La boda de Jesús y Esther en Cubas De La Sagra, Madrid
De noche Verano Granate 2 profesionales
J&E
05 Jul, 2013El día de nuestra boda
Viernes 5 de julio de 2013:
Me despierto a las 9 de la mañana con mucha pereza. Esa noche he dormido de un tirón y muy profundo. Me despierto tan perezosa y tranquila que cualquiera diría que esa tarde me caso.
Desayuno con mi futuro marido tranquilamente y tras ducharme me voy a casa de mi madre a preparar el coche. Me da un sobre para que lo lea a solas durante la tarde, ¿qué será?
Se avecina un día de calor... Antes de la hora de comer mi hermano (y padrino) y yo nos disponemos a poner los lazos al coche. Fue un momento de hermanos precioso, ¡nos lo pasamos genial!
De repente me acuerdo de la carta y voy corriendo a mi antigua habitación a leerla. ¡Oh, qué bonito! Es una declaración en toda regla. Me emociono pero no, no quiero ni llorar ni ponerme nerviosa. Estoy muy contenta.
Llega la hora de comer y aunque tranquila no tengo hambre pero hago un esfuerzo porque van a ser muchas horas sin comer. El calor empieza a apretar.
15.00. A la hora que todo el mundo come me dirijo a la peluquería con la cajita bajo el brazo que contiene mi tocado, mis horquillas, el pintalabios que me hacía ilusión llevar... En la peluquería comienza todo: cejas, uñas, peinado, maquillaje... Me siento muy especial, me siento importante. ¡Es divertido!
Seguir leyendo »Con tiempo de sobra la peluquera me deja preciosa, es hora de que me recoja mi carroza. Hace cada vez más calor y me podría derretir.
Ya en casa de mi madre otra vez y con todo preparado. Me empiezo a impacientar, pero ¿nervios? ¡NINGUNO!
Comienzo a ponerme la ropa interior: las medias con la blonda blanca. Al ponerme el liguero cede un poco el encaje y me da miedo que se rompan y decido ponerme las de silicona para ir más segura. Me pongo la ropa interior y jugueteo con la liga. Venga, ¡quiero vestirme ya! ¡No pasa el tiempo!
Al cabo de un ratito empiezo a vestirme con la ayuda de mi madre. El ventilador es nuestro compañero en la habitación.
La previsión del tiempo anuncia el primer día caluroso del verano, 38 grados a las 19.30, hora de mi boda al aire libre...
18.45.¡Ya estoy vestida! No aguanto a mirarme en el espejo, me pongo mis preciosos zapatos y bajo las escaleras corriendo para coger mi ramo. ¡Estoy guapísima! Me pongo mi reloj, que tanto significa para mí, fue su primer regalo. La pulsera, los pendientes…
Va llegando la hora de salir de casa y llamamos a la amiga y vecina de mi madre para que me vea. ¡Se queda con la boca abierta! Nunca me ha visto tan arreglada y a mi hermano es la primera vez que le vemos con traje. Alucinamos todos. Mi madre muy guapa también.
19.15. Montamos en el coche, un poco difícil. Me apretaron el vestido de más y no he querido ni me he propuesto adelgazar, y al sentarme se me clavan un poco las ballenas, pero soy feliz, ¡estoy contenta!
Mis zapatos que tanto he domado, al salir al exterior y recibir la bofetada de calor me aprietan, ¿por qué? ¡Se me han hinchado los pies y aún no hemos empezado!
Nada más arrancar suena el manos libres del coche, es mi novio que me dice que me retrase, que en el restaurante han tenido problemas y van retrasados y aún no han montado la mesa del altar...
Estaba muy nervioso y yo no hacía más que tranquilizarlo, que no pasaba nada, que pararíamos por allí cerca a hacer tiempo.
Mi madre se baja a fumarse un cigarro, yo en el coche con el aire acondicionado a tope, la gente mirándonos, ¡qué risa! Pasa un ratito y considero que ya estaría todo listo y avisamos con el claxon de que estamos allí. ¡Todo el mundo a sus sitios!
19.40 Me recibe el fotógrafo y ya no paro de sonreír, estoy pletórica. ¡Clic, Clic! Comienzan las fotos... Guille y Patri son los fotógrafos y se asombran de lo tranquila que estoy. Se acerca mi damita de honor, ¡qué guapa está con la diadema que le hice! y de casualidad iba vestida muy acorde con el sitio donde se celebra la boda. Le doy el cesto con los pétalos y le explico cómo lo tiene que hacer. Está más nerviosa que yo. Hace muchísimo calor, pero es cierto, las novias no sienten calor. Me agarro a mi hermano y cuando empieza a sonar la música, respiro hondo. ¡qué ganas de ver a mi chico!
Empiezo a caminar y cuando giro la esquina veo a mis invitados (muy poquitos ), guapísimos. Y se lo digo: Qué guapos estáis.
Me da el sol en la cara, se dónde está él, pero no le veo... ¡YA! ¡Está emocionado!! Esos ojines...
Llego a su lado y le seco una lagrimilla que casi cae por su mejilla, nos damos un beso en la mejilla (menos mal que lo ensayamos). Está guapísimo. Con ese chaleco que no quería ponerse, que le queda genial y yo no había visto.
Comienza el juez de paz a hablar. No suelto su mano. Mi pierna decide que es momento de ponerse nerviosa y tiembla, no la dejo. ¡Con lo tranquila que estoy!
Sale a leer mi cuñada, un texto de su boda adaptado a nuestra ceremonia. Me aguanto las lágrimas de emoción. Mi chico aprieta los labios, ella está emocionada y se le quiebra la voz. ¡Qué bonito!
A continuación sale a leer nuestra amiga, una rima de Becquer, otra vez a apretar para no llorar. ¡Qué emociones!
Ahora es el momento de la ceremonia de la luz. Una ceremonia muy bonita y que a la gente le gustó mucho. Quedó genial Mi vela no quería apagarse, soy muy independiente, jejeje.
¡Es la hora de los anillos! Mi sobrino pequeño es el encargado. Todos pensaban que la iba a liar pero yo estaba segura que lo iba a hacer bien y ahí está, completamente serio y ceremonial. No son ni 3 añitos y lo hizo perfecto, ¡y sin ensayar!
Es la hora de los consentimientos y el Sí,Quiero. Craig David pone la banda sonora...
A la hora de la firma del acta nos divertimos con los cambios de asiento. Parecía que jugábamos a las sillas... En uno de estos cambios, se sientan juntos mi ya marido y mi hermano y bromean que si cambia de pareja.
El juez nos declara marido y mujer y nos damos la vuelta y todo el mundo aplaudiendo.
Y se van, no nos felicitan jajaja. Se van corriendo a la puerta del jardín para recibirnos con una lluvia de arroz de colores, pétalos y confeti metalizado. Menos mal que éramos pocos e hice bolsitas justas si no… Ahora sí, nos felicitan, besos, abrazos...
Fotos de grupo con los padrinos, con los padres, con los cuñados, las amigas... Después de un momento de lío, nos vamos con el fotógrafo a hacernos las fotos. Mis pies se están resintiendo, ¡qué rabia! Fotos y más fotos No sabemos ni como ponernos, es muy divertido, cada vez que nos miramos…
De repente en el muslo falta algo...¡oh, he perdido la liga! Nooo, se me olvidó ponérmela. Me la había puesto pero me la quité para que no se perdiera entre el forro al ponerme el vestido y no me la volví a poner. ¡Qué rabia!
Hace mucho calor y decidimos pasar dentro del restaurante buscando el alivio del aire acondicionado. El respiro es breve, no está muy fuerte y apenas se nota.
Es la hora de cenar y la gente aunque estaba en la terraza no corría ni una gota de aire y están deseando empezar a cenar. Nos sentamos en la mesa y de repente ¡NO PUEDO COMER!
No son nervios, no sé lo que es, pero no me apetece nada. Con lo rico que está apenas probé cada plato.
Momento tarta. Habíamos encargado una mini tarta de fondant para tener momento tarta.
No he explicado que lo nuestro comenzó siendo una NO BODA. No iba a haber ni ceremonia, ir al juzgado y punto. Al final, por unas cosas y por otras y por el sitio donde decidimos invitar a cenar a la familia consideramos la opción de una MINI BODA y puesto que no fue una boda al uso el menú no incluía el momento tarta. Éramos 14 adultos y 5 niños, dos de ellos bebés, así que el menú no fue un menú de boda. Les dejamos elegir el segundo plato al gusto. Fue cena a la carta y el postre estaba incluido. Una semana antes de la boda me apetecía hacer el corte de la tarta y la encargamos a juego con los zapatos, que era el color alrededor del cual giraba todo: chaleco, corbatas, ramo… Y por esto mismo no hubo baile, todas las parejas llevaban niños pequeños y no podían dejarlos con nadie puesto que los abuelos de los niños estaban allí también. Así que terminamos de cenar y de repartir los detallitos y bajamos a la terraza a tomar algo. Acabamos muy tarde de cenar con lo que estuvimos poco rato, pero no nos importó.
Ya en casa como marido y mujer empezamos a contarnos todos nuestros "secretos" (gemelos, pendientes) y todas las peripecias para conseguirlas sin que se enterara el otro.
Qué casualidad que los pocos granos de arroz que se me han quedado en el pelo son de color azul. Han sido mi "algo" azul a falta de liga...
Nos dieron las seis de la mañana, nos duchamos, estábamos deseando quitarnos ese calor y una vez duchaditos dormimos como marido y mujer.
Al día siguiente llovieron los mensajes de felicitación al WhatsApp, las llamadas. Ahí salieron mis nervios, rompí a llorar en cada mensaje, cada llamada. Estaba emocionadísima y sensible pero... ¡MUY FELIZ!
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