La boda de Josep y Eva en Masquefa, Barcelona
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J&E
06 Sep, 2019El día de nuestra boda
Nos casamos el 6 de septiembre, pero legalmente fue el día anterior ante Notario. No hicimos nada especial. Fuimos a cenar con mis tíos que vinieron de Suecia, porque eran los testigos, así como nuestros hijos, para celebrarlo. Yo me fui a dormir con mis tíos a un hotel, y Josep se quedó en casa con los niños. El día 6, mis tíos y yo desayunamos tranquilamente en el hotel, y mi tío quiso celebrarlo con cava. Yo, que soy muy nerviosa, estaba increíblemente tranquila ese día. Después de desayunar fuimos a la peluquería, ya que nos maquillaban y peinaban a mi tía y a mí. Cuando acabamos, nos fuimos al hotel a comer algo y vestirnos para la boda, ya que me casaba a las 18.00h.Me hizo gracia que camino de la Masía, algunas personas nos pitaban, ¡dándome la enhorabuena! Tengo que confesar que nos perdimos, y llegamos 20' más tarde. Mi tío de los nervios, y yo tranquilizándolo.
Por fin llegamos. Todavía puedo sentir la brisa en mi cara, y se me ponen los pelos de punta, cuando mi tío quitó la capota del coche, y entramos poco a poco. En ese momento, y al ver a nuestro hijo mayor, tan guapo con su smoking y con un precioso ramo de calas, esperándome, me sentí llena de orgullo y amor. Recuerdo el enorme abrazo que nos dimos y el "te quiero" Que nos dijimos. En breve apareció el peque de la familia tan elegante con su chaqué, llevando el cojín con los anillos. Era la mamá más orgullosa del mundo en esos momentos. Tengo que decir que los niños no me dejaron ver cómo iban a ir vestidos. Era una sorpresa que me querían dar, y estaban impresionantes y guapísimos. Empezó a sonar la canción que había escogido para mi entrada, y el corazón me empezó a latir con más fuerza en mi pecho. ¡Tenía unas ganas locas de ver a Josep!
Seguir leyendo »Recuerdo caminar orgullosa por el césped, con mi hijo pequeño delante nuestro llevando los anillos, y al mayor a mi lado, llevándome hacia su padre. Cuando vi a Josep, creo que me enamoré más, si cabe, de él. Verlo allí, con su smoking, tan guapo y emocionado, con nuestra preciosa hija a su lado, que fue quien lo acompañó al altar. (Por un momento pensé en la inmensa suerte que tenía de que ese hombre tan maravilloso se iba a casar conmigo). Cuando me dijo que estaba preciosa, no podía ser más feliz, porque le había gustado mi vestido. Nos dimos un tierno y dulce beso, sé que no es el protocolo pero no lo pudimos evitar, y empezó la ceremonia. Cuando leímos nuestros votos, las palabras que Josep me dedicó fueron de puro amor, igual que las mías. Yo me emocioné mucho, y hubo momentos que tuve que parar porque no quería llorar. Olga, la oficiante, fue maravillosa, y nos ayudó mucho. Hicimos la ceremonia de la luz, y aunque había un poco de viento y nos costó mucho encender las velas, al final lo conseguimos. Ya estábamos casados, y no podíamos parar de mirarnos y de sonreír. Después de las felicitaciones de nuestros invitados, fotos, etc. unos amigos hicieron una pequeña traca de petardos en honor nuestro, y fue una sorpresa porque no sabíamos nada, ¡y nos encantó!
La cena fue espectacular. Todo estuvo exquisito, y no nos defraudó nada. Todo el mundo quedó encantado y sólo podemos agradecer a la Masía Can Bonastre por cómo salió todo, el trato recibido, simplemente todo! Nos dieron otra sorpresa, y es que nos disfrazaron un poco a Josep y a mí. ¡Fue muy divertido! También fue muy bonito el poder hacer una call con uno de los mejores amigos de Josep de Orlando, que no pudo venir a la boda por motivos de salud, y nos emocionamos todos; así como unas palabras escritas que habíamos preparado para él y para mi mejor amiga, que tampoco pudo venir, y para otra persona muy especial para nosotros, que tampoco pudo venir desde Cuba, por motivos de salud. ¡Fue muy bonito y emotivo! Les hicimos una sorpresa a los invitados. Pusimos una canción para que la bailáramos todos juntos, ¡y fue muy divertido!
Tuvimos otras sorpresas, como llegar a la habitación y encontrarnos el suelo de la suite llena de vasos con agua. Como lo hicieron los niños, tuvieron que quitarlos ellos, y nos reímos mucho porque refunfuñaron pero los quitaron. Cuando ya a las casi 4.00h de la mañana nos disponíamos a dormir, empezó sonar un despertador, y Josep y yo buscándolo porque no sabíamos de dónde salía... Nos habían escondido 6 despertadores por toda la habitación, para que sonaran cada hora. Menos mal que al final los encontramos casi todos. ¡Fueron bromas divertidas, y nos reímos mucho! Mi venganza fue que a las 9.00h de la mañana empecé a despertar a todos los que se quedaron a dormir, que eran los que venían de fuera de Barcelona.
Fue una boda íntima y pequeña, con nuestros amigos y personas realmente importantes en nuestras vidas. No nos importó porque fue mágico. Hubo risas, lágrimas de emoción y mucha felicidad y amor.
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