La boda de Jose Miguel y Cristina en Madrid, Madrid

La ceremonia fue preciosa y superamena. Mi amiga Raquel y una de sus tías leyeron y nos hicieron emocionarnos a todos. Mientras todos nuestros invitados se dirigían hacia la zona de cóctel nosotros nos fuimos hacernos las fotos. Algo que nos encantaba de nuestra finca era eso, tener todo en el mismo sitio con unos jardines preciosos.

El tiempo en el cóctel se nos pasó volando, aprovechamos para hacernos las fotos en grupo, los camareros pendiente nuestra de que comiésemos también... Y antes de pasar al banquete había que lanzar el ramo. El mío decidí quedármelo yo, pero quise lanzar uno de chucherías. Sin duda alguna, fue de los mejores momentos que hubo, donde todos lo disfrutamos mucho y nos reímos.

El banquete fue perfecto, podemos decir que somos de los novios que sí cenaron, disfrutamos del menú que habíamos elegido y que tantísimo gustó entre nuestros invitados. Como único regalo especial dimos a las mamis una réplica de mi ramo que les encantó y que lo dimos durante el sorbete. Tuvimos corte de tarta y seguido a ello empezamos a repartir los detalles para los invitados. Teníamos muy claro que queríamos darlo nosotros para poder estar un ratito con todos ellos. Nos llenaron nuestro cuadro de huellas y funcionó bastante bien nuestro "libro de firmas".

El baile fue lo más, tuvimos nuestro momento los dos solos y al minuto y medio cambiamos a una canción de Grease donde se sumaron mis amigas, mis cuñados e incluso invitados de nuestra boda. Tuvimos Candy bar, Glitter bar, Fotomatón y todo ello fue un acierto porque gustó muchísimo y lo mejor es que en ningún momento la pista de baile se quedó vacía.

Nosotros siempre tuvimos claro que queríamos una boda de tarde porque nos parece mucho más romántico y especial, teníamos miedo que por hacerlo de tarde fuese poco tiempo, pero duró hasta cerca de las cinco de la mañana desde las siete de la tarde que empezó. A lo largo de este año y medio organizándolo nos hemos encontrado con obstáculos, mucho estrés, pero al final el resultado que tuvimos mereció la pena.

Aún nos siguen felicitando por el día que les hicimos pasar, por lo bonito que fue, los mil detalles que hubo y sobre todo por lo bien que comieron y lo bien que se lo pasaron. Para nosotros eso siempre era fundamental. Muchos nos preguntan si cambiaríamos algo de aquel día o si salió como esperábamos. Todo fue infinitamente mejor de lo que habíamos soñado, tuve una boda muchísimo mejor de lo que siempre imaginé rodeada de las personas que quiero y volvería a repetirla un millón de veces.