La boda de Jerónimo y Alicia en Ocaña, Toledo
Elegantes Primavera Blanco 7 profesionales
J&A
13 May, 2016El día de nuestra boda
Como todas sabemos, preparar una boda da más de un quebradero de cabeza. El mes anterior a la boda, parece que ésta no llega, y cuando solo queda un día, parece que ha llegado demasiado pronto.
El día de nuestra boda, el cielo se levantó amenazante de lluvia, y no solo eso, alguien se había propuesto que nuestra boda fuese un verdadero reto al incendiar un cementerio de neumáticos. Al casarnos en Ocaña, muchos de nuestros amigos venían desde Madrid para acompañarnos en este precioso día, entre ellos estaba el sacerdote que nos casaba. Ya vestida de novia y a cinco minutos de salir en el coche nupcial, mi futuro marido llamó por teléfono explicando que el sacerdote y la mitad de los invitados estaban en un atasco tremendo. En ese momento fue cuando nos empezamos a poner nerviosos. Finalmente, la ceremonia empezó una hora después de lo previsto, pero no por ello duró menos ni fue menos digna. Yo, la novia, solo quería llegar y ver a mi futuro marido que me estaba esperando en el altar.
Seguir leyendo »Cuando entré a la iglesia que me ha visto crecer, me invadió una sensación enorme de felicidad, ¡la iglesia estaba llena! Toda la gente que quería estaba ahí, esperándome. Cogida al brazo de mi padre, comencé a caminar hacia el altar. No podía parar de sonreír, todos me miraban felices y yo les devolvía una sonrisa de agradecimiento. Fue un momento único y especial. Y, al final del pasillo, ahí estaba él, el hombre de mi vida, el hombre con el que había decidido pasar el resto de mis días. La ceremonia fue preciosa. Muy solemne y alegre a la vez. El coro (amigos y familia) fue una maravilla. El sacramento del matrimonio cobró todo su sentido cuando nos dimos cada uno su consentimiento. Se me ponen los pelos de punta de solo recordarlo. La ceremonia fue todo lo que queríamos y más.
Al salir, todos nos estaban esperando para tirarnos arroz de colores que mi madre, días antes, se había preocupado de preparar con esmero.
Cierto es que refrescaba un poco y que, al retrasarse una hora la ceremonia, habíamos perdido una hora de sol, pero no llovió ni una gota.
Después de hacernos las fotos de rigor en la Plaza Mayor, fuimos directamente al lugar del banquete, el más bonito de la zona, la Finca La Montaña. Allí nos esperaba Susana, supervisándolo todo para que, a pesar del retraso, la celebración siguiera su curso. Nos hicimos las fotos de novios en la misma finca y quedaron estupendas. Al llegar al lugar del cóctel, nos sorprendió la belleza de la decoración. Todos estaban disfrutando y nosotros estábamos cada vez más felices. Durante la cena hubo sorpresas y fue todo luz y alegría. Sobra decir que el servicio y la comida fueron impecables y mucha gente nos felicitó por ello. Y, en todo momento, nuestro fotógrafo y nuestro cámara pendientes de no perder ningún detalle, de estar detrás de nosotros para que tuviésemos nuestros mejores recuerdos de boda. A ellos les debemos que ahora podamos rememorar, cada vez que queremos, aquel día.
¿Qué más decir? Solo agradecer a todos los que participaron en este día el poder hacerlo posible y que, si es voluntad de Dios que dos personas se unan para toda la vida, sucederá contra viento y marea.
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