La boda de Juan y Isabel en Redondela, Pontevedra

Mientras yo me peinaba, mi prima se dedicó a colocar todos los detalles handmade que habíamos hecho para ese día (rincón de piedras para escribir, photocall, rincón de regalos), así que, si todo salió bien, fue en gran parte gracias a ella.

Cuando llegaron los invitados, subieron a la habitación "mis chicas". Ellas son mis amigas de la universidad, con las que viví 4 maravillosos años juntas, los que vivimos separadas y los que nos quedan. Y mi amiga Patri, esa persona tan especial en mi vida. Les tenía preparados unos ramitos de papel, hechos por Anaquiños de papel, monísimos, y ellas me tenían preparado a mí un discurso divertidísimo contando los vaivenes de nuestra convivencia.

Llegó el momento de la ceremonia. Cada uno entramos con una canción que nos definiese. Juan (más rockerillo), entró con I was made for loving you, de Kiss. Y yo, más indie, con I always knew, de The Vaccines. Fue civil, y por ello la hicimos a nuestra manera, muy personal y emotiva. Dos de nuestros mejores amigos leyeron unas palabras para nosotros y después cada uno de nosotros leímos unos votos para el otro, y fue un momento muy divertido.

Al finalizar, nos regalaron un grupo de baile y gaitas gallego, mucha gente venía de fuera y les encantó.

El cóctel fue exquisito, nosotros sólo nos perdimos un poco, ya que no queríamos una sesión de fotos muy extensa, que gracias a By an arrow, fue así, aparte de muy amena.

Entramos al banquete bailando a ritmo de Emborracharme, de Lori Meyers, fue genial ver a todos de pie bailando con nosotros.

Durante la comida, el dj fue poniendo canciones dedicadas a cada mesa e íbamos con ellos a bailar, al final se juntaban unas mesas con otras. ¡Fue un momento increíble!

Como la temática de la boda fueron los viajes (cada mesa era un sitio en el que habíamos estado), les regalamos a nuestros padres un viaje. Se llevan tan bien que se van a ir los cuatro juntos.

Y ya para finalizar, el baile, primero el nuestro, nos inventamos un baile en casa para una de nuestras canciones favoritas (Magia y efectos especiales, de Izal), a mí no me gusta mucho bailar, así que la solución fue mover el cuepo a nuestra bola y arreglado. Después bailamos con los padrinos, elegimos la canción favorita de mi padre (Moonlight shadow, de Mike Oldfield).

Y después ya vino el subidón, estuvimos horas y horas, hasta que nos echaron. Al final nos fuimos unos cuantos a Pontevedra a seguir, ¡Juan y yo no queríamos que el día terminase!