La boda de Jose Ángel y Noelia en Granada, Granada
Elegantes Invierno Azul 10 profesionales
J&N
26 Dic, 2020El día de nuestra boda
Una boda Covid... Así es como empieza la historia cada vez que alguien nos pregunta cómo fue el día de nuestra boda. Pero realmente todo comenzó mucho antes y os lo vamos a contar desde el principio, así que poneros cómodos... ¡Esta crónica va a ser de las largas!
1 de mayo de 2020, esa era nuestra fecha, ¡nuestro gran día! Todo estaba ya casi listo, nos faltaban un par de detalles como las pruebas finales de los trajes, terminar el regalito de los invitados, cerrar el presupuesto floral a falta de concretar las últimas cosas... Vamos, lo que viene siendo el estado de la organización de una boda a mes y medio vista. Recuerdo que estaba saliendo de una de las pruebas del vestido ese miércoles 10 de marzo (lo recordaré toda la vida) y llegué a casa muy angustiada, como quien tiene el presentimiento de que se avecina la tormenta más grande jamás pensada, y recuerdo también que no dejé de llorar esa noche ni el día siguiente... Ni el siguiente, hasta que finalmente, ese viernes 12 de marzo apareció el presidente en las noticias para decirnos a todos lo que nadie quería escuchar: señores, se nos viene encima algo gordo y desde el sábado 13 de marzo se decreta el estado de alarma en el país... ¡Confinados! (o lo que después llamaríamos nosotros en casa, el confitamiento jajaja).
Seguir leyendo »Después de aquello... Drama, drama y más drama. En este punto de la historia vamos a ir al modo resumen, no quiero desanimaros con tanto drama, porque hubo, ¡y no poco! Nos pusimos manos a la obra y hablamos con todos los proveedores para acordar una nueva fecha. Teniendo claro que queríamos evitar aplazar la boda al año 2021 (¡resistencia 2020 a hierro!) y viendo que lo que quedaba de año estaba ya bastante saturado (después vinieron más olas del Covid y claro, había fechas de sobra para casar a medio continente, pero a 26 de marzo todo era incertidumbre y estábamos todas las parejas igual...), vimos como una especie de halo de luz sobre el sábado 26 de diciembre. Diciembre, diciembre... Espera... ¡¿Navidad?! ¡Perfecto! Debéis saber que en nuestra casa vivimos la navidad como si aún fuésemos niños, somos como duendes, ¡nos encanta! Así que decidido, la boda se trasladaba al 26 de diciembre, ¡qué idea tan genial!... O eso creímos.
Dejamos pasar el tiempo, y con esto me refiero a: no ver las noticias, ¡prohibido!, dejar un poquito de lado la plataforma (había que despejar la mente), no hablar de la boda con nuestros amigos y familiares... una especie de desintoxicación, después de todo lo que habíamos pasado en estas semanas tan intensas era realmente necesario. De corazón os digo que si estáis en ese punto en el que pensar en la boda os agobia o enfada, que todo lo relativo a ello os pone triste o de los nervios... Es el momento de desconectar y desintoxicarse, es muy necesario y hace mucho bien, no hay que dejar que la ilusión se pierda nunca así que tomad mis palabras como un consejo. Esto que estáis viviendo, ya lo hemos pasado otras parejas y creednos, hablamos desde la más pura experiencia.
Nos pusimos de tope septiembre para retomar el asunto y bueno... ¿Qué os voy a contar? La curva de contagios subía otra vez como la espuma, la incidencia acumulada, mi ciudad (Granada) era el punto negro de toda España. Llegó octubre y no nos confinaron de milagro, se inventaron un nuevo estado de alarma con confinamientos perimetrales y toques de queda, cierres a la hostelería... Llegó noviembre y la cosa no iba a mejor, además no querían darnos más libertad para poder salvar la navidad, seguíamos con tasas de contagios muy altas... ¡Ay, Dios! Y a mí me parecía estar viviendo en el día de la marmota. Porque imaginaros, la primera vez a dos meses de la boda nos encierran en casa, y al segundo intento de nuevo a dos meses de la boda nos cierran por municipios, cierre de la hostelería y toque de queda (que al caso es como estar confinados), así que nos vemos ante un nuevo momento drama (ahora me río, no os quiero contar todo lo que lloré entre octubre y noviembre... ¡Amargamente!)
Bueno pues al final, a 10 de diciembre, salieron las normas sanitarias a seguir en Andalucía para la navidad... Y aquí viene lo que os interesa... ¡Las medidas! A tan solo 15 días de la boda nos cambiaban toda la normativa así que tocaba sentarse y analizar, teníamos claro que si las medidas no cubrían unos mínimos nos veríamos obligados a posponer de nuevo o incluso cancelar, no había más opción. Pero sí es cierto que decidimos afrontarlo de una manera diferente, íbamos a intentar adaptarnos a todas las medidas del mejor modo, lo íbamos a intentar con todas nuestras fuerzas. Esto fue lo que se decretó y os cuento lo que debatimos para afrontarlo:
- Confinamiento perimetral a nivel de CCAA, salvo para reagrupamiento familiar: venga, tenemos familiares fuera, sí, pero pueden venir precisamente por eso, son familiares directos (y tanto, ¡mi hermana!) y está permitido. Medida superada.
- Aforo máximo 30%: hicimos nuestras cuentas, los imprescindibles entraban en el cupo, y los que no podían entrar por no ser familiares superdirectos o amigos del día a día iban a venir al día siguiente a un almuerzo un poco más informal, pero igual de emotivo... He de decir que todos nuestros invitados fueron superflexibles y supercomprensivos con la situación, y si alguien tuvo que "caerse" de la lista lo entendió perfectamente y no hubo enfados de ningún tipo. Esta situación no es del agrado de nadie por lo que se entiende cuando no queda más remedio... Medida superada (con dolor, pero superada).
- Máximo 6 comensales por mesa: Uh... Aquí ya vamos a ir apretados, pero no importa, boda burbuja, nos sentamos por grupos de convivientes y grupos de amistades íntimas. Hubo mesas de 6, pero también hubo mesas de 4, y no pasó absolutamente nada, nuestros invitados se lo pasaron de lo lindo y se divirtieron un montón. Además, quisimos ver esta medida como algo positivo, cada mesa sería un territorio comanche y como eran superconocidos... La fiesta en cada mesa y el buen rollo estaban asegurados. Medida superada.
- Cierre de la hostelería a las 22:30 y toque de queda a las 23:00: este bloque de medidas si nos dolió... La boda tendría que terminar "pronto" para nuestro gusto, pero... Era eso o no hacer boda y realmente si te paras a pensar una boda de día da mucho de sí... Creímos (nos convencieron) que desde las 12:00 hasta las 22:30 habría tiempo más que de sobra de disfrutar del día sin prisas. Así que... Medida superada.
- Ocio nocturno cerrado (o lo que es lo mismo aplicado a las bodas: adiós al momento baile). Buah... Tampoco podemos hacer el fiestón que teníamos en mente, pero siendo realistas llevamos desde septiembre siendo conscientes de ello así que esto está más que superado. Teníamos ya planteada una tarde de juegos de lo más divertida para todos. Medida superada.
Bueno, pues después de consensuar largo y tendido, de escribirle mil WhatsApp a la organizadora del catering, después de darle mil vueltas... Señores, ¡nos casamos! ¿Nos casamos? ¿Es real, hemos tomado la decisión final? ¿Ya no hay nada que lo impida (o eso parece)?... ¡Nos casamos! Y ahora sí, comienza mi crónica de una boda Covid en 2020.
Desde tiempos inmemoriales ya teníamos decidido que nuestra boda sería en el Carmen de los Chapiteles (Granada) a los pies de la Alhambra y con el río Darro como alfombra, ahí fue donde quisimos pasar el tiempo de los preparativos previos a la boda y celebrar posteriormente el evento. Pero vamos por partes...
Antes de que todo empezase (unos días antes) estuvimos allí mismo en el Carmen ayudando a poner las cositas con Natalia (la organizadora de eventos de allí), Cecilia (nuestra wedding de la que os hablaré después) y con Fernando (el florista). Así que antes de irnos el último día, aproveché y subí a la habitación que nos habían dejado para los preparativos del novio y se la llené entera de cuadros gigantes de Batman (es superfan) y le dejé una serie de notas escondidas que iría encontrándose la mañana de la boda según mis instrucciones. Eran notitas donde le explicaba todo lo que iba a ir viviendo ese día, todas las sorpresas que le había preparado (coche hasta la iglesia, trío de cuerda y piano en la ceremonia, un neón, etc.) y también había alguna que otra notita con mensajes de amor, era el día de nuestra boda eso no podía faltar.
Ya que he nombrado a Natalia, tengo que decir que nos ayudó muchísimo, que fue un apoyo grandísimo en estas circunstancias en las que tuvimos que celebrar nuestra boda. Siempre encontraba las palabras para animarnos y para ayudarnos a seguir adelante, sin ella muchas cosas no habrían salido como salieron de perfectas, ¡estuvo atenta a todo! Siempre tendremos que agradecerle todo lo que hizo por nosotros. Bueno, me centro. Ya el día de la boda a eso de las 7 de la mañana, allí que estábamos novio, novia, madres y... ¡Peluquera y maquilladora! Pobrecitas, las hicimos madrugar muchísimo. A mí (la novia) me dejaron la habitación nupcial para mis preparativos, una habitación preciosa, simplemente espectacular con los techos altos en madera, un espejo bien grande de pie para ver mi look al completo... La habitación está como en una almena, en alto, y las vistas desde ahí... ¡Oh, mama! Brutales.
La primera en pasar por mi habitación fue Cassandra y su equipo, ¡peluqueras en acción! He de decir que Cassandra es una profesional como la copa de un pino, habíamos hecho un montón de pruebas previas, pero con los nervios que tenía, la situación que no es la mejor que puedes tener el día de tu boda, y las navidades y todo... Al final a última hora decidí cambiar el peinado y no ponerme el tocado que tenía previsto. Pero eso no supuso ningún problema para ella, se adaptó a todo con la mejor de sus sonrisas, ¡y me dejó absolutamente divina! Os recomiendo pasaros por su salón: "Al estilo de Cassandra", son rapidísimas y supereficientes, y, bueno, cariñosas a más no poder. Nos peinaron a todas en cuestión de 2 horas, a las 9 de la mañana ya estábamos todas en marcha (4 invitadas y la novia + el novio). Y mi moño... ¡Me encanta!
Entre medias apareció mi querido Fernando, el florista (Nerine Arte Floral), para entregarme el ramo y todas las cositas que le pedí: mi ramo, una réplica para dar a mi hermana, dos prendidos para padrino y novio y dos ramilletes en pulsera para dar a las hermanas. Cuando vi mi ramo me quedé sin aliento... ¡Qué preciosidad! Habíamos hablado mil veces en todo este tiempo de cómo quería que fuese el ramo, pero claro, no lo había visto hasta ese momento. Qué bonito por favor, el ramo de mis sueños, con sus flores de algodón, las piñas y el olivo... Mágico y a juego con absolutamente todos los elementos florales de la boda. Y los prendidos, los más elegantes que he visto jamás... Si volviese a casarme, a Fernando lo llamo el primero desde luego.
Mientras me peinaban y maquillaban también fue apareciendo por mi habitación Cecilia, nuestra wedding (Cecilia Cruz Eventos... Aunque podéis encontrarla por aquí como De Fresa y Mora). Estuvo de lo más atenta viendo cómo iban mis preparativos, gestionando que todo estuviese en tiempo y que no hubiera retrasos, coordinando a todos los proveedores... ¡Una máquina Cecilia! La verdad es que gracias a ella pude disfrutar del día sin preocupaciones de ningún tipo, de verdad os lo digo, no tuve ninguna preocupación, cero, yo puedo decir que sé lo que es disfrutar de principio a fin el día de mi boda gracias a ella. También estuvo atenta a mi familia y al resto de invitados, ayudando a mis abuelos por ejemplo en todo lo que les iba haciendo falta, indicando a todos los invitados las medidas a seguir y resolviendo todo tipo de dudas. Me sentí supermimada y sentí que mis invitados estaban muy bien atendidos. Entre Cecilia y Natalia podría decirse que conformaron mi "Hada Madrina Team" jajaja.
También fui recibiendo regalitos por parte del novio (como no podía ser de otra manera puesto que es de lo más detallista)... Una rosa blanca preciosa, unos dibujos a mano de la Alhambra y una cajita de música serigrafiada con el logo de nuestra boda y una foto nuestra, con la canción que bailaríamos después. Fue precioso cuando Cecilia me trajo todos los regalitos mientras me arreglaban, guardo recuerdos muy bonitos de ese momento.
Justo después llegó Alicia (Alicia Herráiz, la maquilladora más top del universo). Para cuando tocó que viniesen a maquillarme ya tenían a mis chicas listas también, en serio, una maravilla de servicio tanto el suyo como el de la peluquera, rapidísimas. Para ese día elegimos un maquillaje suave, con tonos champán y dorados, pero muy natural, y unos labios frambuesa que tan bonitos quedan para una novia de invierno. Por cierto, que al novio también lo maquillaron. Es algo cada vez más común que el novio quiera verse guapo y sin imperfecciones ese día, para estar seguro de que sale perfecto en las fotos. Alicia cuenta con un servicio de novios increíble también, ¡¡e dejó las cejas que no me lo podía ni creer! Y el maquillaje no hacía más que resaltar lo preciosos que son sus ojos... Muy recomendable este servicio.
Por último y para acabar con los preparativos... ¡Los fotógrafos! De ellos poco voy a decir, lo podéis comprobar en las fotos que estáis viendo. Paco y su equipo, fantásticos como cada sesión que hemos hecho, aunque para ese día he de decir que estaban especialmente atentos y guapos también. Ellos son Alto Contraste, y de verdad que os recomiendo que echéis un vistazo a su trabajo porque no tiene desperdicio, son de lo bueno lo mejor. Aparte del buen trabajo que hacen, también tengo que decir que son de una calidad humana increíble, que te hacen sentir absolutamente cómoda y entre amigos para las sesiones, y eso para mí es superimportante, ¡los adoro!. Y bueno, el dron, ¡ese dron con el que captan absolutamente todo y te hace unas panorámicas de flipar!
Cuando ellos llegaron yo estaba ya con el pijamita típico de novia, o no tan típico porque no lo elegí blanco... Hicieron fotos de absolutamente todo lo que había en la habitación, así que tengo suerte porque voy a poder recordar hasta el más ínfimo detalle jejeje. Tocó ponerme el vestido, ese vestido tan increíble y espectacular a la par que sencillo (Rosa Clará), para mí era el vestido de mi vida, lo sigue siendo vamos. Por su sencillez me describe perfectamente, y además para mí era muy importante que no fuese demasiado llamativo y recargado, ¡no va con mi personalidad, para eso ya estaban los zapatos! Ay, Dios, mis zapatos. Vivo enamorada de ellos. Unos salones de lo más azul eléctrico (Carolina Herrera), para mí la estrella de mi look sin dudar. Y por último me tocaría ponerme la capa que tuve que comprar para adecuar un vestido que era para boda de primavera a un look de boda de invierno (también de Rosa Clará), aunque tengo que decir que a pesar de lo preciosa que era la capa, no abrigaba lo suficiente y pasé el mayor frío que he pasado en mi vida... prometido.
Pero también tengo que decir que no me importó lo más mínimo, yo estaba absolutamente feliz y radiante, y eso era lo importante para mí en ese momento. Luego ya vino lo típico, fotos con el vestido, con el ramo, en el espejo... Lo que vienen siendo las fotos de preparativos de novia, pero con la suerte de contar con vistas a la Alhambra desde la habitación... Y,¡guau! Vaya vistas... En esos momentos también fueron apareciendo mi padre, hermana y madre. Los momentos más emotivos con diferencia para mí, incluso más que el momento de entrar en la iglesia (ese lo catalogo como el momento más esperado y ansiado). Le coloqué el prendido a mi padre mientras nos hacían fotos y vídeo, fue muy emotivo, y después también hicimos fotos con mi hermana y mi madre.
Finalmente nos quedamos solos otra vez los fotógrafos y yo y hubo un momento mágico cuando estábamos haciendo fotos desde la ventana que da a la Alhambra, porque justo en el patio de abajo estaba teniendo lugar la primera sorpresa que le di al novio: Marta (de Música a la Carta) estaba tocando nuestra canción con su violín mientras él salía del Carmen camino a la iglesia. Él no sabía que habría un trío de cuerda y piano en la iglesia para amenizar la ceremonia, y se quedó pasmado.
Bueno, llegó el momento de mi salida hacia la iglesia también, todo eran nervios y prisas, ansiedad por llegar y verme en el altar y poder creerme que de verdad esto estaba pasando. Salimos del Carmen y en la entrada me estaban esperando ya Sandro (de Vintage Granada) y su Citroën espectacular, donde iríamos hasta la iglesia... ese coche es muy especial para mi padre y para mi puesto que mi abuelo trabajaba en su juventud arreglando ese tipo de coches, así que sentimos que desde alguna parte él estaba con nosotros acompañándonos en nuestro camino. Tuvimos que esperar un poquito dentro del coche porque llegamos antes de tiempo, pero no nos importó porque Sandro es un amor y nos dio conversación suficiente para que no pensáramos en lo que se nos venía y no estuviéramos nerviosos.
Y por fin salí del precioso coche, en la puerta de la iglesia... La nuestra, San Pedro y San Pablo, a la vera del Darro y donde tantos años hemos contemplado la salida de una de nuestras procesiones favoritas; donde por primera vez nos miramos de manera diferente, ¡donde empezó todo! Tiene mucho significado para nosotros esta iglesia y nuestra boda no podía ser en otro sitio, era aquí o boda por lo civil. Una vez pasado el patio que es una preciosidad y que ese día en concreto presentaba un aspecto mágico, llegamos a la puerta principal... Dios mío, ¡qué nervios! Mi padre, elegante como el que más y guapísimo por cierto (de Portago Moda que, además, nos dio un trato exquisito e inmejorable), ¡me miraba y yo lo miraba a él, y nos reíamos! Nos colocamos en el centro, nos echamos una mirada más, ¡y para dentro! Creo que no he recorrido un pasillo nunca así de rápido. Ni riendo tantísimo, no hay una sola foto de ese momento en la que no estemos sonriendo los dos.
Fue un momento único que jamás volveré a vivir, y lo que sentí en ese momento os prometo que no lo habéis sentido nunca, ni lo volveréis a sentir, es indescriptible. Me despedí de mi padre y miré al novio, no podía estar más guapo (también de Portago Moda... espectacular), ni más nervioso tampoco, ¡el pobre estaba hecho un flan! Pero con mi sonrisa y algún comentario de los míos parece que logré tranquilizarlo. Dio comienzo la ceremonia de la mano de Manolo, nuestro párroco, ayudado por el sacristán Ernesto (un amor de persona, ¡lo adoro!) y todo salió simplemente perfecto. Fue una ceremonia de lo más bonita y emotiva, las palabras de Manolo parecían estar escogidas para nosotros y para nuestra situación, y nosotros no podíamos parar de mirarnos y de sonreír y de cogernos la mano... ¡No nos soltamos en toda la ceremonia! Justo al terminar salimos al ritmo del Aleluya (de lo más adecuado después de todo) y en la puerta nos hundieron a arroz... Kilos y kilos, y nos hicimos un par de fotos de vuelta al Carmen.
Cuando terminamos con todo eso y llegamos finalmente al Carmen para empezar con la Celebración, se había creado un ambiente en la terraza de Chapiteles que no nos lo podíamos ni imaginar. Estábamos un poco preocupados con el miedo que podrían tener nuestros invitados por el tema del virus (a pesar de tener todos los cuidados posibles y necesarios y de tomar absolutamente todas las medidas sanitarias recomendadas), nos preocupaba que no se sintieran 100% cómodos, pero para nuestra sorpresa como os digo se había creado allí un ambiente increíble. Teníamos la terraza de los Córdova perfectamente ataviada para el momento del cóctel, con las mesas separadas y numeradas, los camareros allí pendientes de todo y la joya de la corona: nuestro cuarteto de música en directo amenizando el momento.
¡Bárbara Pareja y sus músicos lo dieron todo! Interpretaron diversos temas en swing y algo de jazz navideño y junto a ellos hicimos nuestro baile nupcial al ritmo de Can´t help falling in love, de Elvis (la cual prepararon exclusivamente para nosotros). No os podéis hacer una idea de la estampa: el solecito brillando y las vistas al Albayzin y la Alhambra, junto con el sonido de la banda, el cielo completamente despejado y todo el mundo disfrutando del momento... sentía que estábamos en una boda completamente normal a pesar de haber distanciamiento y mascarillas, de verdad os digo que es lo que menos te importa en esos momentos y que consigues disfrutarlo como si esas restricciones no existiesen. Después del baile estuvimos disfrutando de nuestros invitados y de pronto otra sorpresa del novio... Cantó junto a Barbara.
Yo no me podía creer lo que estaba viendo, ¡pero lo hizo de 10! Y ya por último y antes de que el grupo acabase su actuación, interpretaron una versión propia de la Leyenda del Tiempo de Camarón, la disfrutamos al máximo, en ese entorno parecía que la música hubiese estado hecha para ello. Desde luego tenemos que agradecer a Bárbara y a su grupo el magnífico trabajo que hicieron ese día, su voz y su música hicieron del momento del cóctel algo terriblemente mágico, no lo olvidaremos nunca, todos disfrutamos increíblemente. Que no se me olvide también mencionar que contamos con un caricaturista para amenizar todo el cóctel (Eduardo Moreira), hizo caricaturas de todo el mundo y la verdad es que es algo bastante novedoso que a los invitados les gustó un montón.
Después de esos momentos tan perfectos tocaba entrar al salón, pero no sin antes hacernos un par de fotos en el arco que nos puso Fernando a modo de photocall, con el neón del león de Cervezas Alhambra que le regalé al novio (otra sorpresilla... Se lo encargué a la empresa SoCut! y es una auténtica pasada...), así como las letras gigantes pintadas como en fajalauza que nosotros mismos hicimos (de hecho hicimos un montón de manualidades como la cartelería, la papelería, los regalos de los invitados, los marcasitios...). La verdad es que la decoración floral del Carmen entero era espectacular, los días previos vimos cómo se iba haciendo el montaje, pero el resultado nos dejó completamente alucinados, Nerine Arte Floral echó el resto. Estaba todo precioso y te invitaba a hacerte mil fotos, así guardaremos siempre el recuerdo de nuestras flores, las tenemos en todas partes.
Hicimos la entrada al salón como os digo, al ritmo de Honeypie (sí, la canción de intro del Hormiguero) e intentamos hacer el bailecito que hacen Pablo Motos y su equipo al empezar el programa porque somos muy fan, pero... Bueno, qué os voy a contar, salió un churro. Y nos dirigimos a nuestros asientos para hacer el brindis inicial con nuestras copas de super héroes. Justo después de eso y antes de que pudiera sentarme en mi sitio ya tenía el novio preparada otra sorpresa... ¡Un vídeo! Y yo solo podía pensar: ¡por favor que no me haga llorar! Pues casi, casi lloro, hice un pequeño pucherito porque el vídeo contaba nuestra historia, pero con imágenes de nuestras películas favoritas... Así que claro, cuando llegó la parte de Star Wars haciendo referencia a la pandemia pues me tuve que reír, qué remedio.
Cuando terminamos el vídeo ya si pude ir a mi mesa y ver la decoración tan estupenda que había puesto Fernando y la guirnalda tan espectacular que recorría el salón de punta a punta... bueno, ¡y la cruz de mayo en la cueva flamenca del Carmen para recordar el 1 de mayo! De eso os he puesto fotos de todo por aquí. En nuestra mesa (y bueno en el resto de las mesas) la decoración era básicamente cerámica que nosotros mismos compramos en Los Arrayanes (una tienda de cerámica que hay justo al lado de la tienda de Rosa Clará en el centro), una tetera árabe (El Medievo) con unos ramilletes preciosos con el algodón, roble, y más cosillas, los nombres de las mesas que nosotros diseñamos (y nos imprimieron en la Imprenta San Antonio) y también los marcasitios que nosotros mismos hicimos. No eran más que una bolita de navidad transparente en la que metimos un muñequito de lego de temática Star Wars (novia) y superhéroes (novio), junto con el logo de la boda y una bolsita con m&m´s personalizados.
Estaba todo precioso la verdad, creo que finalmente quedó como el cuento de navidad que llevaba meses imaginando en mi cabeza. Como base de la tetera Fernando nos había puesto musgo, ¡¡súper original!! Y en nuestra mesa lo que había adicional era una réplica en miniatura de la fuente de los leones porque es como nuestro sitio especial... Digamos que somos muy de Alhambra... creo que se notó un poquito. Como veis, todo seguía un hilo principal que era temática granaína, añadiendo unos toques navideños por la época, pero sin salirnos de lo que es una boda de Granada, con todos sus detalles y haciendo guiños siempre a nuestra tierra.
La comida transcurrió con normalidad, Abades Cátering se hizo cargo de la comida y todo el mundo quedó super contento y satisfecho con el menú :) La verdad es que fue también un menú muy navideño y arriesgamos un poco, ¡pero parece que fue todo un éxito! Y, a pesar de nuestras preocupaciones de que los invitados estuvieran siempre cómodos y bien atendidos, todo salió a pedir de boda, las mesas eran máximo de personas, pero la hicimos de tal manera que no hubiera desconocidos en ninguna de ellas así que se notaba que todo el mundo se sentía bien a gusto con sus compañeros de mesa, y eso se reflejó después en lo participativo que estaba todo el mundo. En medio de la comida dimos los regalitos a las familias, fue un momento también muy emotivo sonando de fondo Christmas Lights de Coldplay, muy idónea para la ocasión.
A las madres y padres les dimos unas fotos en madera pequeñitas en las que salimos nosotros de bebés en sus brazos, y a las hermanas (a parte de la pulsera a juego con mi ramo) una lámina con sus iniciales rellenas con fotos en miniatura de nuestros momentos de la infancia. Además, yo le di a mi hermana la réplica de mi ramo, lloramos como magdalenas :) y a las abuelas les dimos también su correspondiente ramo de rosas rojas, que esas cosas les gustan mucho a las abuelas. Justo después el corte de la tarta antes de servir el postre (momento por cierto en el que casi me ahogo con un mini trocito de bizcocho).
Y finalmente llegó el momento que tantísimo miedo nos daba: ¡Los juegos! Al ser una boda de día y no poder hacer barra libre con su baile como tal, tuvimos que reinventarnos así que planteamos una tarde de juegos de las chulas para lo que quedaba de evento. Pero claro, para ello necesitábamos que se diesen dos factores muy importantes y decisivos para el éxito o fracaso de la tarde: que los invitados estuvieran participativos y se prestasen a ello; y que el Dj se reconvirtiera a Showman y presentador de concurso al más puro estilo del mismísimo Arturo Valls. Bueno, el primer requisito se dio desde el primer momento, nuestros invitados estaban tan cómodos y se sentían tan seguros en el ambiente que habíamos creado que estaban dándolo todo desde el primer entrante, no tuvimos que decir mucho para que fuesen de los más participativos en los juegos, se metieron de lleno en lo que proponíamos, ¡y con la mejor de las actitudes!
¡Fueron unos invitados de 10! Y el segundo requisito, contando con Jose Enrique (Vicen Music) nada podía salir mal. Se reconvirtió a lo que la situación requería sin ningún problema e hizo su papel de presentador de concursos a la perfección, se prestó a todo lo que le propusimos y le dio su toque personal. Todo fluía de una manera que parecía imposible dadas las circunstancias, e insisto, cumpliendo con todas las restricciones que había activas en ese momento (que no eran pocas, la verdad).
Lo primero de todo (esto al principio de la comida) fue designar a un presidente en cada mesa, de tal modo que en los juegos que estaban por llegar y que dependían de usar cierto material, el presidente se encargaría de designar una persona encargada de ello para que nadie más tocase nada, evitando así que todo el mundo tocase todo. Después del postre comenzaron ya los juegos como tal: empezamos por un concurso de cócteles, donde había que adivinar de qué cóctel se trataba probando unas bolitas que explotaban en la boda; después jugamos una especie de "Trivial de los novios", donde los invitados tenían que responder unas preguntas levantando unas banderitas de colores para hacerlo más ameno y respetar turnos; y por último el juego más esperado: ¡La batalla del baile! Pero organizada por mesas para que no se mezclasen burbujas.
Todos tenían que bailar una canción concreta que el Dj iba marcando y, según el criterio de los novios que fue completamente imparcial por supuesto, se iría diciendo qué mesa era la ganadora en cada reto. Los ganadores de cada una de las rondas de cada juego se podían levantar a recoger unas tarjetitas que había pegadas en un ventanal (eran unas fotos antiguas de Granada), donde se indicaba el posible premio porque sí, había premios: desde un kit Covid free, hasta una bolsa de pipas, pasando por algún artículo navideño chorra. Estos regalitos los pusimos en una serie de cajas bien bonitas debajo del maravilloso arbolito de navidad que Nerine nos colocó en un lado del salón, el cual decoramos con bolitas de navidad pintadas en fajalauza también como no podía ser de otra manera... ¡Los invitados se lo pasaron en grande!
Y bueno, entre juego y juego se nos ocurrió también hacer aquello de la prueba del zapato... Unas amigas prepararon una serie de preguntas (la verdad es que lo hicieron extremadamente bien) y nosotros íbamos levantando el zapato de uno o del otro en función de la respuesta, pero qué os voy a contar, ya sabéis cómo va el juego de sobra. Fue muy divertido. También contábamos con un rinconcito donde pusimos una maleta con bolitas de navidad transparentes de varios tamaños y un montón de toppings para rellenarlas, para que los invitados lo usasen a modo de "libro de firmas" y quedarnos con ese recuerdo navideño. Y así conseguimos amenizar la tarde hasta que llegó la recena previa a la finalización del evento.
Pero antes de que nuestros invitados tuvieran que irse, fuimos también entregando los regalitos propios de una boda, en este caso era una fuente de los leones hecha también por nosotros con ayuda de algunos amigos (en impresora 3D), con una plaquita imán con nuestros nombres simulando una placa de las calles de Granada, y unos vasos de té morunos junto con un saquito de té típico de aquí (había varios diferentes a repartir). Espero que el detalle les gustase mucho a nuestros invitados porque lo hicimos con muchísimo cariño.
Al final de la noche (sobre las 22:30) dimos fin a la boda y después de todo y a día de hoy con todo ya pasado, puedo decir que tengo la sensación de haber vivido una boda de lo más normal. No siento que me haya perdido nada, ni si quiera el hecho de no haber tenido barra libre tal y como la conocemos, nos supimos adaptar a las restricciones que se nos impusieron y supimos sacarle todo el partido a lo que SI estaba permitido. Creo que al final se trata de eso, de dejar de pensar en lo que no podemos hacer y empezar a pensar en cómo darle una vuelta de tuerca a todo para jugar y disfrutar con lo que sí se puede hacer. Os prometo que no echamos en falta nada, pero absolutamente nada, al final lo importante siempre se puede llevar a cabo y si ya vas mentalizado a que vas a disfrutar tu día al final es lo que ocurre, que lo disfrutas y punto. Pudimos compartir con nuestros familiares más cercanos y amigos, es cierto que nos faltó alguna gente importante para nosotros que por restricciones a la movilidad y por aforo no pudieron estar, pero como os digo se trata de adaptarse, y cuando la situación mejore hemos planteado hacer una pequeña fiestecita post boda y poder compartir y disfrutar con estas personas que no pudieron estar, y no hay mayor problema.
Así nos vestimos de guapos otra vez que siempre es agradable, y podemos recordar con todos ellos cómo fue todo y poder revivirlo. Porque os voy a decir una cosa que he aprendido en todo este tiempo de pandemia e incertidumbre: la vida no espera, no espera por nada ni por nadie, y si tenemos medidas para poder hacer una vida "medio normal" dentro de lo que cabe y poder seguir celebrando de algún modo... ¡Vamos a hacerlo! Siempre con la seguridad que requiere y teniendo todo el cuidado del mundo. Así que, si me permitís un consejo, las parejas que estéis dispuestas a adaptaros a las circunstancias hacedlo, no aplacéis más vuestra boda y casaros porque de verdad, vais a tener la boda perfecta que queréis, la vais a disfrutar como si fuese una boda "normal" y no os vais a arrepentir. Porque esto nos ha hecho aprender y recolocar nuestras prioridades, y a lo mejor lo que para mí era la boda ideal hace un año como por ejemplo 200 invitados, fiesta parda, y miles de abrazos... Ahora mismo ha pasado a ser desde una celebración pequeñita con 30 personas a una simple ceremonia con mi pareja y nuestros padres y comer en el restaurante de siempre.
Y la vamos a disfrutar igual porque nos hemos dado cuenta de que lo que de verdad necesitamos para el día de nuestra boda no es más que eso, a los nuestros. Si hoy me preguntan cómo imaginaba mi boda cuando la organizaba para mayo, está claro que no tiene nada que ver con la boda que finalmente tuvimos, pero, si se me pregunta si la boda en diciembre ha superado las expectativas de la boda que tenía en mi cabeza para mayo... mi respuesta es SI, rotundo. Ha merecido todo la pena, todo el calvario que hemos vivido hasta llegar aquí ha merecido la pena sin duda, y sí, las expectativas las hemos visto cubiertas y superadas. Ha sido sin duda la boda de nuestros sueños, la boda perfecta, nuestro cuento de navidad hecho realidad.
Servicios y Profesionales de la Boda de Jose Ángel y Noelia








Otros Proveedores
Otras bodas en Granada
Ver todas

Hotel Salobreña Suites

Hotel Camino de Granada

Jardines de Siddharta
Inspírate con estas bodas
13 comentarios
Deja tu comentario