La boda de Juan Pedro y Patricia en Hoyuelos, Segovia

El día de nuestra boda

Mi día empezó un poco desastroso, ya que no me habían llegado las flores. Los nervios se apoderaban de mí y empecé a llorar por las esquinas, poniendo más nerviosa a mi familia. De repente tuvimos que buscar un plan B y varios familiares se fueron de caza y captura de una floristería, ya que me casé en un pueblito donde no había comercios. Afortunadamente, consiguieron tal objetivo y pude tener el deseado ramo.

Cuando ya me estaban peinando y maquillando, me entero que mi ya marido, a escasa media hora de la boda, se encontraba en bañador inflando globos para la decoración. Por la ventana veía aparecer a los invitados (todos guapísimos de la muerte) y yo aun sin vestir.

A partir de ahí, todo salió a pedir de boca. Llegó nuestro gran momento, que fue muy emotivo. Mirábamos a nuestro alrededor y más de la mitad de los invitados estaban llorando de alegría.

Después de la ceremonia y durante el banquete y el baile disfrutábamos como enanos y así nos pasó, cuando nos quisimos dar cuenta eran las 7 de la mañana y nos encontrábamos en ropa interior dentro de la piscina junto con varios amigos y familiares. Total, fue una boda/fiesta para no olvidar.