La boda de Jesús y Raquel en La Vecilla De Curueño, León

El día de nuestra boda

La boda no fue como la esperábamos por todo el tema del Covid. Los meses anteriores fueron muy estresantes: gente que llamaba para cancelar a pocos días de la boda, comentarios inoportunos de amigos y conocidos, la restricciones nos impidieron el cóctel y el baile, etc. Creo que preparar una boda en condiciones normales es algo estresante, pero en tiempos de Covid llegó a convertirse en una pesadilla. Incluso perdimos totalmente la ilusión. El día de la boda, todo esto desapareció. Me levanté a las 5 de la mañana para ir a la peluquería y la maravillosa peluquera me calmó y hablamos sobre un montón de cosas. Luego todo fue rodado. El momento de llegar a la puerta de la iglesia y ver a mi futuro marido esperándome en el altar, no tuvo precio. Además, la iglesia estaba muy bien adornada y habían contratado a una soprano y un pianista para la música de la ceremonia. Yo, esto último no lo sabía y fue una sorpresa muy grande. Después de la ceremonia fuimos al restaurante y todo fue genial. La comida estaba superrica y se portaron muy bien con nosotros. Fuimos tan solo 39 personas, pero como yo digo, mejor poquitos porque así pudimos saludar a todos y todo fue mucho más íntimo. La lista inicial era de casi 70 personas, pero con el Covid, las personas restantes decidieron no venir. La verdad es que no eché de menos a nadie. A pesar de todo, repetiría.