La boda de Jose y Marina en Barcelona, Barcelona
Al aire libre Verano Morado 8 profesionales
J&M
01 Sep, 2018El día de nuestra boda
¡Al fin llegó! Un año luchando, trabajando diariamente para poder tener un día de ensueño y poder brindar a nuestros invitados, la más bonita de las veladas. Nos costó lo nuestro tengo que decir (y no me refiero sólo a lo económico), fueron horas y horas frente al ordenador buscando ideas que nos inspiraran y después adaptarlas a nuestro gusto. Horas buscando el mejor precio entre decenas de vendedores, el detalle más bonito para nuestros/as invitados/as o pensando y eligiendo los regalos de nuestros padres, padrinos, damas y acompañantes, cada uno en su estilo y personalizados.
Las manualidades nos trajeron de cabeza un poco, dado que no me sentía muy segura de mi misma, nunca he tenido tal grado de facilidad para hacerlas. Sin embargo, hacerlas en pareja o en familia hizo que salieran cositas realmente preciosas. Como fue el collar que lució nuestra perrita Kenya al traer los anillos, el marco del photocall o los centros de mesa. ¡Es increíble lo que se puede llegar a hacer con una pistola de silicona y flores artificiales del chino!
Seguir leyendo »Los carteles de la boda también se lucieron, pintados a mano por mi mejor amiga, mano derecha durante todo este año, testigo del civil y dama principal de la ceremonia. La verdad, se merece un monumento y por eso, se llevó regalado mi ramo, en uno de los momentos más especiales de la noche.
En nuestro caso, escogimos el Espacio Sol y Vida para celebrar nuestro enlace, y la verdad, no pudimos escoger mejor. No solamente por el entorno, que reunía todas las características de lo que nosotros teníamos claro que queríamos en nuestro día (espacios exteriores, exclusividad, belleza) sino por el valor agregado que aportan Josep María y su familia, encantadores desde el primer hasta el último minuto. Nos transmitieron cariño, confianza y tranquilidad, aún en los momentos más difíciles, que los hubo.
Llegamos por la mañana, temprano, después de haber recogido las sillas de la ceremonia. En nuestro caso, al ser 45 personas, decidimos alquilar una “furgo” e ir a recogerlas nosotros mismos, ahorrándonos el gasto de transporte que en nuestro caso era superior al de todas las sillas.
Fue llegar y ponernos manos a la obra con la decoración. Entre los 6 que éramos poco a poco fuimos montando todo, empezando por las flores de la escalera, siguiendo por la decoración de la ceremonia y por último la de la carpa del cóctel. No faltó el detalle del kit de emergencia en el baño de las chicas, con sus tiritas, desmaquillante, paracetamol... Ni tampoco faltó la candy bar, montada también por nosotros y en la que colaboraron amigos y familia haciendo cupcakes y tartas.
El momento de la pre ceremonia, mientras ambos nos vestíamos, él en una autocaravana encantadora y yo en una habitación preciosa y rústica, fue un caos. La gente no paraba de entrar y salir, el catering necesitaba indicaciones y yo no podía bajar a dárselas, se perdió el prendido del novio, me olvidé el pintalabios que quería ponerme, me di cuenta de que no había traído chanclas siquiera para andar por la habitación, el dj se negaba a pinchar por no querer firmar un contrato de responsabilidad que el Espacio Sol y Vida requería al estar en reserva natural... En fin... ¡Una locura! Creo que fue el peor momento del día, sin duda... Pero lo bueno es que lo superamos, y contra viento y marea vivimos nuestra ceremonia recibiendo todo el cariño y ánimos de nuestra gente.
La ceremonia salió preciosa, más allá de algún problema técnico con el dj y la música... La decoración, montada con nuestras propias manos, quedó más bonita de lo que habíamos soñado, toda en colores rosa, morado y blanco. Y la cortina de grullas de papel que colgamos del arco, realmente mágica. Jose dedicó muchas horas en hacerlas una a una y después, con ayuda de la familia montamos las tiras que irían atadas al árbol. Un efecto chulísimo.
Víctor, el oficiante, lo hizo genial. Los invitados rieron, lloraron, se sorprendieron, de todo menos aburrirse. Las tres lecturas que se hicieron, los votos y la ceremonia de la arena fueron los momentos más bonitos y emocionantes. Recomiendo sin duda hacer la ceremonia de la arena, ya que os quedará un recuerdo, con suerte, para toda la vida.
También el Catering La Lloca se lleva la palma, Rubén y todo su equipo nos trataron como si fuéramos de la familia, con todo el mimo que pone una madre cuidando de los pollitos. Particularmente, desde que conocí a Rubén me encandilé con su cercanía, su forma de trabajar seria y siempre a disposición nuestra y con el cariño que se nota pone en su trabajo. Supe que era él el que tenía que encargarse de nuestro día por la tranquilidad que me transmitía. Al conocer al resto del equipo en la prueba de menú, las dudas se disiparon por completo, tenían que ser ellos.
Durante el cóctel trataron a los invitados como reyes, sin que les faltara de nada durante toda la noche. Y tengo que agradecer también que estuvieran pendientes de mí, insistiéndome para que comiera, aunque lo cierto es que no me entraba bocado. Gracias a ellos, que me guardaron algunas cositas, es que pude probar el pastel al día siguiente y el risotto (¡que estaba de muerte!), ya sin nervios y con un hambre de elefante.
Hablando del pastel... ¡Es imposible que lo pase por alto, cosa más rica por dios! En nuestro caso, escogimos contratar a Mr&Mr Sweet, una pareja encantadora que, desde luego, transmiten cariño hasta por sus creaciones. En la prueba de menú nos trataron genial, son súper cercanos y transmiten mucha confianza, ya que se nota que les encanta lo que hacen. ¡Además, nos pusimos las botas! Nuestra naked cake era de bizcocho de chocolate con crema de frambuesa, decorada con flores y frutos rojos. Me pidieron una foto del que sería mi ramo para poder utilizar flores que se parecieran, por lo que, además de estar para chuparse los dedos, era una belleza.
Después de haber comido llegó el baile. Lo inauguramos Jose y yo bailando una bachata al más puro estilo nosotros, improvisando. Después cambiamos drásticamente de música bailando un Vals clásico, El Danubio Azul, con el padrino y la madrina. ¡Y, por último, empezó el desmadre!
Hay que decir que la celebración de nuestra boda fue el momento en que nuestras respectivas familias se conocieron, por lo que, ver a mi madre y a mi suegro bailando un merenguito, fue uno de los recuerdos divertidos y entrañables que guardaremos para siempre.
Una vez empezó la fiesta fue cuando realmente pudimos disfrutar, soltarnos, en mi caso cambiarme el vestido (que me tenía ya agobiada) y darlo todo con nuestra gente, amigos y familiares. Bailamos hasta que algunos se fueron arrastrados de borrachos en taxi y otros cansados con los pies hechos polvo de bailar. Y quedamos unos poquitos, el equipo de desmontaje. Por supuesto, ser los pringados que se quedan hasta el final para recoger toda la decoración, tuvo su ventaja. La pobre candy bar, olvidada durante la noche, nos estaba esperando.
Al acabar de desmontar, cada uno se fue con un buen puñado de dulces a casa, para pasar mejor la borrachera. Y nosotros nos quedamos a dormir allí, para disfrutar del silencio de Collserola, y así descansar del día tan intenso que habíamos pasado.
Intenso sí, sin dudarlo, fue emocionante y estresante a partes iguales. Vivir todo este año nos ha enseñado mucho, nos ha unido más entre nosotros y también nos ha enseñado a valorar a las personas que tenemos a nuestro lado. Aquellos que han invertido tiempo y cariño en regalarnos pura felicidad ya fuese haciendo cupcakes, acompañando a escoger traje, haciendo manualidades o montando y desmontando el que ha sido uno de los días más importantes de nuestras vidas.
Gracias a todos vosotros, ya que, sin vuestra ayuda, ánimos y ganas, no habría sido posible. ¡Os queremos con locura!
Marina y Jose.
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