La boda de Juan Carlos y Cristina en Aspe, Alicante

El día de nuestra boda

El día de mi boda salió todo mejor de lo que me esperaba. Todo el personal contratado estuvo a la altura del día. Reconozco que me levanté algo nerviosa por si surgía algún imprevisto, ese día estaba un pelín nublado. Estaba deseando que llegara la maquilladora, eso significaba que ya empezaba la cuenta atrás. Me maquillaron, me peinaron y llegó uno de los momentos más esperados: ponerme mi vestido, ese vestido que tantas veces había soñado ponerme para el gran día... y allí estaba esperándome. Cuando me lo puse, sentí lo mismo que cuando me lo puse por primera vez. Ese impacto, flechazo, ese nudo en la garganta, esas ganas de reír y llorar al mismo tiempo, ¡un momento mágico! Me colocaron el velo y estaba lista para bajar a las escaleras. Estaban esperándome muchas personas; entre ellos, el mejor amigo de mi marido, que me dijo cuando me vio: "cuando te vea el Garci, se va a quedar impactado. Estás guapísima". Todo el mundo decía que irradiaba una luz especial, se me notaba en la mirada. Cuando me subí al coche, esas mariposas se volvieron más intensas, estaba a 10 minutos de entrar por la puerta, y cuando entré, no recuerdo a nadie de no verlo emocionado. Y allí, en lo alto del altar estaba él esperándome, aguantándose las lágrimas. Lo primero que me dijo fue: "estás preciosa, te quiero". Cuando me preguntan si volvería a casarme, mi respuesta es: "sí, mil veces sí".