La boda de Jose y Cristina en El Escorial, Madrid
De noche Verano Azul 8 profesionales
J&C
24 Sep, 2016El día de nuestra boda
¡El día más bonito de nuestra vida! Esa mañana me levanté y en el salón me habían preparado un tocador espectacular para las cositas de la boda, ahí ya empecé con la sonrisa y no pare de sonreír y reír durante todo el día (¡el domingo por la noche tenía agujetas en los mofletes!).
Luego llegó la sesión de belleza: mascarilla, la peluquera a peinarme (¡cómo es posible meter 54 horquillas sin que se vean! Eso lo contó mi marido a la noche cuando me ayudó a despeinarme, el pobre ya agotado).
Después mis damas de honor me regalaron un cuadro de las 4 con los vestidos de la boda precioso, me encantó. Luego mi mejor amiga me maquilló, me dejó preciosa (¡qué voy a decir yo!). Y... ¡llegaron los fotógrafos! Disfruté muchísimo de los preparativos y de las fotos en casa vistiéndome, me hicieron sentir cual princesa durante todo el proceso.
Cuando bajé, el cochazo que alquilamos para el gran día estaba esperándome. Fue una pasada estar ahí, todo el mundo nos miraba, nos pitaban... ¡parecíamos famosos! Y llegó el gran momento. ¡La entrada a la Iglesia! En ese momento estaba tranquila, me sentía en una nube. Entré cogida del brazo de mi padre, todos nuestros invitados con una sonrisa, me emociona mucho volver a pensar en ese gran momento.
Seguir leyendo »La ceremonia, amenizada con el cuarteto fue preciosa, e, inexplicablemente ¡leí con tranquilidad en el momento clave! La salida de la iglesia fue muy divertida, arroz para arriba y más arroz, hecho con mucho mimo por la que considero mi tía. Nos decoraron el coche con pompones y matricula de just married y nos fuimos a hacer las fotos al monasterio del escorial.
No se me olvidara jamas la cara de un hombre cuando se gira y ve nuestro coche y a nosotros dentro, soltó un grito de admiración increíble, ¡menudo subidón! Después practicamos el baile de novios y acabamos rodeados de personas mirándonos y fotografiándonos, fue genial. Volvimos a montarnos en nuestro flamante coche de camino al banquete. El cóctel, la cena, el baile, fue maravilloso, todo controlado y listo hasta el más mínimo detalle.
Hubo momentos muy emotivos, cuando dimos los regalitos a las mamis, a los futuros novios, a mi tía, los detallitos de la boda... Conseguimos sorprender a los invitados con nuestro baile nupcial: un vals (eres tú el príncipe azul) seguido por una bachata (solo quiero darte un beso) y terminado con un tango (por una cabeza).
En la discoteca nos reímos muchísimo con el fotomatón y bailamos como si nunca antes lo hubiésemos hecho. Se pasó el día volando, parece mentira lo rápido que paso pero desde luego podemos decir que disfrutamos de todos y cada uno de los segundos de ese día. Pero... cuando ya paso el día, ¡teníamos sorpresita en casa! Nos habían dejado copas y champang, la petaca en la cama, gominolas y lacasitos... ¡Y seguía habiendo más cositas!
Antes de salir al aeropuerto, nos llegó el videoclip hecho por los fotógrafos al móvil, lo que no habíamos llorado en la boda ¡lo lloramos ahí! Vaya pasada de video, volvimos a estar en las nubes. Estábamos en el aeropuerto en una nube, el viaje fue increíble: Tailandia y Maldivas, ¡100% recomendable! Lo que todo el mundo dice de que pasa volando el día es verdad, ¡y es una verdadera lástima! ¡Volvería a repetir ese día una y mil veces más! Aprovechar el día al máximo, disfrutar, reír, llorar, saltar, cantar, gritar... y ante todo... ¡ser vosotros mismos!
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