La boda de Julián y Elsie en Pueblo Navacerrada, Madrid
Rústicas Primavera Blanco 3 profesionales
J&E
18 Abr, 2015El día de nuestra boda
¿Cuantas veces se sueña despierta con casarse con el hombre al que una ama? La respuesta es simple; más de las que podemos contar.
Pero nunca imaginé que saliera todo tan increíblemente bien. Me vestí en el hotel con ayuda de mi hermana mayor; mi amiga Pilar, que es peluquera, también vino a la habitación para terminar de peinarme. Cuando ella se marchó mi amiga Raquel vino para saber si necesitaba algo y cuando ella se marchó apareció mi mejor amiga Andreia para ayudarme con el vestido.
Para mi sorpresa y a pesar de lo temprano que nos levantamos, ya se acercaba la hora de ir al ayuntamiento .Cuando estuve lista me dejaron un minuto sola y repasé por un segundo todo en mi cabeza y estaba ansiosa por ver a mi novio, así que salí todo lo deprisa que un vestido de novia te deja avanzar. Mi temor porque empezara a llover o nevar, como pasó la semana anterior, se disipó cuando pude comprobar con mis propios ojos que el día en Navacerrada era perfecto, ni mucho frío ni mucho calor.
Seguir leyendo »Al salir, Antonio, uno de los mejores amigos de mi novio estaba esperándonos con su BMW X5 de color rojo (que estaba decorado con dos rosas blancas en cada puerta), para llevarnos a Allan (mi padrino) y a mí al ayuntamiento. Después de saludarnos, Allan me abrió la puerta del coche y me subí con muchísimo cuidado. Mi padrino de origen escocés vistió el Kilt, que lució con puñal incluido y algún otro accesorio. Pasaba un minuto de la 13:00 y ya estábamos llegando al Ayuntamiento; antes de que pudiera parar ya había logrado ver a mi guapísimo novio, a través de la ventana del coche, él también me vio enseguida y cruzó la calle con una sonrisa que le llegaba de oreja a oreja. Esperé ansiosa a que mi padrino me abriera la puerta del coche y esos segundos se me hicieron eternos, cuando por fin salí y me ayudaron a acomodar el vestido, mi novio se acercó para poder darme un abrazo y un beso y por fin, ya estábamos allí. ¡El día había llegado!
Después de hacernos unas cuantas fotos, subimos a la sala del ayuntamiento donde nos casó Ana y tuvo la delicadeza de ir guiándonos para saber cuándo podíamos decir nuestros votos, los anillos etc. Los votos de mi marido fueron tan bonitos que cuando estaba leyendo los míos no pude contener las lágrimas y los invitados tampoco; en especial, nuestros familiares. Luego uno de nuestros sobrinos, Fernando, de siete años, nos trajo los anillos.
Al salir, todos estaban esperando para tirarnos arroz y sin duda se divirtieron mucho. Cuando todos estaban sentados en las mesas, las recepcionistas del hotel que cuidaron todo al detalle, nos avisaron para que entráramos a la Sala mientras sonaba nuestra canción, “Es por ti”. Antes de sentarnos pudimos ver el regalo que mi cuñada nos había dejado en la mesa presidencial (las siglas de nuestras letras talladas en madera de color blanco: E&J). La comida estaba buenísima y todos estaban disfrutando, incluso aquellos que tuve que sentar juntos pero que no se conocían de nada. Cuando llegó la tarta nupcial personalizada y sonó el himno del Atleti nuestros amigos se divirtieron y se animaron a cantar la canción. La tarta estaba decorada con la pareja de ardillas de Ice Age que abrazadas a una bellota logrando alcanzar unos anillos de compromiso, tanto se pueden personalizar que Scratch tenía una camiseta del Atleti. Alucinante y para mi gusto mucho más divertida que las típicas tartas. Después del postre, Andreia y Raquel cogieron unas cestas, que con mucho cariño había preparado mi cuñada Merche y entregaron a todos los invitados unos llaveros como recuerdo de la boda. En una mesa también habían preparado un libro de firmas, que ahora se convertirá en un álbum de fotos.
Creo que una de las ventajas de hacer una boda con "pocos" invitados es que tienes unos minutos para ver y apreciar el momento de estar con cada uno de ellos, aunque sea solo un minuto. Dicen que la boda de uno, pasa muy deprisa y es verdad, pero fue genial e intenté observar a todos, porque ese día no se olvida nunca.
Cuando terminamos pasamos a la barra libre y abrimos el baile con el típico vals que es tan costoso de aprender pero que luego disfrutamos muchísimo. El DJ tenía las canciones preparadas pero al final sonaron solo cinco o seis porque dejamos que los invitados pidieran canciones, desde un paso doble, que todos bailaron, hasta una canción de Depeche Mode. ¡Improvisado, alegre y divertido! Las últimas dos canciones eran para nosotros y las bailamos abrazados y visiblemente emocionados, estábamos muy felices, fue un día maravilloso.
Luego seguimos la fiesta por algunos de los bares del pueblo hasta la madrugada.
Lo mejor es que aunque no todo estaba programado al detalle, las cosas salieron de forma natural, fácil y divertida. Espero que las novias que lo lean puedan sacar alguna idea y deseo que os guste.
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