La boda de JORDI y ANA en Salamanca, Salamanca
Rústicas Verano Granate 4 profesionales
J&A
12 Ago, 2017El día de nuestra boda
Pasados ya unos meses del gran día, recuerdo el día de nuestra boda como uno de los más felices de mi vida. Me levanté bastante tranquila, por la mañana desayuné tranquilamente y terminé la pajarita de nuestro pequeño Elvis. Me fui de paseo con él.
Luego, terminé mis votos, sí, lo dejé para lo último porque quería que fuesen bien emotivos y que estuviesen cargados de ese halo especial que se genera ese día. De ahí, al hotel.
Recuerdo que en un momento me duché y la habitación se llenó de gente. Que si el fotógrafo, las peluqueras, mi prima, mi amiga a maquillarme, las flores, mi hermano... ¡qué ganas de gritar! Es lo que más me apetecía en ese momento. Yo que soy de tener mis momentos, acabé saliendo al claustro del hotel, huyendo de la habitación, y luego ya... todo rodado... Ahí estaba, agarrada a mi hermano, esperando para salir al jardín a encontrarme con mi amor.
Sonó mi canción y se detuvo el tiempo, qué emoción el ver a mi ya marido allí esperando y ¡qué requeteguapo que estaba! Sólo escuché a Elvis lloriquear cuando me vio a lo lejos. El cachorrón... De la ceremonia recuerdo las emociones, las risas, las lágrimas, las miradas cómplices con mi chico y con mi gente, el momento en el que Elvis nos trajo los anillos y se portó tan bien, ¡fue muy muy especial! Lanzamiento de arroz y pétalos y... ¡a disfrutar! En el cóctel no probé casi nada, todo el rato hablando con unos y con otros. 10 minutitos de fotos con el fotógrafo y... ¡a cenar!
Seguir leyendo »La entrada me encantó, corrimos, saltamos y bailamos entre todas las mesas. La cena genial. Del corte de tarta me acuerdo del detalle de mi suegro metiendo la mano para probarla ¡fue súper gracioso! Luego, un video sorpresa súper emotivo. Y llegó el baile. El momento. Fue mágico. Allí, al aire libre con las luces y el castillo al fondo, como si el tiempo se hubiese detenido y sólo estuviésemos nosotros 2. Luego barra libre, lanzamiento de ramo… ¡El locurón! Fue divertido, divertidísimo. El candy bar regalo de nuestros amigos David y Mónica, un detallazo y un acierto, ¡fue todo un éxito! Acabé hasta en el suelo.
El vestido... no puedo describir su color por abajo. Lo disfruté, lo disfrutamos. Mi maridito estaba feliz, feliz y, para mí, eso, es el resumen del día.
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