Ver todas
Inspírate con estas bodas
Deja tu comentario