La boda de Juan y Sidarta en Orpesa/oropesa Del Mar, Castellón
En la playa Otoño Granate
J&S
12 Oct, 2013El día de nuestra boda
Ya sé que suena trillado, ¡pero repetiría mi boda una y mil veces! Los preparativos fueron relativamente sencillos: Solo habíamos decidido casarnos (no sabíamos fecha, sitio, ni mucho más), pero entré a una tienda y vi el vestido de mis sueños y lo compré. Lo tuve guardado durante un año. Luego comenzó todo lo demás: fecha adecuada, octubre, ni muy lejos ni muy pronto; lugar adecuado (al final nos decidimos por un hotel en la playa. La boda no fue en la arena, pero sí con vistas a ella), invitados adecuados... tenía que venir familia y amigos desde Suramérica, Norteamérica, ah, ¡y mi hermana de México-Centroamérica!
Poco a poco, desde aproximadamente 8 meses antes, fuimos haciendo los preparativos sin nada de estrés. Entre la wedding planner, mi hermana (wedding planner honoraria desde USA) y yo, buscábamos ideas, las mostrábamos por Internet, decidía, iba comprando y guardando... para no dejar mucho para última hora, y la verdad es que esos meses de preparativos los disfruté muchísimo. ¡Y por fin llegó el gran día!
Seguir leyendo »Los invitados llegaron de las diferentes partes del globo unos días antes; a la mayoría ya los había visto, a otros los veríamos ese día. La mayoría (incluyéndonos a los novios) nos alojamos en el hotel donde sería la ceremonia.
A las 9am comenzó el gran día con un desayuno para agarrar fuerzas, luego lo de siempre: maquillarme, peinarme (oh... ¡a la que me peinaba se le olvidaron las tenazas! A correr a pedir prestadas unas tenazas). Y así, entre risas, nervios y fotos... quedé lista, esperando, junto con mi padre, en la habitación a que la coordinadora tocara a mi puerta para avisar que ya me tocaba salir.
En el altar estaba mi madre cantando el Ave María (fue su regalo), y mi novio esperándome, con una sonrisa espectacular. Yo caminando, esforzándome para no caerme (en tacones en un jardín) y para no llorar y estropear el maquillaje. Puedo decir que ni me caí ni solté muchas lágrimas.
La ceremonia fue corta. Irónicamente tanta preparación merecería una ceremonia de unas cuantas horas, pero todo estuvo perfecto. Fue en un gazebo en el jardín del hotel, a unos metros de la playa, por lo que la vista era espectacular. Luego de la ceremonia el brindis, las fotos con los amigos, y luego las fotos nuestras.
En principio las fotos fueron bastante recatadas, obviamente tenía la idea de que algunas fueran en la playa, pero íbamos con cuidado, tratando de no ensuciarnos... luego caí en la cuenta de que si quería buenas fotos teníamos que olvidarnos de todo, así que nos quitamos los zapatos, nos sentamos en la arena... ¡y a tomar fotos! Lo mejor fue que mágicamente luego, solo sacudiendo un poquito el vestido, quedó como nuevo, sin ni un rastro de arena, ¡y tuvimos nuestras fotos!
Al terminar las fotos (que la verdad fue agotador), volvimos con los invitados, picoteamos un poco y luego a cenar.
Estaba contenta porque desde el principio los seres más queridos habían logrado venir, además sabía que todo iba a salir muy bien, pero la verdad que la boda superó mis expectativas. Más que bonita quedó espectacular, la gente encantada y nosotros también.
Y luego la luna de miel... en el calorcito de la Riviera Maya. ¡Pudiera haberme quedado a vivir allí!
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