La boda de Jonathan y Elisabet en Candelaria, Santa Cruz de Tenerife

El día de nuestra boda

Realmente preparar una boda, además de divertido y bonito, es una carrera contra el tiempo y los nervios de quien la organiza (sobre todo si es la novia).

Siempre viene bien una ayuda, pero en mi caso, al vivir a 3000 kilómetros de mi hermana y madre, fue lo mejor y aun así no me lo pusieron fácil, es cierto eso que dicen que si algo tiene que salir mal, saldrá. La última semana fue muy estresante para mí, llegó mi familia y mis amigos y, claro, ¡es mucho tiempo sin verlos! Y encima los últimos detalles.

Pero llega el día ese que parece que nunca va a llegar y, sorprendentemente, estaba tranquila, todo parecía ir bien hasta que mi padre, cogiéndome del brazo en la puerta de la iglesia me dijo: Vamos pequeña, ¿entramos? Y ahí cambio todo y empecé a temblar como nunca lo había hecho. Pero una vez dentro y con el calor de la mano de mi ha marido cogiéndome la mía, todo fue maravilloso.

Para todas aquellas que leáis esto os digo: Siempre hay algún imprevisto durante el día pero... Disfrutadlo porque solo habrá uno como ese.