La boda de Juanma y Yoly en Lorca, Murcia

De forma paralela, ¡en nuestra casa me tocaba el turno a mí! Llegaron en primer lugar mi peluquera (y prima política) y mi cuñada. Tras ellas mis padres y amigas y en último lugar la maquilladora (también prima política y persona súper especial para mi) todo ello junto con fotógrafas y camarógrafo y para colmo, la modista de mi traje de novia para ayudar a vestirme y que quedase perfecto (conseguí este detalle a cambio de una porción de tarta).

Tanto mi vestido como peinado y maquillaje quería que fuesen muy naturales, que me sintiese cómoda y que todo el mundo me viese tal como soy, pero radiante. Elegí un vestido de Aire Barcelona. El pelo lo llevaba suelto con una corona hecha a medida de flores preservadas a juego con el ramo de novia y mis zapatos en tonos nude. Estuve serena durante esta etapa (ayudada también por la tila doble que me tomé). Fue cuando llegó Alejandra (maquilladora) cuando no pude contener las lágrimas.

Como ya he comentado en otras ocasiones, Juanma es de Cádiz y yo de Huelva, y vivimos desde hace 4 años en Lorca (Murcia) por lo que todos los invitados venían desde fuera a pasar un fin de semana muy especial con nosotros. Mi madre por enfermedad no pudo acompañarme a elegir mi vestido, por lo que el momento en que me vio vestida fue muy emotivo, se emocionó a pesar de ser la persona más dura que conozco.

Nosotros no invertimos dinero en coche de boda ya que toda la boda era en el mismo lugar tanto celebración como convite y nadie nos vería llegar ni utilizaríamos posteriormente los mismos. La novia fue llevada por un tío materno al cual le hizo mucha ilusión.

Para los invitados, además de buscar alojamiento contratamos un autobús hasta el lugar de la celebración y ya que significaba un viaje para todos ellos titulamos nuestro día B como "Ruta 15.08" como podréis observar en el logo utilizado durante la misma.

En el trayecto del bus se les repartió a los invitados un ticket de autopista donde aparecían todos los "km" que irían recorriendo. Nada más llegar tenían una pizarra enorme dando la bienvenida a nuestra boda y con el hashtag BodaYolyJuanma" para que pudieran compartir nuestro evento en las diversas redes sociales. Adentrados en los jardines de la boda había tablones de madera con las indicaciones de los diferentes escenarios.

Fue una ceremonia al aire libre amenizada al igual que el cóctel por un trío de cuerda con canciones especiales para nosotros. Al llegar a la zona de las sillas tenían sobre cada asiento bolsitas de arroz con nuestro sello y el listado de música que escucharían.

Para el sofocante calor preparamos unos botellines de agua frescos con la etiqueta personalizada con nuestro logo al igual que unos paipáis de colores para combatir el calor. Gracias a la organización de nuestra wedding planner al llegar el novio todos los invitados estaban ocupando sus asientos y todo preparado para darnos el "sí, quiero"

Fue una ceremonia civil y realizamos el ritual de la arena. Arena traída de Huelva y Cádiz por nuestros hermanos para mezclarlas como símbolo de unión en un reloj de madera tallado. De este modo nuestro amor siempre estará en movimiento cada vez que giremos el reloj de arena que ahora forma parte de la decoración de nuestro salón.

Los anillos estaban en el altar en una caja de madera, cada uno de un diseño diferente que nos gustó a nosotros y realizados por el padrino del novio que es joyero. Allí sobre las 20 horas comenzaba la ceremonia. Se desplazó hasta el lugar un concejal del ayuntamiento para que la ceremonia tuviese validez en ese mismo instante a pesar de ser festivo nacional.

En la misma leyeron el padre, hermano y tía del novio incluyendo un fragmento de "el principito" amenizado por el trío de cuerda. Tras darnos el sí, quiero llega el momento beso. Y en ese instante se encendió todo el alumbrado de la zona de la ceremonia y cóctel, coincidiendo con la caída del sol.

Así daba lugar un precóctel al aire libre de unos 15 minutos, donde nosotros nos hicimos unas fotos en los jardines entre sauces. A nuestro regreso comenzaba el cóctel que duró unos 45 minutos con todo tipo de canapés, a cada cual de mayor calidad y variedad, todos los invitados quedaron encantados. Los invitados aprovecharon para localizar su mesa durante el convite el cual estaba formado por una zona de luces rodeada de maletas y con señales de madera indicando los km que habían viajado los invitados.

Como cierre del cóctel lanzamos fuegos artificiales, lo cual abría la carpa climatizada para el convite. En el interior de esta se podía apreciar los jardines exteriores e iluminación y estanque con velas flotantes, así como los candelabros y parte del seating plan. Los centros de mesa eran sencillos, el número de mesa junto con nuestro logo, así como las minutas.

Formamos una mesa de adolescentes y otra de niños de unos 12 cada una. En la mesa de niños que comprendía edades de los 3 a los 10 años contratamos un monitor que se encargó de que comiesen en primer lugar y luego venia el tiempo de juegos y castillo hinchable, piñata, etc. Lo recaudado por este monitor iba destinado a una asociación de ayuda contra el cáncer infantil.

La minuta de los más peques era para dibujar, así que disfrutaron entre plato y plato. Aprovechamos y su detalle de la boda reposaba sobre cada silla y era un mochila de merienda de animales de diferentes colores.

Tras finalizar la cena llegó la tarta. Nuestra mascota, Duna, debido al calor no pudo compartir ese día con nosotros, pero si apareció sobre la tarta junto con nuestra figura de novios realizada especialmente para nosotros.

Entraron amigos con regalos y nos sorprendieron con una proyección de un video de fotos desde nuestra infancia.

Un aspecto importante para nosotros era tener fotografías con todos los invitados, así que decidimos que mientras los invitados tomaban el postre y café, ir llamando a las mesas por orden y aprovechar nuestro photocall, de este modo también se perdía la vergüenza para su uso posterior.

al finalizar la foto teníamos la mesa con los detalles preparados. Para las mujeres mermelada casera de diferentes sabores y para ellos y adolescentes tazas pizarra donde cada mañana podrían tener el mensaje que quisieran. Tras las fotos llegaba el baile, en nuestro caso "Always on my mind", de Elvis Presley. Y con esto llegó la barra libre y mesa de chuches ambientada en la ruta 66 y globos terráqueos.

Los invitados nos sorprendieron con confeti de corazones rojos (que después durante la barra libre con las copas en el suelo no era tan bonito). ¡Ahora barra libre y desfase! preparada junto al photocall una polaroid, recambios de fotografías, bolígrafos y postales junto a un buzón. Los invitados se hacían fotos, escribían un mensaje para nosotros y lo echaban al buzón. En la barra, al pedir, teníamos chapas divertidas para que los invitados tuviesen otro detalle de nuestra boda.

¡Espero que os guste!