La boda de Jose y Raquel en Albacete, Albacete

Hicimos todas las fotos tranquilamente, como nos recoge un Rolls Royce que mi padre nos regaló, llamo al conductor y me dice que mi futuro esposo ya lo ha dejado en el restaurante.

Me recoge y tenemos que dar un par de vueltas ya que mi madre y mi hermana se han retrasado. Hace un día precioso y voy saludando. Hay muchísima gente en la puerta de los jardines donde hacemos la ceremonia y corriendo Manu avisa que la gente me espere dentro, cosa que me tranquiliza.

Bajo del coche y comienzo a oír mi canción de entrada, la BSO de las Normas de la Casa de la Sidra. Entrar y ver a todo el mundo que quieres mirándote sin perderse un detalle es un momento indescriptible. Llevé tocado y a varias personas les dije que iba a llevar velo (para despistar), verlas con la boca abierta no tiene precio. Fui avanzando por la alfombra y mi futuro esposo estaba esperándome de espaldas con un traje oscuro. Me dijo el gracioso que iba a ir de granate. Me paro y de repente se gira y reímos como dos chiquillos pequeños. Me da un beso en la mano y yo en la mejilla. Él también me sorprendió, llevaba un smoking y le quedaba estupendo (llevaba los cordones morados de los zapatos ¡todo un puntazo! Me dijo: ¡estás guapísima!

La ceremonia, preciosa, nos dedican unas palabras mi hermana (que tuvo que parar dos veces porque lloraba sin cesar), su hermana y una amiga en común que fue por la que nos conocimos en su cumple. Escribimos unos votos, él me recitó una poesía adaptada de Bécquer que me encanta y yo (aunque tenía el papelito por si me ponía nerviosa) cogí el micrófono y tranquilamente le fui diciendo mis palabras. Él me cogía de la mano fuerte, estaba emocionado. Al finalizar cada uno los suyos: “Siempre tuyo, siempre tuya” (que están grabados en nuestras alianzas).

Termina la ceremonia y tocan mi canción favorita: “The Bitter Sweet Symphony”. Vamos avanzando por el pasillo y nos tiran el arroz y pelotas de pin pon ya que mi chico ha jugado desde pequeño.

Fuimos a hacernos las fotos cerca, ya que el cóctel comienza cuando nos vamos. Volvemos en una hora y la gente encantada de estar al aire libre disfrutando del estupendo día.

Van entrando a la carpa para esperarnos, los camareros nos hacen un pasillo y suena una canción de Star Wars. En el techo de la carpa hay numerosos globos grandes, fue un capricho mío y a la gente le encantó. No se me olvidará esa imagen en la vida.

Le di el ramo a mi hermana, toda emocionada se abrazó a mí como cuando era pequeña, se caía y se ponía a llorar. Se pasó la comida rápidamente (no comimos apenas claro), sacan nuestra tarta de chuches nupcial con nuestros muñecos personalizados (gracias Laura por tu estupendo trabajo). Me avisan que los músicos están esperándome ya que bailamos un tango y nos tocan la canción en directo. La gente enloqueció ya que era una sorpresa y no lo sabía nadie. Desde octubre dando clase, quedó genial y justo después bailamos un flash move cuya coreografía esta en nuestra web de bodas. La gente participó y fue un momento inolvidable, con deciros que volvimos a bailar el flash move 3 veces más (la foto incluida es de la una de la madrugada).

Llegó la noche y sacaron algo de picoteo y la gente y las ganas de bailar no decayeron, nos dieron las 3 de la madrugada y mi voz no podía más. Me fui afónica por completo al inicio del viaje, pero totalmente feliz.

Aún hoy me da la gente la enhorabuena ya que dicen que fue precioso todo el día, desde la ceremonia hasta el último minuto, que se respiraba nuestro amor en cada momento. Es maravilloso que te digan: ¡no ha sido una boda más!

Quería ser breve pero cuando te pones a describir es imposible. Gracias por dedicarme estos minutos.