La boda de Julio y Natalia en Codorniz, Segovia
Modernas Primavera Negro 4 profesionales
J&N
23 Abr, 2016El día de nuestra boda
Fue un día precioso, lleno de emociones, sorpresas y sobre todo, la mejor compañía, nuestros familiares y amigos. Nos levantamos, desayunamos y después de pasar por chapa y pintura la novia, nos fuimos a la finca donde en una preciosa habitación que nos cedió la finca, la suite, nos vestimos. Solos, solo con la fotógrafa y su compañero. Un rato muy divertido y ameno, sin nadie más, ni familias ni nadie, solos.
Cuando terminamos nos fuimos a un paraje que había detrás de la finca a hacer el reportaje fotográfico. No tardamos nada, o se nos pasó el rato volando. Volvimos a la finca donde nos escondimos mientras llegaban nuestros invitados. La ventana daba al jardín donde estaba todo montado y decorado para la ceremonia, desde allí vimos llegar a nuestras familias y amigos, según llegaban los nervios y la emoción aumentaban. Salimos por la cocina a la puerta de atrás, donde nos tenían preparada nuestra moto. Los nervios ya estaban a flor de piel, nos montamos y arrancamos. Entramos en el jardín, recorriendo todos los soportales del jardín. Los invitados empezaron a aplaudirnos y el dj, muy hábil, nos puso una canción muy animada. El momento más bonito de mi vida.
Seguir leyendo »Nos bajamos de la moto y andando nos acercamos a la mesa de la ceremonia. Allí no había nadie, pues también era otra sorpresa. Los oficiantes de la ceremonia eran dos amigos que salieron de entre los invitados, que no se lo esperaban, Para liberar tensiones, comenzamos la ceremonia con un brindis con tequila los cuatro. A partir de ahí todo fue mucho más relajado y divertido. La ceremonia fue corta, el intercambio de anillos y la ceremonia de la arena.
El cóctel se pasó volando durante ese tiempo aprovechamos para hacernos fotos con todos. Sin darnos cuenta estábamos entrando en el salón para comenzar el banquete. Durante la comida nuestros invitados no pararon, también era lo que queríamos. Pusimos palos de selfie en todas la mesa y los centros de mesa estaban hechos con photoboots, por lo que la gente no paro de levantarse y hacerse fotos con todo el mundo. Tampoco falto la música y los bailes, la familia de la novia siendo músicos y en especial el padre, no pararon de tocar.
Cuando la comida terminó, pasamos a otro salón donde comenzamos el baile y con ello la barra libre. Allí otra sorpresa, el padre de la novia les tocó con la trompeta la canción que iban a bailar. No nos lo esperábamos. Después de un par de horas. Nos fuimos todos a los autobuses, continuamos la fiesta en una discoteca de nuestro pueblo. Allí teníamos preparada la recena para recargar fuerzas. La fiesta se alargó hasta las tantas. Cuando llegamos a casa ya amanecía. Se había terminado ese precioso día, no nos lo podíamos creer y tampoco lo podíamos alargar más. Solo quedaba ya esperar a ver el mayor recuerdo que queda de ese día, las fotos de los invitados y sobre todo, de la fotógrafa.
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