La boda de Jose y Issa en Almería, Almería

Cuando llegué a la peluquería tenía muchísima hambre y me pidieron un bocata gigante para poder "matar" el hambre ¡no me lo pude terminar! Al cabo de dos horas llegué a casa y ya estaba mi maquilladora esperándome, la suerte de ese día que nos encontrábamos solas hasta 30 minutos después que llegó el equipo de vídeo y foto, Producciones Vélez y German&Vero. De momento Germán empezó a hacer de las suyas colocando las cosas donde se le antojaba para hacer unos buenos ángulos y perspectivas para las fotos que vais a ver en éste post. Salimos tranquilamente (porque no teníamos prisa) a tomar café a mi terraza, nos sentamos los 6 en mi chillout y al cabo de un rato llegaron ya familiares.

Cuando llegó mi tío, el hermano pequeño de mi padre, y vio el precioso camafeo con la foto de mi padre para mi ramo de novia, nos abrazamos y echamos a llorar, ese momento para mí fue muy emotivo, nunca lo olvidaré.

Y tocó el momento de desvelar el mejor secreto que guarda toda novia, ¡el vestido! Mi madre y mi tita fueron las que me vistieron. Yo todo el tiempo llevé para ser atípica, un picardías morado, de encaje y seda, porque mi boda fue morada, plata y blanca, pues bien tocó quitármelo, y esto supuso un "problema". Mi vestido era de escote en la espalda, y no llevaba sujetador, así que mi madre, con mucho pudor, cuando vio que delante de 6 personas (la mayoría chicos jóvenes) me quedaba en tanga sin costuras, pues la pobre decía: "¿y te vas a quedar desnuda delante de todos?" ¿Y qué iba a hacer yo? ¡no los iba a echar! Así que me quedé prácticamente desnuda delante de todos, así he obtenido unas fotitos boudoir en mi book de boda, podré recordar cómo era antes de... Pero esas fotos, no las voy a poner aquí.

Cuando ya me puse el vestido, y había tantas miradas hacia él, esa sensación es una mezcla de alegría, nerviosismo y alivio, ¡ya puedo hablar de mi vestido! Mi vestido fue el elegido entre 32 vestidos que me probé, se trata del modelo Laberne, de Pronovias (avance 2014).

Cuando salí a la calle después de una sesión de fotos, los amigos que me esperaban junto con la familia me reclamaban para hacerme fotos, ahora mismo, reviviendo ese momento, lo repetiría de nuevo, qué especial me sentí. Uno de mis mejores amigos y dueño del precioso 600 que decoramos la noche anterior con mis lazos DIY, abrió la puerta de mi garaje y apareció el coche que nadie se esperaba con un claxon muy gracioso, el típico sonido de las atracciones cuando te avisan que arrancan. Como el vestido tenía mucha cola, a la vez que no disponía de aire acondicionado, me monté con el chófer, el fotógrafo y yo. ¿Sabéis lo que sentía? Iba "tranquila" pero, con una alegría, unas emociones que son inexplicables ¡qué ilusión tenía! Al llegar, empezó a sonar mi canción de entrada "You’re beautiful" de James Blunt, mis pajecitos se colocaron en sus posiciones; las dos damas primero, a continuación mi damita Inés con mi corazón DIY avisando: aquí viene la novia; y a detrás Álvaro, mi ahijado, con mi precioso portaalianzas, tirando de un camioncito blanco diseñado por mí (hecho por Conlluviaysol) cargaba con mi cojín Diy, y la pequeña Nora portaba un mini corazón con nuestras iniciales y las 2 rosas para la ceremonia de las rosas.

Los invitados no se esperaban que mi pequeña escolta llevaran tales cosas tan simpáticas y originales, y yo veía como se lanzaban a hacer fotos, y ya al pisar mi alfombra morada, comenzaron los aplausos y lo vi al fondo a Mr. J, con su madre abanicándole para paliar la calor y los nervios, no quería mirar, pues me contenía las lágrimas, en ese instante experimenté unos sentimientos irrepetibles, miraba hacia los invitados, veía a los amigos que me gritaban ¡guapa!, y aplaudían a mi paso hasta llegar a la altura de Mr. J y al mirarnos, nos emocionamos tantísimo que no sé cómo explicar la mezcla de sentimientos tan especiales, nos dimos dos besos y Mr. J me susurró al oído: "¿dónde vas tan guapa?"

De los nervios, esperamos que el alcalde nos dijera de sentarnos, pero al no hacerlo estuvimos toda la ceremonia de pie, y quedará como una anécdota de la ceremonia. Nuestro alcalde nos dedicó unas preciosas palabras, mencionó la falta de mi padre, y junto con mi hermano (el padrino) nos emocionamos, yo agarraba la mano de Mr. J todo el tiempo, y él me acariciaba para tranquilizarnos como muestra de complicidad. Llegó el turno de Vanesa, mi gran amiga, una de mis confidentes, nos hizo un precioso discurso, que todos los invitados aplaudieron y felicitaron porque no pudo hacerlo mejor describiéndonos tal como somos. Nos emocionamos, nos reíamos, etc.

Ya tocaba el momento del intercambio de las alianzas ¡nunca lo olvidaré! nos mirábamos fijamente, con una sonrisa de lado a lado, y después llegó Nora desempeñando su papel, con esas dos rosas blancas, como símbolo de nuestro primer regalo como marido y mujer.

Cuando terminó todo, nos besamos como marido y mujer ¡qué extraño se nos hacía! Estuvimos haciendo más fotos, tomamos el aperitivo junto con los invitados y tocaba la famosa entrada de los recién casados al salón para tomar la cena. Barajamos varias canciones, pero a mí me hacía mucha ilusión escuchar la típica canción de recién casados, ¡qué bonito, oh! El bello de punta recordando como entrábamos yo más despacio para saborearlo, ¡no lo volveré a vivir más!, ¡despacio despacio! (eso pensaba yo) y una sonrisa enorme, ¡menos mal que tengo el vídeo para recordarlo!

Durante la cena los amigos nos prepararon varias sorpresas, la primera fue nada más sentarnos, gritaron: ¡qué se besen, qué se besen! y al hacerlo me partía de risa nada más terminar. Habían repartido por las mesas cartulinas de colores con números para puntuarnos cada beso. Os dejo la foto partiéndome de risa al verlo.

La segunda fue cuando se sirvió el sorbete de mojito, de repente se vacían las mesas de los amigos, y mi recién estrenado marido, gritó fuerte: ¿dónde se va el salón? Y de pronto hicieron dos filas, chicos y chicas, pusieron una canción de Rafael, no sé el nombre, os la podría tararear, pero no se me da bien por aquí. Y cada amiga mía me daba una rosa lila, y a Mr. J lo iba equipando con una pala, una caja de herramientas, un casco, pinzas, destornilladores, gafas, etc. Mi madre se partía de risa, y yo tocaba la pala porque era de verdad, ¡no de plástico!

En el segundo plato, la presentación no pudo ser mejor, a los locos de los amigos de mi marido se les ocurrió llevar las camisas tan divertidas de su despedida de soltero, a uno se le olvidó, pero como hice los kits de emergencia en los aseos, improvisaron la vocal I, del apellido de mi marido en la corbata pillando los folios con clips para el pelo. Y de repente traían los platos de carne con una música un tanto llamativa, hardcore, que le gustaba mucho a mi marido cuando era más jovencito. Bajaron la luz y se colocaron tras nuestra mesa formando con sus camisas el apellido de mi chico y bailando como locos ¡qué buenísima idea!

Después tocó partir la tarta, y dar los muñecos a los siguientes, mi primo hermano, y una pareja de amigos que queremos que se casen ya. Como no quería dar lo típico a la chica que nos preparó la mesa de dulces, cupcakes y tarta, le encargué 2 parejas de galletas en forma de novios, ¡y les encantó a las dos parejas! Mientras sonaba "Sabor de amor".

No recuerdo en qué momento fue, pero a mis 3 mejores amigas, casi como hermanas, esas que tanto añoro, les di los 3 ramos que preparé con el tul de mi vestido esa misma mañana, y nos emocionamos muchísimo, de fondo sonaba "I´ll be there for you" de Friends.

Y tocó el baile. Meses atrás hice una selección de canciones y preparé la coreografía, a mí me conocen por gustarme bailar y bailar bien (modestia aparte) y se me ocurrió hacer creer que íbamos a bailar una bachata de Enrique Iglesias, " Cuando me enamoro", pero de pronto se rayó la canción y ¡pum! baile divertido. Los invitados aún me siguen diciendo que nos quedamos con ellos con nuestro baile. No sabría decir cuál canción gustó más, si Gangnam style, si Me gusta mi novio, si El baile del pañuelo, no sé por qué nos pusimos gafas y todo. De mí se lo podían imaginar ese tipo de baile, pero de Mr. J, tímido, serio, etc. por esos factores sorprendió y gustó tanto.

Lo mejor del baile, que los invitados creían que había terminado cuando Mr. J, me lanzó en sus brazos y besó, pero hicimos una mezcla con la canción de su despedida y camisetas "Follow the leader" e invitamos a bailar a la gente, ¡parecía ensayado! ¡Qué locura!, veo los vídeos de cómo viene una avalancha hacia nosotros a bailar como locos. Podría contar más anécdotas, pero me extendería demasiado.

Y a partir de ahí recuerdo poco más que disfruté como enana, que repartí 14 ligas a mis amigas, lancé el ramo, nos hicimos muchas fotos con nuestros divertidos photocall DIY para niños y adultos, contamos chistes, hicimos karaoke, en fin, hasta nos hicieron repetir el baile a eso de las 6 de la mañana, tengo ambos vídeos, el "voy bien para bailar" y el "vamos pedo para bailar", y son dignos de ver, y terminé a las 9 de la mañana bailando en la feria del pueblo hasta más no poder.

Sólo puedo decir, que me volvería a casar por vivirlo de nuevo, por repetir todo y hacerme fotos que me faltaron, saltar más hasta romper más aún el vestido (aun así tiene varios boquetes.).

Cada boda es especial y para cada pareja como la nuestra, ninguna, pues yo puedo decir que me siento orgullosa de mi esfuerzo, de mis calentamientos de cabeza, de mis manualidades, porque es súper reconfortante leer al día siguiente mensajes en los que tus amigos te dicen que una boda difícil de superar, llena de anécdotas, buen rollo y que recordando momentos les entra morriña y ganas de llorar, ¡y eso a tan sólo 24hrs después! ¡Eso no tiene precio! Disfrutad al máximo y los imprevistos y cosas que no salgan como querías quedarán como simples anécdotas para recordar.

Para terminar, decir, que me hace muy feliz poder escribir este post, aunque también lo hago en mi blog, pero no había contado todo tan al detalle, y el volver a recordar hasta dónde mi memoria recuerda me ha emocionado muchísimo. ¡Qué mono tengo de casarme otra vez!

Fotos cedidas por Germán&Vero