La boda de Jonatan y Yaiza en León, León

El día de nuestra boda

Simplemente el mejor día de nuestras vidas, el cual nos gustaría repetir una y otra vez.

Fue una boda de tarde, aunque los nervios y las prisas nos acompañaron hasta el último minuto. Nada parecía real, hasta que no llegaron a buscarme en dirección a la pequeña ermita con la cual había soñado toda mi vida. Mis nervios desaparecieron en el momento que llegué al lugar y vi al que iba a ser mi marido al final del pasillo, emocionado y con la mayor de las sonrisas.

Una vez que pasaron las formalidades llegó el momento de estar con los familiares y amigos, los cuales después de la sesión de fotos nos estaban recibiendo en el restaurante. Después del picoteo en el jardín pasamos al comedor, donde disfrutamos del menú en un ambiente más familiar y divertido. Después continuamos con la entrega de detalles a todos los invitados y pequeños regalos para los familiares más cercanos.

Por fin llegó la hora del baile, que, a pesar de estar rodeados de gente, es el único momento en el que nos encontramos solos, solo pensando el uno en el otro y olvidándonos de lo que teníamos alrededor. Después de esa pequeña tranquilidad empezó la fiesta, la cual se nos pasó volando, y como no queríamos que el día acabara, solo los más valientes nos fuimos al barrio húmedo, hasta que el cuerpo aguantó, ya que se supone que solo te casas una vez en la vida.