La boda de Juank y Lorena en Girona, Girona
De noche Verano Azul 5 profesionales
J&L
16 Jul, 2016El día de nuestra boda
Nunca pensé que llegaría el día de nuestra boda, y al fin llegó, al fin uno de los sueños se nos hizo realidad, y es que después de tanto tiempo de preparativos, nervios, emociones, etc. parece increíble que en un solo día se haga todo, ¡y qué rápido que pasa chicas! pero sin duda lo volvería a hacer porque fue maravilloso. ¿Qué voy a decir si fue mi boda no? ¡Veréis cuando llegue vuestro gran día!
Pues os voy a contar un poquito como fue todo. Para las que no lo sepan mi familia vino des de Valladolid a Girona, porque me casé en el Hotel Palau Lo Mirador de Torroella de Montgrí. Vinieron una semana de vacaciones a la costa brava y así aprovecharon para la boda a disfrutar de la playa, los amigos sin embargo vinieron sólo el fin de semana pero nos dio tiempo a disfrutar de todo el mundo y a hacer muchas de cosas. El viernes, hicimos con toda la familia una especie de cena preboda en un restaurante de la misma localidad que se llama L'Essencia de L'Empordà, que por cierto se come muy bien y un trato excelente, no nos faltó de nada. Aquí ya empezaba a estar yo algo nerviosa, ya veía a toda la gente allí, estaba ya algo peinada porque me pasé toda la tarde en la “pelu” poniéndome los rulos y muy emocionada de saber que a pocas horas seríamos marido y mujer. Después de la cena, nos fuimos a casa, a descansar porque al día siguiente nos esperaban muchas cosas, pensé que no dormiría pero caí rendida y a las 7 de la mañana: ¡Ring! de un bote me puse en pie y sonreí, porque era el día.
Seguir leyendo »Me duché, desayuné como una reina y cogí mi maleta para irme al piso donde estaban mis padres y mis abuelos de alquiler. Me despedí de mi chico y nos dijimos: nos vemos en el altar (sí, hay gente que dice que esa misma noche mejor dormir separador, etc. pero pensamos que eso son tonterías y cada uno duerme donde quiere). Total, que por el camino iba a tope con la música, a veces me daba por llorar, otras por reírme sola, no sé, estaba pletórica y con ganas de llegar.
Una vez allí pasé a buscar a mi madre, a mi padre, a mi abuela y a mi hermana, y todos a la peluquería Albo de Torroella, donde se portaron genial con nosotros y nos hicieron un maquillaje espléndido.
A las 14h tenía que entrar al Palau Lo Mirador porque a las 15.30h tenía las fotos, así que terminamos de la “pelu” a las 13h y fuimos a casa a "picar algo" y luego directas al hotel.
La verdad es que cada vez que veía la hora más cerca, más nerviosa me sentía, pero a la vez tranquila porque todo iba saliendo bien. Repasé todas las cosas que tenía que llevarme y metimos mi precioso vestido en su funda para llevarlo al hotel. Primero me acompañó mi hermana y nos instalamos en el hotel. Una vez allí me confirmaron que Juank ya rondaba por el hotel porque él tenía la sesión de fotos a las 14,30h. En la habitación, mi hermana y yo nos dedicamos a colgar mi vestido, y preparar todo los enseres de la novia: liga, perfume, abanico, pendientes, zapatos, y como no, para hacer tiempo, un par de gin tonics para la suite nupcial por favor ¡así matamos los nervios!
A las 15,30h, y super puntuales, llegaron nuestros fotógrafos a la habitación. La verdad es que Vivianne Fotógraf ha sido muy buena profesional con nosotros y tiene un trato espléndido. Aún no tengo el reportaje en mis manos, pero estoy segura de que va a ser divino. Cuando entraron allí me vieron maquillada y peinada, con todo preparado y con mi bata blanca puesta. Estaba radiante de felicidad. De repente me dan una tablet, que yo reconozco, y es la tablet de Juank. Me dicen que le dé al Play. Yo ya emocionadísima y nerviosa, no me lo esperaba para nada, sabía que iba a llorar. Y sí, lloré, y mucho. Las palabras más bonitas que alguien me ha dicho jamás estaban ahí, mi futuro marido me dedicó un vídeo precioso e íntimo que hizo que mi fabuloso maquillaje se deshiciera un poco, pero yo estaba tan feliz porque sabía que no me equivocaba de persona y que nadie mejor que él para ser mi compañero de viaje en esta vida (o al menos eso espero). Después me retoqué un poco, me hicieron las fotos y subió mi familia para terminar con el reportaje.
Una vez terminadas las fotos y el vídeo, llegó mi cuñada. En Catalunya por tradición el padrino entrega el ramo a la novia y le lee un verso, pero como nosotros somos castellanos y aunque mi padre era el padrino esa tradición no la tenemos, en teoría es el hermano del novio, pero como Juank solo tiene hermana, la elegí para que ese día fuera ella quien me entregara mi precioso ramo. Las dos lloramos como dos bobas, pero las cosas que me dijo fueron con sentimiento y mucho amor, amor de cuñadas. Tuvimos que grabarlo dos veces porque sonó un móvil por la habitación y Mar estaba también temblando pero al final quedó perfecto. Yo tenía una sorpresa para las hermanas, y aproveché que la mía rondaba por la habitación para entregarlas una muñequera a modo pulsera con las mismas flores que llevaba mi ramo, ¡les hizo tanta ilusión! porque no se lo esperaban y fue el toque perfecto para ir a conjunto conmigo.
Una vez terminada la sesión de abrazos, besos y fotos varias, la gente se dispuso a salir de la habitación y nos quedamos mi padre, mi madre y yo. Ahora sí que estaba histérica, no nerviosa. Vi que sólo quedaba un cuarto de hora para bajar al coche y no podía más. Me meaba de los nervios cada dos por tres y no paraba de sudar y abanicarme, qué calor por dios, los 15 minutos más largos de espera de toda mi vida. Y si a eso le sumáis el nerviosismo de mi padre que continuamente me decía de bajar ya que iba a llegar tarde y el de mi madre de “estate quieta, siéntate un poco” etc.
¡Por fin las 17h! mi madre bajó a la iglesia de Sant Genís que está al lado del hotel y yo comencé a bajar con mi padre por el hotel y me metieron al coche. Allí estaba Laia, nuestra organizadora de la boda, y Palmira, que nos ayudaron con el vestido y a intentar que la gente que se dirigiera a la iglesia pasara sin verme. Fue un momento genial. Mi cuñado conducía el coche y le hice dar un par de vueltas, pero aun así llegué super puntual.
Y he aquí el momento más esperado de toda novia. Bajé del coche y vi a mis dos niños preciosos de las arras esperándome y las grandes puertas de la iglesia abiertas de par en par con la gente de pies en los bancos y todos mirando hacia atrás, pensé que me caía redonda pero cogí aire, miré a mi padre y empecé a escuchar mi canción. Creo que elegí una canción perfecta para un momento perfecto. Entré al son de Ave María cantada por Beyoncé. No me emocioné, sólo sonreía y miraba a todos los lados. Intentaba mirar a mis amigas, compañeras de trabajo, familia, pero en realidad no veía a nadie. Solo a gente diciéndote "estás guapísima", otras llorando, y levanté la mirada y le vi a él. Qué guapo por dios, estaba tan nervioso que se lo vi en la cara. Cogí aire e intenté no llorar y terminar el camino que aún me quedaba. Entre eso e intentar no caerme no sabéis qué faena tenía.
Al fin llego a los pies del altar y me dio un beso a la mejilla y un abrazo. Él saludo a mi padre y al sentarnos no podíamos dejar de hablarnos. No prestábamos ni atención al cura pero teníamos tantas ganas de vernos el uno al otro que fue llegar y “bla bla bla”. Al final, mi hermana subió para dedicarnos unas palabras de entrada, y ya aquí empezó nuestra ceremonia, corta pero emotiva. A veces no podía para de abanicarme con mi super abanico de gitana, pero es que de los nervios estaba derretida. A la hora de los anillos no puede contener mi emoción y se me escaparon unas lágrimas, pero entre estas y el desahogo del vídeo de la habitación, ya no tuve más lloros, ya estaba tranquila. Elegimos de testigos a nuestros íntimos amigos Ivan y Vane que firmaron tan alegres, estaban radiantes de felicidad y es que, cuando se te casa un amigo tan íntimo, es como si se te casara un hermano.
Al terminar la ceremonia, salimos por la puerta lateral de la iglesia y allí nos esperaron todos nuestros familiares y amigos con millones de kilos de arroz, pétalos y serpentinas que nos inundaron en un bonito beso de amor de marido y mujer, rodeados de gritos "viva los novios".
Anécdota: si sois de las que de felicidad gritáis y abrís la boca, ¡no lo hagáis! me comí un puñado de arroz. Aquí empezó todo el mundo a acercarse y felicitarnos, a darnos besos, a sacudirnos el pelo, el vestido y más y más fotos.
Cuando ya todo el mundo empezó a pasar al hotel a hacer el aperitivo, nosotros nos fuimos a hacer el reportaje de novios, que aunque era allí mismo, estuvimos un ratillo por el patio gótico y alrededores. La gente de la calle, los turistas, todo el mundo hacía fotos, y los coches pitaban, fue un momento muy guay. Nuestra organizadora al terminar, nos esperaba a la entrada del hotel, listos para hacer nuestra entrada al aperitivo, con la decoración de antorchas de fuego, el drone grabando al aire libre y nuestra canción de Hardwell, Follow me. ¡Qué momentazo! de los mejores de la boda, qué ilusión realizar la pasarela y ver al fondo toda la gente cantando y bailando de la emoción de vernos llegar. Seguro que ha tenido que quedar genial en el vídeo. Al llegar, un brindis bajo una fuente de pétalos que nos tiraban desde el balcón, qué bónito. Son momentos que quedan grabados para siempre. Qué sed, me bebí el champán como si fuera agua y es que entre fotos, la calor del verano y luego bailar en la entrada, no podía más.
Después estuvimos con los invitados en el aperitivo, nos regalaron dos cuadros e hicimos más y más fotos, esta vez de las de postureo. Del aperitivo no comimos nada, solo pedía agua y Coca Cola para beber, pero es tanta la gente que se te acerca y que quieren selfies etc. que no me dio tiempo ni a ver qué canapés había, pero estaba tan feliz de ver a la gente contenta, de ver todos los detalles que había preparado por ahí, estaba orgullosa porque juntos habíamos organizado una boda genial. La gente comió muchísimo y muy rápido, el aperitivo se me hizo muy corto, y de seguida iban pasando al salón, y es que entre unas cosas y otras se pasa el tiempo volando, así que por eso aprovechadlo al máximo.
Una vez que todos estaban sentados esperando, hicimos nuestra gran entrada al banquete con Five more hours, millones de servilletas volaban al son y nosotros encantados rodeábamos las mesas, ¡qué locura! ¡Eso parecía un concierto! Durante el banquete fue todo genial, los platos, los detalles, la música que elegimos entre plato y plato, las sorpresas que nos dieron tanto mis amigas como sus amigos, no sé, yo pensaba, es tanto lo que he preparado que encima a mayores tienes más y más cosas, es maravilloso el ver y sentir que la gente se vuelca contigo ese día y realmente nos hace sentir como estrellas, es una sensación guay. Una de las mejores sorpresas fue la entrega de ramo a mi hermana, que la hizo mucha ilusión y no se lo esperaba. Me dijo que se casaba al año que viene y se lo di porque desde que elegí el ramo supe que tendría que ser para ella.
Al final del banquete me cambié los zapatos y me puse mis cuñas. Juank temblaba porque llegó el momento que tanto habíamos ensayado en casa, y es que Jaunk le daba cosa bailar la coreo que habíamos preparado, al final nos salió tan bien que la gente aplaudió y nos felicitó por hacer un baile tan guay. Luego nos vimos en el vídeo que algún fallo cometimos pero ese día nadie se enteró. Sedienta terminé el baile y de aquí todo el mundo directos a la barra libre, al candy bar y a por la fuente de chocolate. Qué marcha y qué bien me sentía, disfruté como una enana, estaba super cómoda con mi vestido que lo movía con un arte. Bailé con todo el mundo, bebí muchísimo pero estaba feliz. Porque, parece que no, pero una vez que nosotros como novios hacemos el baile es como ya un descanso, ya dejas todo atrás, ya no estas por la gente y ya como que te desmoronas y lo disfrutas mucho más. ¡Jo! lo volvería a hacer, qué ilusión.
Me cambié nuevamente de zapatos y me puse un par de manoletinas de las que regalé a mis invitadas y bailé como nunca. Tuvimos que alargar la barra libre porque la gente estaba “on fire”, pero muy bien, ¡fue una boda perfecta! A las 5,30h llegaba a mi habitación con ya mi maridito, algo perjudicados por tantos brindis pero encantados con todo, con los vestidos, con el lugar, con el banquete, con la música, con el fotógrafo, con la familia y amigos, con todos los regalos que tuvimos, pero sobre todo con todos los momentos vividos ese día, porque fueron únicos y porque estarán por siempre grabados en nuestros corazones.
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