La boda de Juan Gil y Adriana Camin en Zaragoza, Zaragoza

El día de nuestra boda

El día de la boda fue como un sueño real.

Amaneció con un vendaval que hacía volar la imaginación sobre lo que ese día iba a ocurrir. Yo, esperando en la puerta de la iglesia a que se acercara la otra parte de mí. Una princesa de ojos grandes y corazón de ternura.

Todo mi cuerpo envuelto en un temblor constante, un nerviosismo incontrolable y un vuelco en el corazón cuando por fin la veo. Tan guapa como siempre, con esa luz en sus ojos que me hipnotiza.

El siguiente instante, los dos delante del altar dispuesto a decirle sí ante Dios. Dispuestos a entregarnos incondicionalmente, para siempre, dispuestos a quemar las naves, a quedarnos en la isla sin ningún barco de rescate. Eso es casarse, entregarse para siempre. Pase lo que pase, te amaré siempre.

Siguiente instante, nuestros invitados gritando, cantando, sonrisas por todas partes; emoción. Restaurante Gayarre, encontrado en bodas.net, el escenario de nuestra celebración.

Entrañables momentos y nuestros corazones unidos como nunca, unidos por amor. Amor que brotaba incontrolablemente por nuestras miradas, por nuestras almas. La gente contagiada de nuestra felicidad brindaba por la vida, por lo mucho que merece la pena vivirla. La gente embriagada de ilusión y de esperanza. Y nosotros, casados, casados para siempre. Parecía que nunca iba a llegar, pero ese día en el que la realidad se hizo sueño, fue el día más importante de nuestra vida, de nuestra vida juntos.