La boda de Jonathan y Belén en Plasencia, Cáceres
En el campo Verano Verde 7 profesionales
J&B
29 Jun, 2019El día de nuestra boda
Decidimos dormir juntos, en casa, con los niños... Como un día normal, aunque ambos sabíamos que sería muy diferente. Los nervios andaban rondando hacía ya tiempo, aunque estaban especialmente a flor de piel esa última semana.
Nos levantamos tranquilos y, justo cuando iba a empezar a preparar el desayuno, llamaron a la puerta.
Unas amigas que no podían estar presentes nos habían encargado un desayuno muy especial para compartir con nuestros pequeños.
Mi chico había madrugado para terminar sus votos y me había despertado escuchando el susurro de su voz ensayando lo que quería decirme.
Esa mañana fue ajetreada. Termina las cosas que debemos llevar al hotel, las mochilas de los niños que esa noche duermen con amigos, dejar mi coche a otros amigos para poder llevar a mis hijos a casa después... Y corriendo al balneario a colocarlo todo, mi vestido casi termina arrugado en el armario fruto de los nervios de última hora y mi crispación...
Comimos en casa, algo ligero...y ya mi chico nos llevó, a mi hija y a mí, a la peluquería. Él se fue con los niños al hotel para intentar descansar (algo que no lograron, por lo que me dijo)
Seguir leyendo »En la peluquería, vino una muy buena amiga y su hija a estar con nosotras.
Mi hija quedó preciosa. Parecía una muñeca. Un recogido de su larga melena porque la ola de calor pegaba fuerte.
Empezaron conmigo, 1º el peinado y luego el maquillaje... Llegaron a buscarme (el novio de mi amiga) y me dijo lo guapa que estaba... Me notaba tan nerviosa y feliz...
Llegamos al hotel y avisé a mi chico. No podíamos vernos. Mis amigas me esperaban para ayudarme con los niños.
Antes de eso, me asomé a ver cómo estaba quedando la decoración... ¡Pero qué bonito! Aunque se confundieron dónde poner los pai pai y el confeti, pero bueno, no había tiempo para cambios y tampoco era tan importante.
El fotógrafo ya estaba allí, porque nuestra sesión era antes de la ceremonia, queríamos vernos en la intimidad.
Él tardaba en arreglarse y yo ya estaba muy nerviosa. Cuando me avisaron, bajamos...
Mis hijos, los padrinos más bonitos del mundo, allí me iban ayudando a no tropezar, mi amiga Elena levantaba la cola del vestido para no arrastrarlo y llevarlo hecho una pena a la ceremonia...
Y allí estaba él, con mi hija y su eterna sonrisa. Tan guapo. Tan elegante. Tan él. Su mirada, su gesto... Lo decía todo.
Los nervios, aflorando, aunque pudimos controlarlos. Nos tocábamos como con miedo. Caricias y besos. Fue poco tiempo porque la familia empezó a llegar antes de tiempo y aparecían en ese momento que queríamos único.
Tuvimos que irnos de nuevo a las habitaciones y esperar.
El alcalde llegó tarde y hubo que retrasarlo un poco. Mi chico sin prendido, yo sin ver el ramo... Todo a última hora, menos mal que las organizadoras estaban pendientes y fueron solucionando todo.
Y llegó el momento en que me avisaron para salir. Y allá fuimos de nuevo...
Ver tantas caras queridas, tantas personas especiales... Familia, amigos, compañeros... Por nosotros allí. Fue muy bonito, aunque no sabía ni dónde mirar.
La ceremonia se nos hizo corta, el alcalde dijo algunas cosas muy bonitas y también otras que quedarán como anécdota para sacarnos una sonrisa.
Mi querida amiga Alma leyó un soneto precioso, aunque ella quiso hacerlo desde su asiento y no la dejamos.
Pero los votos... Él quiso leer primero. Logró sacar lágrimas a casi todos, aunque me mantuve gracias a mi hijo que no hacía más que abrazarme y mantenerme en tierra. Pero sus palabras fueron tan bonitas, tan del corazón... Que no me cansaré nunca de escucharlo.
Luego dije los míos y los niños participaron, sacando más de una sonrisa con su espontaneidad.
Momento ceremonia celta también con sus anécdotas. Los nervios de mi hermano, el cansancio de los niños de tener las manos así tanto tiempo... Pero fue muy tierno.
Y los anillos, ya en nuestros dedos. El momento marido y mujer, ese primer beso oficial, los aplausos, las sonrisas sinceras, los abrazos pequeños y grandes...
Ya todo fue muy rápido.
Nuestra cena fue toda cóctel. Iluminación perfecta, comodidad, muchísima comida...la gente quedó encantada porque quedó divertido.
Fotos suyas repartidas por los árboles, dando las gracias por su presencia y por la ausencia de quienes querían estar y no llegaron...
No nos daba tiempo a estar con todo el mundo, pero íbamos intentando llegar a cada rincón para darles, al menos, un beso.
Fuimos con los niños a dar unos regalos a 2 cumpleañeros que teníamos con nosotros. Lo estaban pasando en grande.
El tiempo voló allí, pasaron 2h y media y llegaba el momento de ir a otro espacio para hacer nuestro baile. Una bachata que llevábamos ensayando desde hacía tiempo... Mi vestido que decidió soltar la cola en las primeras vueltas, las risas, las miradas cómplices... Un error de mi marido que me hizo arrancar a reír, pero que apenas se notó...
Y hasta las 5 de la mañana estuvimos dándolo todo.
No pudimos llegar a todo el mundo, no nos dio tiempo. Nos faltaron horas.
Hubo mucha gente que se fue pronto porque había muchos niños, pero se hubiesen quedado más tiempo de buen grado.
Ahora vemos las fotos, el vídeo… Con cierta nostalgia y una gran sonrisa.
Fue un gran día. Y los que nos quedan.
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