La boda de Jorge y Inés en Madrid, Madrid
De noche Otoño Morado 2 profesionales
J&I
10 Nov, 2012El día de nuestra boda
Me casé el 10 de noviembre del 2012, y tanto los días anteriores como el mismo día estuve súper tranquila, de echo la gente alucinaba de ver una novia tan sumamente tranquila. Dormí en casa de mis padres, pero el día de la boda me vestí en nuestro hogar, con lo que me levanté prontito y, junto con una de mis mejores amigas (una de las damas de honor), nos dirigimos a mi casa. Una vez allí, la otra dama de Honor vino a buscarla para irse juntas a la peluquería (a mi venía a peinarme a casa Olga Ortega), por lo que me quedé sola, lo cierto es que no me pareció que pasara mucho tiempo, pero simplemente me senté en el sofá y me relajé, miraba la ventana y hacía buen día, así que, al tenerlo todo atado, no tenía de que preocuparme, solo mentalizarme de disfrutar del día.
Una vez llegó Olga ya si fue un no parar, ella me peinó, vinieron mis padres, mi hermano, mis dos damas de honor con el novio de una de ellas, etc. cuando Olga terminó de peinarme llamamos al Telepizza, pues mi boda era de tarde y teníamos que comer todos, y ya que, aunque me casé un sábado y de luna de miel me iba el lunes, no me apetecía nada manchar. Comimos todos pizza (yo incluida) y cuando estábamos acabando llegó otra amiga mía que era la que me maquillaba, estaba acabando de maquillarme y llegó el fotógrafo. Y aquí ya sí, el primer momento en que me puse nerviosa, mis dos damas de honor se habían quedado tan embobadas viendo como me maquillaban que, al llegar el fotógrafo estaban sin vestir, así que, me tocó esperar a que terminaran para poderme vestir. Como anécdota también mi padre estaba tan nervioso (aunque a día de hoy siga negándolo) que no se fijó en que la percha en la que yo había puesto su traje estaba personalizada. Era una sorpresa para él, pero no se dio cuenta hasta que, al volver de la luna de miel, le llevé la percha.
Seguir leyendo »Fotos por aquí, fotos por allá, y tras hacerme fotos hasta del carnet de identidad el fotógrafo fue yendo a la iglesia. Poco después salieron mi madre con mi hermano y mis amigos camino a la iglesia, al bajar ellos el coche (era coche de alquiler con chófer), ya estaba en la puerta, y el pobre hombre nos llamó, miré a mi padre (que era el único que quedaba conmigo en casa) y le dije "ya está el coche, ¿vamos bajando?" y me dijo "venga, por si hay atasco" (vivo en Móstoles y me casaba en La basílica de San Francisco el grande) el pobre conductor me dijo "no se preocupe, yo espero, es que he llegado pronto", pero aun así fuimos bajando y nos dirigimos a la basílica.
De camino a la iglesia me volví a poner nerviosa, pues cuando estábamos llegando empezó a llover, y como íbamos muy pronto paramos unas calles antes para hacer tiempo, mi padre y el conductor se pusieron a hablar y como (lógicamente) yo iba sin reloj, me empecé a agobiar porque me daba miedo que se les fuera el tiempo y llegáramos tarde. Pero no, llegamos justo a la hora, lloviendo como la Leticia, pero en parte, no me importaba, era mi día y nada iba a estropeármelo, además, era consciente que en noviembre era posible que me lloviera, y había visto fotos de novios bajo la lluvia preciosas.
Entré en La Basílica de San Francisco el Grande con mi flamante vestido de Camila Elbaz (modelo 5077 del 2011) e intenté ver a mi marido, pero al no verle disfruté cada centímetro de los 70 metros que tiene la iglesia de pasillo, mirando a mi gente, saludando (de echo casi mando el ramo a la porra) y al llegar lo vi tan guapo… La ceremonia (oficiada por un sacerdote amigo) fue maravillosa, acompañada de la música del organista de la propia Basílica y retratada para siempre por FYA Fotógrafos.
Tras las firmas, la salida, el arroz, los besos, etc. nos fuimos los dos solos con los fotógrafos a hacernos el reportaje fotográfico a el Palacio Real y la catedral de la Almudena, cuando empecé a tener frio (no olvidemos que era noviembre y de noche) recogimos y nos dirigimos al Hotell Mercure Santo Domingo, donde toda nuestra gente ya estaba esperándonos.
La verdad que en el hotel, ¿qué puedo decir de ellos? la mejor elección que podíamos haber hecho. Fueron súper profesionales, atentos y nos ayudaron siempre en todo, el cóctel (del que también pudimos disfrutar) estuvo todo riquísimo, luego subimos al salón y estaba todo justo como habíamos pedido, habíamos echo unas especie de tarjetas de agradecimiento en forma de punto de libro (un éxito) y unos broches de fieltro que encantaron y estaba todo colocado justo como habíamos pedido. Hicimos un montón de detallitos (a los padres, hermanos, y algunos amigos) y salió todo a pedir de boca. Durante la barra libre pasaron unas bandejas con dulces y salados.
Para nosotros fue la boda con la que siempre soñamos, y los invitados acabaron encantados, muchos nos dijeron que les había encantado y que era de las mejores bodas a las que habían ido, todo muy cercano, familiar y muy nosotros, la noche de bodas la pasamos en el propio hotel (por cortesía del hotel).
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