La boda de Jose y María en Adra, Almería
En el campo Primavera Verde 2 profesionales
J&M
28 Mar, 2015El día de nuestra boda
Qué difícil describir solo con palabras tantas emociones concentradas en un solo día. El 28 de marzo de 2015 amaneció precioso, cielo absolutamente despejado y una temperatura muy agradable teniendo en cuenta que hasta dos días antes estuvo diluviando por la zona, fue toda una suerte.
Por la mañana me desperté en cuanto la primera alma empezó a dar señales de vida por mi casa; como siempre, mi madre y mi querido Roger (mi perrito). Así que como comprendí que era imposible volver a dormir, me levanté a desayunar con ella antes de ir a la peluquería.
A las 9 de la mañana estaba yo allí plantada, más tranquila que unas "pascuas", esperando mi turno. Mi paso por la peluquería fue muy rápido, ya que llevé mi rizo natural y lo único que tuvo que hacerme la peluquera fue lavar y secar el pelo para más tarde, venir a casa a peinarme.
A las 10 de la mañana estaba en casa sin mucho que hacer, así que me dediqué a relajarme, ducharme tranquilamente, etc. A la 13 estaba mi prima y maquilladora en casa lista para la batalla, y nada, gracias a mi inexplicable tranquilidad, también acabamos pronto y con un resultado que a mí me pareció extraordinario. Poco después vino la peluquera para hacerme el recogido y ya solo quedaba esperar la hora de meterme el vestido y colocarme el velo. Mientras tanto, abrimos una cervecita, cortamos un poco de jamón y allí estábamos mi madre, la peluquera, mi prima y yo tan tranquilas.
Seguir leyendo »Por fin llegó la hora de meterme el vestido, ya que el fotógrafo estaba a punto de llegar; y fue en este momento, cuando todo pareció real, de repente me di cuenta de (como decimos en Andalucía) en el "fregao" en el que me había metido, y fue entonces cuando empecé a estar un poco nerviosa.
Tras las fotos en mi casa, llegó la hora de ir a la Iglesia.
La ceremonia fue realmente bonita, el cura muy campechano y distendido y todo muy emotivo gracias también a una lectura de mi hermano donde lloró hasta el fotógrafo. Deciros que para mí el trayecto desde bajar del coche hasta entrar en la ermita fue el momento más emocionante de todo el día.
Tras la misa fue muy bonito saludar a toda la gente que hacía tanto tiempo que no veíamos (actualmente vivimos en Luxemburgo) y que aun así no habían dejado de ser piezas fundamentales de nuestras vidas. Momentos realmente felices.
Luego fuimos deprisa al lugar elegido para hacernos las fotos: el nacimiento del Río Andarax, en pleno corazón de la Alpujarra y muy cerca de la Villa Turística de Laujar dónde celebrábamos el banquete. La sesión fue muy divertida, aunque a veces me vi forzada a recordar al fotógrafo que llevaba un vestido que debía pesar 4-5 kilos, un velo de más de 3 metros y tacones de 10 cm. Para él era tan fácil sugerir que me subiera en lo alto de una piedra a 6 metros de altura y al borde de una cascada…
Llegamos a la Villa media hora después de empezar el cóctel y poco antes de bajar a la carpa donde se iba a celebrar la cena.
Durante la cena surgieron algunos imprevistos (faltaban regalos para los invitados, el vídeo que habíamos preparado para proyectar no se vio muy bien, etc.), pero no fueron suficientemente graves como para quitarnos la sonrisa de la cara; estábamos realmente felices con tanta gente querida allí y reunida por nosotros que no se merecían una mala cara por nuestra parte.
Una vez terminada la cena, fue cuando realmente empezamos a disfrutar. Nuestros amigos nos hicieron bailar hasta que el cuerpo aguantó y a las 8 de la mañana estábamos por allí dando guerra todavía y con el vestido de novia más negro de la historia. Todo iba genial hasta que vi que llevaban al novio en volandas directito a la piscina. Menos mal que me metí por medio, porque debía haber unos 8-9 grados y la piscina estaba congelada.
Como anécdota contar que a eso de las 3 de la mañana, hablando con mi madre, me di cuenta de que me había dejado en casa el bolso que había preparado con el camisón, ropa para el día siguiente, etc. Así que lo único que tenía para ponerme era mi vestido de novia. Menos mal que la bendita de mi madre se levantó a las 8, fue hasta Adra (45 minutos) y volvió con mi maletita para dejármela en la puerta de mi habitación.
El día siguiente estuvimos por la zona con todos los invitados (la mayoría se habían quedado a dormir en la propia Villa) y seguimos celebrando.
Una vez pasada la boda y el viaje, la verdad que hemos sufrido un poco la famosa depresión "postboda". A día de hoy creo que la hemos superado. Fue el día más bonito de mi vida y que siempre recordaré con gran emoción.
Gracias también a este foro, que me ha ayudado en numerosas ocasiones y de dónde he ido recopilando ideas a lo largo de casi un año. Muchas gracias y !viva los novios!
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