La boda de Juan Manuel y Miriam en Gatika, Vizcaya
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J&M
05 Ago, 2017El día de nuestra boda
Ese día comenzó con los nervios propios de una boda, aunque interiormente sabía que el novio no iba a salir corriendo (nos habíamos casado poco antes en el juzgado) no podía evitar sentirme inquieta, deseando que llegara el momento.
Nos levantamos pronto sobre las 6:30 de la mañana, en mi caso alquilamos un Hotel para dos noches, la del viernes para poder prepararme con espacio suficiente y la del sábado, que sería la noche de Bodas. Mi cuñada durmió conmigo ese día ya que ella fue la elegida para maquillarme y peinarme el B.
Lo dicho, nos levantamos pronto y entre café y laca comenzó el que sería uno de los mejores días de mi vida. No me acuerdo cuánto tiempo llevaba ya en la silla peinándome cuando oí la puerta, era mi madre que ya estaba guapísima y había venido a ayudarme con el vestido. Cuando al principio me dijo que quería venir, pensé, yo voy a un hotel para tener sitio y si ya estamos 3 más el fotógrafo vamos a andar apretados, pero en ese momento, en ese día me alegro que estuviese ahí conmigo, me habría arrepentido si le hubiese dicho que no viniese.
Seguir leyendo »Ese era nuestro momento madre e hija, me ayudó a ponerme el vestido y atarlo, cualquiera que haya usado un corsé sabe que no es nada fácil y ella ahí estaba con toda la paciencia y amor del mundo preparando a su niña para que todo estuviera perfecto en su día.
El fotógrafo también hizo su aparición en la habitación del Hotel y nos hizo unas cuantas fotos mientras esperábamos al autobús. En el hotel estaban alojados varios invitados de la familia del novio que venían de fuera. Yo no paraba de mirar por la ventana impaciente, y a la vez un poco decepcionaba porque en ese día, el mío no paraba de llover.
Cuando los invitados se fueron llegó mi padre, qué elegante estaba, me dijo que teníamos que esperar un poco que estaba chispeando y que el coche se iba a meter en el garaje del hotel para que yo no me mojara al salir. Entre diluvios llegamos al restaurante Lur Gatika, un lugar con jardines de ensueño, que ese día por desgracia no se podrían utilizar. Pero eso no me iba a quitar el ánimo, estaba a pocos minutos de ver a mi amor y a toda mi familia y la lluvia no me iba a fastidiar ese momento.
Todos los invitados estaban ya esperando cuando llegamos, el primero en entrar fue el novio, yo no lo vi pero me hubiese gustado, ya que entraron bailando una salsa, sólo pude recordar los momentos de ensayo mientras escuchaba la música, y cuando se acabó, algo me recorrió el cuerpo, era mi momento.
Recuerdo que mi padre estaba igual o más nervioso que yo, los dos nos agarramos fuerte y andamos, recorrimos la alfombra roja hacia delante, teníamos un objetivo fijo, llegar a la mesa de ceremonia sin derramar demasiadas lágrimas, recuerdo a mi marido sonriendo, los vitores de viva la novia y que me recordaba mentalmente todo el rato que no debía llorar.
Comienza la ceremonia, después de una pequeña introducción, la oficiante pide a mi padre que suba a leer. El hombre según se levantó de mi lado ya estaba emocionado, le temblaba la barbilla intentando controlar la emoción, fue demasiado para mí y comencé yo también a llorar, después de eso hasta que terminó la ceremonia creo que no pude parar.
Cuando acabé de firma el acta, levanté la cabeza y ahí fue por primera vez consciente de toda la gente que estaba asistiendo a mi enlace, familia y amigos, todos sonriendo, algunos llorando y en ese momento supe que el resto del día iba a ser inolvidable, lo peor ya había pasado, ya estábamos casados, y solo quedaba disfrutar.
Como llovía las fotos de familia las tuvimos que hacer en las escaleras del restaurante, y al finalizar, nos tiraron los pétalos en un mini pasillo hecho con sombrillas para que no nos mojáramos, no era lo previsto pero era nuestro momento y teníamos que aprovecharlo. Después mientras los invitados disfrutaban del cóctel y del cortador de jamón, el tiempo decidió darnos una pequeña tregua e hicimos unas pocas fotos en el jardín.
Una vez acabado el cóctel, pudimos ver a los invitados 5 minutos antes de que subieran al comedor. Después de pensar mucho en el baile de entrada al banquete, mi marido propuso entrar con una conga santiaguera, yo al principio no lo veía, pero cuando empezó a sonar la música todo el mundo se puso en pie y empezaron a ondear las servilletas y a bailar al ritmo de la música, por lo que la elección fue un acierto total.
La comida fue excelente, aunque mucha cantidad, nosotros aún pudimos comernos todo pero los invitados entre el cóctel y el jamón, no pudieron acabar. Siguiente momento clave, el corte de la tarta, elegí una canción que me encanta en alemán, nadie la entendía salvo nosotros, pero para mí era la canción perfecta. Partimos la tarta mientras cantábamos la canción, mi suegra que no había llorado en toda la ceremonia se emocionó, y yo de verla a ella emocionada.
Llegó el momento de los regalos, mis amigas nos dieron una caja con algo envuelto en film, ya sabéis, la típica broma de las amigas, empezamos a desenrollar y nos dieron que lo dejáramos que no lo íbamos a conseguir, total que a cabezotas no nos ganan y lo conseguimos desenrollar y qué había... ¡un pen! ¡Todo eso para un pen! Nos dieron una pista y es que lo teníamos que ver hasta el final, 4 horas y media del Señor de los anillos y entre medias nos daban los dígitos del número de cuenta.
Después de los cafés, teníamos que abrir el baile, para lo que le pedía a mi madre que me recogiera un poco los bajos del vestido para poder bailar más cómoda, total que ni aun así, me estaba pisando el vestido todo el rato durante el baile de apertura, que tenía que durar 1:12 minutos, que era lo que habíamos preparado, pero para mi sorpresa pasado ese tiempo la música seguía sonando, y no teníamos nada más preparado. Le tuve que hacer señas al Dj de "corta", con lo que entre risas, pidió a los invitados que nos acompañaran en la pista de baile.
Fue una gran fiesta, aunque ya habíamos comido un montón la fuente de chocolate triunfó bastante y es que el Dj no nos daba tregua, estuvimos bailando toda la noche hasta que el baile acabó. La verdad que lo pasamos genial, todos los invitados quedaron muy contentos y nosotros felices de poder disfrutar de ese día tan especial con los nuestros y ahora con vosotros.
Espero que os haya gustado, tanto como a mí relatarlo y si tenéis alguna duda no dudéis en contactarme.
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