La boda de Jorge y Natalia en Madrid, Madrid

Comenzó la ceremonia, que no podía ser más especial, ya que la oficiaban mi cuñada y mi mejor amiga. No pudieron hacerlo más bonito, emocionante y con un toque de humor. No tengo palabras para expresar lo agradecida que estoy de que nuestra ceremonia fuera tan personal, emotiva... Hecha desde el cariño... Simplemente única. Les estaré eternamente agradecida.

Tras esto llegó el momento de compartir con todos nuestros familiares y amigos abrazos, besos, risas, palabras, fotos... ¡Quería estar con todos! Qué bonito es reunificar a familias y amigos de un lado y de otro... ¡Familia que no se veía desde la boda de nuestros padres y ahora se reencontraban!

Y tras esto, el cóctel y banquete lleno de sorpresas, como una caja llena de billetes en forma de mariposas, bailes y la sorpresa a nuestros padres que fue un precioso marco con una foto nuestra, nuestros preciosos muñecos de tarta pintado nada más y nada menos que por otra de mis amigas... En fin... ¡Maravilloso! Debo mencionar, que nos decepcionó un poco la calidad de la comida en comparación en la degustación previa y el día de la boda... Pero eso ya hemos dejado constancia a la finca y en sus reseñas.

Pero desde luego, yo en esos momentos lo que deseaba es que llegara por fin el momento del baile discoteca para seguir compartiendo momentos de cerca con nuestros invitados.

El baile de novios nos lo preparó una amiga (sí, mis amigas valen para todo), y con una canción muy especial y significativa para nosotros dos: "Pequeña criatura de Ismael Serrano". ¡Hubo hasta salto y porté! Nadie se imaginaba que nosotros dos que nunca bailamos... Fuésemos a realizar semejante obra de arte.

Y tras esto, un fotomatón recomendado e imprescindible en todas las bodas donde los más mayores, los más pequeños, los más tímidos y los más locos sacan a lucir sus atrevidas tonterías y locuras: con calvo de amigos incluidos.

Y a su vez, ¡discoteca! He de decir, que lo pasamos espectacularmente bien, pero tenemos una espina clavada. Esto es porque realizamos una lista de 4 horas, y el DJ no respetó prácticamente ninguna de nuestras canciones. Mi actual marido había incluido una canción en catalán, en euskera, en francés, en valenciano... Para agradecer a todas las personas que venían de diferentes lugares de España y del mundo. Eran significativas y querría haberlas cantado y bailado con ellos, pero no pudo ocurrir.

A pesar de eso, bailamos como los que más, niños, jóvenes y mayores... Dándolo todo en la pista.

Me quedo con las sonrisas. Con las caras de emoción. Con las bocas abiertas de carcajadas. Con las miradas de complicidad y alegría y felicidad de familiares y amigos. Todo ello ha quedado recogido en las fotos de Fernando (Llorente Creative) gracias a las cuales hemos podido ver momentos y perspectivas que en ese día no pudimos ver, así que le hago una mención especial.

No voy a decir que es el día más bonito de mi vida, porque tengo muchos y sé que tendré más. Pero lo que sí puedo decir es que ese día sentí cosas que nunca antes sentí, que será inigualable, y que quedará grabado para siempre en mi memoria y corazón.