La boda de Joan y Angela en Barcelona, Barcelona

Después, nos hicimos fotos en el claustro (superrecomendable, precioso), y ya fuimos para la masía con los nervios de cómo sería ese plan B debido a la lluvia. Para nuestra sorpresa, Julia, que es la coordinadora del Mas de Can Riera (un encanto), nos dijo que, como había cambiado el día, nos había movido todo el aperitivo al exterior, tal como queríamos, y la verdad es que nos pusimos muy felices. Nos hicimos fotos y después entramos por ese porticón tan único y especial del Mas, acompañado de la música de Quédate, de Quevedo, que nos la cantó nuestro proveedor de música en directo: Son del Aire (grandes profesionales), que fueron los que nos ambientaron todo el aperitivo. En esa entrada nos tiraron los pétalos y confeti que no era posible en la iglesia y fue un momento increíble. Después, saludamos a todos y estuvimos bailando y haciéndonos fotos, también teníamos unos invitados de reporteros para un posterior video tipo "APM".

Como momento especial, tiramos una caja sorpresa desde arriba de la masía; en este caso, era para los hombres de la boda (queríamos hacer algo diferente al lanzamiento del ramo), y en ella contenía una boina a lo "Peaky Blinders", ya que después era una caja de madera con el grabado de la serie y con una frase "A compartir con el novio en una ocasión especial", dentro iba una botella y dos vasos de whisky grabados con nuestro logo.

Después, fue de los momentos más mágicos de la boda: nuestra entrada al banquete con el subidón de la canción de Bohemian Rapsody, todos de pie, con la servilleta y muchos de pie encima de las sillas. Lo dimos todo tanto que hasta se me cayó la liga. ¡Fue euforia pura! Y entonces empezó el banquete... Los capitanes de mesa lo dieron todo, congas en las canciones de los platos y la gente de pie bailando, las entregas fueron preciosas... Y, por último, un video que preparamos con momentos increíbles vividos junto a nuestras familias y amigos. Después, vino nuestro baile, y entonces ya no recordamos más... O sí, hubo muchos bailes, abrazos, fotos en el fotomatón, palos brillantes que no paraban de moverse, pizzas de resopón y en el baño las fotos "first dates" para que no hubiera confusión con los solteros y emparejados, además de unos kits de supervivencia, que nos vinieron muy bien.

En fin... Una boda de más de 13h que se pasó en un suspiro, pero que siempre quedará grabada en nuestros corazones como el día más feliz de nuestra vida.